Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman Núm. 1-7

Edición original: Superman núm. 29-30 y Action Comics núm. 1029-1035, Superman: Son of Kal-El núm. 1-3 USA Action Comics Annual 2021 núm. 1, Midnighter Annual 2021 núm. 1 USA (DC Comics, 2021-2022)
Edición nacional/España: Superman Núm. 1-8 (ECC Cómics, 2021)
Guion: Phillip Kennedy Johnson, Sean Lewis, Tom Taylor, Becky Cloonan, Michael Conrad, Sean Lewis.
Dibujo: Michael Avon Oeming, Phil Hester, Sami Basri, Daniel Sampere, John Timms, Christian Duce, Scott Godlewski.
Entintado: Daniel Sampere, John Timms, Michael Avon Oeming, Phil Hester, Sami Basri.
Color: Adriano Lucas, Gabe Eltaeb, Ulises Arreola, Taki Soma.
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato: Grapa, 56-64-96 págs. A color. 4,50 – 4,95 – 7,95 €

El legado como eje conductor

Han pasado ya siete meses desde que se produjera la salida de Brian Michael Bendis de la serie de Superman. Siete meses en los que ha tomado el relevo, tanto en Action Comics, como en Superman, el guionista Philip Kennedy Johnson, que asume el reto de encauzar al personaje tras la polarizante etapa de Bendis al frente de la serie. Bendis llegó con ansias de revolucionar todo con la inclusión de nuevos villanos, haciendo uso de la retrocontinuidad para posicionar nuevos datos del pasado de Krypton, mientras se marcaba un potente arco para hacer crecer a Jon de niño a adolescente y lo que más polémica generó entre los aficionados, cuando se deshizo de la identidad secreta de Superman.

Algunas de sus propuestas han quedado en el olvido, otras deben ser desarrolladas, como la de su identidad secreta, mientras que es el trabajo que hizo con Jon el que más rédito y sentido se le esta dando dentro del Universo DC. No en vano, ECC, ha incluido en la serie mensual de grapa, la serie regular escrita por Tom Taylor, dedicada a Jon, bajo el título de Supeman, hijo de Kal-El.

Con siete meses de rodaje (ya haya dos números más publicados cuando salga esta reseña publicada), ya es posible hacer una acercamiento a lo que está dando de si el trabajo de Johnson en la franquicia, recogido en una serie en la que se citan las tres ya mencionadas, más dos historias de complemento, una en la que aparecen distintos personajes de Metrópolis haciendo frente a una amenaza común y otra en la que Midnighter y Apolo hacen frente a un tirano tecnológico con ínfulas de dominación mundial. Un pack mensual de cinco historias que toca analizar.

Empezando por las dos series principales, Action y Superman, el guionista construye dos tramas separadas, pero relacionadas, en las que explora puntos comunes de la nueva situación de Superman y su familia. El eje central es la relación de Jon y con su padre, cuando el primero, habiendo estado en el futuro con la Legión, está preocupado por los acontecimientos que van a desencadenar la desaparición de su padre a principios del siglo XXI. Una trama que busca profundizar en el concepto del legado, depositando sobre la figura de Jon el peso de tener que ser Superman en el caso de que su padre no pueda ejercer. Para ello Johnson elabora una historia en al que ambos se enfrentan a una fisura dimensional por la que acceden unos seres ultrapoderosos, que ponen en jaque la supremacía del mayor de los héroes de la Tierra.

Se trata de una construcción ideada para tener un escenario propicio con el que poder desarrollar el tema que de verdad consume los recursos del guionista, esa citada relación entre un padre y un hijo, que ve como podrían hacerse realidad los acontecimientos que conoce y que le pondrían al frente de una responsabilidad que no tiene claro poder asumir. Es en Superman donde Johnson hace más hincapié en este punto, aunque luego, por efecto capilar, se adhiera a las otras series englobadas en esta serie.

El problema que tiene la serie de Superman es el dibujo. Arrancamos con Phil Hester, un viejo conocido de los aficionados al Arquero Esmeralda, pues fue quien dibujo una de las etapas más recordadas del personaje con guion de Kevin Smith. Su trabajo es fiel a su estilo anguloso, pero su composición de página se siente algo rígida en su conjunto. Sin embargo, lo perdemos pronto de vista porque en sucesivos números se cuenta con los lápices de Scott Godlewski, encargado de llevar a Clark y Jon a un lejano planeta en el que no todo lo que se ve y se cuenta es lo que parece a primera vista. Su trabajo resulta algo desconcertante. Su estilo, muy sencillo y limpio, contrasta con los pocos detalles que aporta a las viñetas y su escaso talento a la hora de aportar expresividad a las caras. Si Hester resulta algo estático, Godlewski resulta frio.

Con todas piezas funcionando, llega el momento de introducir la propia serie regular dedicada a la figura de Jon, en la que Tom Taylor asume el compromiso de desarrollar a Jon Kent. Un desarrollo que pasa por crearle un entorno cercano, su propio espacio, con la vuelta a las clases y nuevos amigos, a fin de asentar al personaje dentro de lo que podría denominarse, una normalidad.

Taylor se muestra especialmente relajado a la hora de ir moviendo la historia. Se nota que no hay prisa y deja que su trabajo se integre con el de Johnson de una forma magistral. Se entrelazan de tal forma que las tres series forman un todo, aunque sin perder nunca su independencia. Hay mucho trabajo que hacer con Jon, pues Bendis apenas fue capaz de arañar su potencial, y es todo un lienzo en blanco a explotar y desarrollar. Algo que Taylor sabe hacer, como ha demostrado en otros trabajos previos.

