Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN Indie: Novedades USA #66
Volvemos con más novedades del mercado indie USA. Esta semana, dos series de premisa interesante, pero desafortunadamente solo una de ellas me convenció.
NewThink #1, de Gregg Hurwitz y Mike Deodato Jr.
Edición original: AWA Studios
Guion: Gregg Hurwitz
Dibujo: Mike Deodato Jr.
Color: Lee Loughridge
Rotulación: Andworld Design
Formato: Grapa. 32 páginas. $3,99
La tecnología ha cambiado radicalmente el mundo. El smartpohone, la inteligencia artificial, el Internet… lo que parecían conceptos de ciencia-ficción son parte de nuestro día a día. Desgraciadamente, los cambios que ha generado el progreso tecnológico no son siempre positivos. El Internet permite que extremistas de todo el mundo entablen contacto y se apoyen mutuamente, las fake news han desestabilizado las democracias occidentales al alimentar las divisiones políticas y la precariedad laboral se ha agrandado en parte por la automatización y la presencia de apps como Uber. Esta no es la utopía con la que soñaban los empresarios americanos de Sillicon Valley en los años 90.
NewThink es una antología con la que Gregg Hurwitz quiere reflejar este impacto de la tecnología. Cada número cuenta con un dibujante diferente y un tema diferente. Para empezar, Mike Deodato Jr. y las pantallas de los ordenadores y smartphones, esos cacharros que nos tienen a todos enganchados y de los que dependemos para cosas tan esenciales como gestionar una cuenta bancaria.
Tenía interés en ver qué podía contarnos Hurwitz. Sobre las inesperadas y negativas consecuencias de los ordenadores, especialmente el smartphone, se ha escrito mucho en la prensa y en publicaciones académicas, por no hablar de la cantidad de estudios e investigaciones en ámbitos como la psicología o medicina. Se nos ha advertido tanto de los peligros de un uso excesivo de aparatos con pantallas que por lo general estas advertencias son incapaces de hacernos desviar la mirada de esas peligrosas pantallas. ¿Qué podría contarnos este cómic que no haya leído ya en, pongamos como ejemplo, El País o Psychology Today?
No nos cuenta nada nuevo. Hurwitz solo rasca la superficie del tema que trata. Repite los mismos mensajes de advertencia que tantas veces hemos leído y escuchado en otros medios, y se conforma con ello. Además, al escribir el cómic como una fabula sobre nuestro mundo, el guionista no nos ofrece nada, ni trama o personajes, que puedan hacernos obviar la sonrojante simpleza de sus moraleja. Tan simple es el mensaje de fondo del cómic que podría resumirse en las seis primeras líneas del último artículo sobre el excesivo uso del smartphone de un medio americano como Ars Technica, que ofrecen muy buenos artículos que, a diferencia de este cómic, no cuestan nada. Demonios, no me considero un buen escritor de relatos de ficción (como mucho aspiro a ser un escritor mediocre), pero creo que que en dos o tres días de trabajo podría haber escrito un guion más interesante que el de Hurwitz.
En cambio, Deodato hace su mejor trabajo desde que renunció a los cheques de Marvel. Su estilo de dibujo, en el que predominan los juegos de luces y sombras, los fondos creados con un programa de modelado 3D y personajes de aspecto fotorrealista, es perfecto para un relato sobre las nuevas tecnologías y su impacto deshumanizador en la sociedad. De la unión del dibujante brasileño y el colorista Lee Loughridge, experto en cómics de terror, surge páginas escalofriantes debido a lo bien que retratan una realidad absorta por el mundo digital, donde el alma del ser humano ha sucumbido a los placeres instantáneos que proporciona la pantalla del móvil u ordenador. Pocas veces me ha generado tanto pavor un dibujo de oficinistas con trajes y peinado idénticos trabajando en una oficina de pasillos infinitos. Lástima que tan buen dibujo se vea malgastado por un guion tan deficiente.
Mi primera reacción al terminar de leer este primer número fue preguntarme por qué los editores de AWA aprobaron el guion de Hurwitz. No es mi intención ofender al guionista, quien normalmente suele escribir historias que me entretienen (véase la reciente Knighted), pero este número merecía ser cancelado y reemplazado por una historia nueva. Si los siguientes números siguen la misma tónica, estaremos hablando de la peor serie de AWA Studios hasta la fecha.
Seven Sons #1, de Robert Windom, Kelvin Mao y Jae Lee
Edición original: Image Comics
Guion: Robert Windom y Kelvin Mao
Dibujo: Jae Lee
Color: June Chung
Color: Lee Loughridge
Rotulación: Simon Bowland
Formato: Grapa. 32 páginas. $3,99
Los guionistas Robert Windom y Kelvin Mao se preguntan cómo reaccionaría América si Dios enviase a siete de sus hijos para continuar el trabajo de Jesucristo. Un número de introducción como este no se adentra mucho en esta cuestión y si soy sincero, no estoy del todo convencido de que los escritores estén capacitados para explorar un tema tan complejo como la fe. Pero de lo que sí han sido capaces es de escribir un entretenido cómic de acción y misterio con el que dejar que Jae Lee se desate y justifique la evolución de su dibujo.
Con el paso de los años Lee ha acentuado los rasgos que definen su dibujo, es decir, personajes esbeltos y majestuosos adornados por elegantes sombras y fondos generalmente parcos en detalles, pues estos personajes son siempre el epicentro del universo que habitan. En los cómics de Lee todo es épico y dramático: las ciudades son urbes frías y tienen imposibles, no existe paraje natural que no sea espectacular y los héroes siempre cargan sobre sus nobles hombros duras responsabilidades, mientras que los villanos irrumpen en escena como si estuvieran actuando en una opera de Wagner. Al mismo tiempo, el dibujante, insatisfecho con la dirección que estaba tomando su dibujo, ha desechado el fotorrealismo por el que era conocido, prefiriendo apoyarse en las tintas digitales y colores de June Chung para darle a su dibujo un aspecto aun más estilizado, fantástico y oscuro que antes.
Seven Sons es el culmen de este estilo de dibujo. En plena forma, Lee y June Chung convierten a América en una tierra misteriosa e irreconocible, un lugar cuya cultura y comprensión de la realidad han sido alteradas en extremo por el renacer de la fe cristiana. Mediante sus famosos juegos de sombras y su pasión por fondos con arquitectura imposible y naturaleza exagerada, el dibujante consigue fácilmente hacernos sentir parte de un mundo en el que la lucha entre el bien y el mal ha pasado de ser una metáfora al pan de cada día. Como era de esperar, sus personajes no podrían ser más divinos o exhibir mayor devoción religiosa, ya sea reflexionando pecados o participando en el éxtasis de las plegarias a Dios. Y qué gran trabajo el de Chung, quien le da un increíble tono crepuscular y gótico al dibujo que hace que uno casi sienta congoja al leer las páginas.
Es posible que los siguientes guiones de Windom y Mao sean más inteligentes que el de este número de introducción. Si no lo son, el resultado podría ser un cómic entretenido a pesar de sus carencias. En cualquier caso, la serie será lectura obligatoria para fans de Jae Lee, que por fin vuelve a tener ganas de dibujar las páginas interiores de un cómic.
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