Javier Vázquez Delgado recomienda: Liga de la Justicia Núm. 5-8
Edición original: Justice League núm. 63-68, Truth and Justice núm. 1-2 USA (DC Comics, 2022)
Edición nacional/España: Liga de la Justicia (ECC Cómics, 2022)
Guion: Brian Michael Bendis, Geoffrey Thorne, Ram V.
Dibujo: Steve Pugh, Sumit Kumar, Phil Hester, Chriscross.
Entintado: Eric Gapstur, Jordi Tarragona.
Color: HI-Fi, Nick Filardi, Wil Quintana
Traducción: Francisco San Rafael Simó. .
Formato: Grapa, 64 págs. A color. 4,95€
La Liga del despropósito
Nos ponemos casi al día con la serie de la Liga de la Justicia, en su nueva andadura con Bendis al mando, para confirmar lo que ya no es una sensación, ni un picor detrás de la oreja, sino toda una realidad, palpable y dolorosa, de la deriva crepuscular en la que el guionista de la Legión de Superhéroes ha entrado de lleno.
Pero no adelantemos acontecimientos.
Estamos ante el segundo arco argumental en la serie, que además mira de tú a tú a la miniserie de Jaque Mate, de la que hablamos la semana pasada. Un segundo arco que no acaba como tal, pero que si tiene un primer acto bien definido y que nos sirve de excusa para dar salida a esta reseña.
En este arco, Bendis, se centra en la llegada de un ente alienígena, escapado de la autoridad de los Planetas Unidos, con intenciones muy hostiles contra la Tierra. Su nivel de poder rivaliza de forma clara con el de Superman, por lo que pone en jaque a la Liga, que debe recurrir a miembros en reserva y a la propia guardia de honor de los Planetas Unidos para lograr retener al brutal enemigo.
Esa es la trama de la serie central. Pero en realidad también continua el trabajo de RAM V en la Liga de la Justicia Oscura, con los siguientes pasos de Merlín en su plan por liberar a cierto villano conocido de la LJO, al tiempo que se encartan un par de historias de complemento, publicadas digitalmente en USA, una dedicada a Vixen y otra a Superman de las que daremos buena cuenta más abajo.
Empecemos por el trabajo de Bendis que es el que pone nombre a la serie.
La historia no podría resultar más facilona y anodina. Es repetir el esquema planteado en el primer arco, permutando a Zumbado por Utopía (el ente alienígena comentado) y desarrollar un conflicto sin interés alguno en el que, sin razones de peso, sea la excusa para poner a todos a pelearse. Al menos en el primer arco, Bendis, tuvo la delicadeza de molestarse en crear una trama que le sirviera de base para dar espacio extra a Naomi. En esta nueva historia, ni siquiera se molesta en ello y espera que el lector haya estado atento a lo que se pudo ver del personaje en la serie de Superman. Es demasiado pronto para usarlo de una manera tan artera y triste. Es de guionista de primer curso, ni siquiera en prácticas (que se hacen cuando uno ya tiene una formación sólida), es algo inaudito que escriba algo tan simplón en una serie que debería ser el punto focal de toda la épica del Universo DC. ¿Llamas a reservistas como Firestorm, Booster Gold, Capitán Atom (al menos alguien se acuerda de él), Plastic Man y no haces un uso significativo de ellos? ¿Entonces qué sentido tiene que aparezcan en la historia? ¿Son meros figurantes? La lista de cuestiones al respecto es infinita.
Crea a Orden Unido, en una dinámica que ya se siente sobrexplotada, pues ya se pudo ver en Superman y la Legión, buscando añadir mitología extra que perdure de alguna forma en el imaginario popular y en el propio Universo DC. Que decir que fracasa de manera estrepitosa en su intento, porque no podría ser más estereotipado. Cualquier lector verá enseguida ecos de ciertos personajes cósmicos de Marvel. Todo es tan plano y forzado, que uno se mueve entre la historia como de pasada, sintiendo que solo hace falta dejar activa una neurona para poder seguir el hilo de esta.
Ni siquiera el uso de ciertos aspectos de la miniserie Jaque Mate despiertan verdadero interés, pues en la serie de la Liga Bendis intenta desarrollar más a ese personaje tan sacado de la chistera, Daemon Rose, en un nuevo intento (y van ya…) de aportar más material de cosecha propia a DC.
Crear nuevos conceptos siempre está bien. Gracias a ello hoy tenemos entre nosotros el multiverso, la Fuerza de la Velocidad o el espectro emocional. Son tres ejemplos de algo desarrollado con un fin, usado con un fin, que logra transcender por estar pensando desde un principio, sin las prisas de un guionista que parece ya sentir que sus días de gloria han pasado de forma clara y lapidaria.