Para dibujar la serie de Taylor se cuenta con los lápices de John Timms, que de alguna forma pude ser percibido como un Godlewski evolucionado, con más detalle, más trabajo en los fondos, mejor acabado y un mejor control corporal de la figura y la cara humanas. Y aún con todo esto a favor, tampoco estamos frente a un dibujo que realmente impacte al lector. Todo correcto y funcional pero alejado de alma visual.

En Action la historia es la que se mueve en terreno más heroico, con una amenaza que llega de Mundo Guerra, de Mongul, en forma de refugiados y una trama que esta diseñada para mover todo hacía ese futuro que conoce Jon y que tanto lo inquieta. Y, si embargo, continúa habiendo espacio para la gestión emocional de la historia y los personajes implicados. Una historia que involucra, además, la aparición de la Liga, por el conflicto que genera la llegada de cierto elemento a la Tierra, y que enfrenta a Atlantis con los Estados Unidos. Johnson elabora esta trama de forma que sirve para añadir tensión al conjunto y empujar a los acontecimientos para que sucedan tal y como deben. Un ardid que no es nada nuevo bajo el sol, pero que resultar algo irregular en su desarrollo.

Aquí, a los lápices, tenemos a Daniel Sampere, que es el encargado de poner la nota de estilo, elegancia y diseño que no se ha podido ver en las anteriores series. Su trabajo es brillante, pasional, vivo, fogoso incluso, con un excelente control de la anatomía, luciendo un diseño global de página donde los rostros son los protagonistas. Su narrativa es intensa y sabe moverse a la perfección en las escenas de acción, intercaladas con las escenas más pausadas en las que Johnson precisa momentos más emocionales. Es el dibujante estrella de las series que tienen a Superman como protagonista.

Hemos visto, por tanto, que en lo que a Superman se refiere, el trabajo de Johnson cumple, con una propuesta muy diferente a lo visto con Bendis, en la que se preocupa más por las relaciones humanas, que por la acción pura. No se siente esa necesidad de intentar dejar huella, y se nota más la intención de aportar valor a las historias.

Pero además de todo lo comentado hay dos historias más dentro de esta serie, como ya se ha comentado anteriormente.

La primera historia de complemento es la de Relatos de Metrópolis, donde aparecen personajes de esa ciudad como Jimmy Olsen o Bibbo, para contar historias de cierto tono ligero, escritas por Sean Lewis. Historias sin excesiva transcendencia, que no impresionan, con poco poso en el lector, que se leen como un aperitivo, pero que rescatan interesantes personajes con los que Lewis juega su antojo. Dibujada por Sami Basri, cuyo trazo limpio y versátil se adapta a la perfección al cambio de tono que tiene la trama a lo largo de su desarrollo. Desde el drama amoroso, al tono oscuro de una historia de detectives, a una comedia física, todo queda al alcance de los lápices de Basri.

Y, por último, pero no por ello menos importante, aparece una historia escrita por Becky Clonnan y Michael W. Conrad, con dibujos de Michael Avon Oeming, en las que se hace foco en la figura de Midnighter y Apolo.

Bajo el título de El Pasajero, los dos protagonistas, aunque se podría decir sin mucho miedo a equivocarse, que el verdadero protagonista es Lucas, alias Midnighter, deben hacer frente a una amenaza esquiva que toma la forma de un magnate de la alta tecnología. El relato que diseñan Clonnan y Conrad resulta interesante en el planteamiento, pero su desarrollo resulta torpe y confuso. La trama se estira mucho más de lo que es capaz de soportar, incluso con la aparición de otros personajes del Universo DC, que sirven como alivio tensional.

Superman

La historia persigue explorar el potencial de estos dos personajes, pero apenas logra acercarse el buen trabajo de Orlando, Aco y Fernando Blanco. Y es que tampoco ayuda el trabajo que realiza Oeming, cuyo trazo parece desganado. Sus aportaciones narrativas basculan entre lo excelente y lo directamente mediocre, sin termino medio, con páginas sobresalientes y páginas directamente caóticas desde un punto de vista narrativo. Con todo ello, el resultado final es errático y poco acertado, lo que hace de esta historia de complemento, de la que se incluye también el anual, algo olvidable.

Sirva como resumen que la serie de Superman, editada como lo esta haciendo ECC, es una serie atractiva en su conjunto, con ciertos peajes a pagar, no solo en lo argumental, sino también en lo económico, pues la inclusión de las historias breves, anuales, y de tres series, se traduce en un incremento de precio algunos meses. Sin embargo, también estamos frente a una etapa que muestra enorme potencial, cuidada, donde hay cariño por lo que se esta haciendo, con Johnson y Taylor ejerciendo de maestros de ceremonias de unas colecciones que buscan aportar con un trabajo sosegado y pensado. No estamos frente a una revolución total y es pronto para valorar si esta etapa lograra asentar ciertos conceptos que aquí ya se intuyen, pero lo que si se puede decir es que es algo distinto respecto a lo que se ha podido leer con anterioridad y que hay potencial para lograr llamar la atención de los aficionados al personaje.

Lo mejor

• El profundo cariño que se nota por parte de los guionistas por los personajes.
• El dibujo de Daniel Sampere.
• El potencial que destila.

Lo peor

• Dibujantes con más carisma para la serie de Superman y Jon.



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