Unido a un torpe y pobre desarrollo, llega un cierre, medio cierre más bien, igualmente soso, un deus ex machina en toda regla, que pone de manifiesto la falta de ideas nuevas de Bendis y como recurre a recursos fáciles con tal de poder dar un siguiente paso.
En resumen, un arco pobre, anodino, con un par de chispazos interesantes, pero todo leído mil veces, visto un millón de veces, sin épica, sin drama, sin alma, para dejar a la serie en un limbo editorial de la que pocas ganas quedan por continuar. Unido a la parte de Bendis tenemos un baile de dibujantes interesante, que le resta más valor al conjunto si cabe. Dibujantes que no tienen nada que ver entre ellos, como es el caso de Phil Hester o Steve Pugh, uno con un trazo y estilo de línea recta y otro mucho más orgánico y detallista. Un choque visual que pone el broche a este despropósito, aunque cada uno hace una labor más que encomiable, sobre todo Pugh.
Y una vez visto lo que da la serie central, que es poco, toca gira la vista a la LJO y las historias de complemento que al menos dan otro tipo de satisfacciones.
Por no dejar de lado a la Liga, la trama que ya vimos construir a RAM V continúa cociéndose a fuego lento. Nos ha dejado el excelente trabajo Xermanico, para ser sustituido por Sumit Kumar, que aguanta con dignidad, pero se deja por el camino el excelente trabajo de ambientación y de experimentación visual de Xermanico.
RAM V no tiene prisa y deja que las cosas vayan a su ritmo. Su historia necesita que pasen las cosas para que luego esas cosas deriven en nuevas acciones que mueven a los personajes a hacer más cosas. Puede parecer una perogrullada, peor en realidad es un básico para evitar caer en lo anodino. RAM V si les dedica tiempo a los personajes, jugando con cada uno en el momento adecuado y, aunque no vemos todavía a la vista el final de esta historia, se puede ya sentir que en su final tendremos épica de sobras. Un trabajo sólido, que explota el potencial del mundo sobrenatural y mágico de DC en su beneficio, aportando todo lo que la serie central no es capaz de incorporar.
Las dos historias de complemento son dos interesantes propuestas. La primera, escrita por Geoffrey Throne, con dibujo de ChrisCross, nos lleva a un enfrentamiento primigenio entre objetos que albergan poder totémico, de la mano de Vixen, Impala, Olímpica y el Dr. Niebla, los tres últimos miembros del grupo mundial conocido como Los Guardianes Globales, o la Cúpula, formado por héroes y heroínas de distintos países. Hielo y Fuego formaron parte de dicha organización antes de dar el salto a la JLI, por ejemplo. Fueron visto en la serie de la LJE de finales de los años ochenta como villanos poseídos, y de alguna forma encarnan un poco el concepto del héroe o la heroína estereotipada a cada país.
Sobre esa base se construye una historia diseñada para el lucimiento de Vixen, donde aprovechar todas sus capacidades a la hora de tener habilidades derivadas de los animales.
No es un trabajo que te cambie la vida, ni destaque por tener una escritura especialmente lúcida, pero se nota el interés por el personaje y su conocimiento, así como de los miembros de los Guardianes Globales, lo que al final permite al lector sentir apego por lo leído y por tanto experimentado.
Y, por último, está la historia de Superman, escrita por Brandon Easton, y dibujada por Jahnoy Lindsay, en la que ambos ponen frente a Superman una historia que va mucho más lejos del típico enfrentamiento con el villano de turno. El guionista juega con la identidad dual de Superman y aporta valor a ambas partes. Hay una trama, la dura y áspera, que se mueve a través de la figura de Clark, mientras que deja la parte más de acción para Superman.
Se trata de una historia que pone sobre la mesa la realidad que hay en los Estados Unidos en lo referente a las detenciones de personas negras de manera injusta, aportando datos a través de un artículo escrito por Clark para el Daily Planet, que le permite limpiar el nombre de un muchacho encarcelado de manera injusta. La historia no teme meterse en el jardín que desea explorar y lo cierra de manera muy acertada, dejando una interesante cuestión en el aire para el lector. Un trabajo meditado, que solo se ve algo lastrado por un dibujo muy rígido y poco experimentado, pero que logra enganchar desde un primer momento al lector.
La colección de la Liga de la Justica, por sí misma, no justifica el seguir a bordo. Las perlas que se esconcen en su interior no sirven para soportar lo que hace Bendis. Es una etapa corta, ahora se puede empezar a comprender las razones de ello, pero aun así, se está haciendo muy cuesta arriba seguir depositando mes a mes, la confianza en un Bendis manifiestamente desmotivado y lejos de sus mejores días.
Lo mejor
• Las historias de complemento.
• La LJO.
Lo peor
• La desgana que se siente en el trabajo de Bendis.
• La falta de valor de una serie que debería ser el estandarte del Universo DC.
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