Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Thor: Love and Thunder, de Taika Waititi
Dirección: Taika Waititi.
Guion: Taika Waititi y Jennifer Kaytin Robinson.
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: Barry Idoine.
Reparto: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Tessa Thompson, Chris Pratt, Jaimie Alexander, Karen Gillan, Dave Bautista, Pom Klementieff, Russell Crowe, Sean Gunn, Akosia Sabet, Simon Russell Beale, Sam Neill, Matt Damon, Luke Hemsworth, Melissa McCarthy, Ben Falcone, Clariza Vicente, Chayla Korewha, Sean Rohani, Mark Casimir Dyniewicz, Jason Jago, Aiden Mckenzie.
Duración: 125 minutos.
Productora: Marvel Studios, Walt Disney Pictures, Fox Studios Australia.
Nacionalidad: Estados Unidos.
«¿Detecto sentimientos?»
Thor ha sido tradicionalmente un elemento algo incómodo dentro del universo compartido de Marvel Studios. Esa es la impresión que se desprende si analizamos las primeras fases del organigrama de la compañía. Fue el universo del Dios del Trueno y su propia idiosincrasia las que tuvieron que amoldarse al tono general, perdiendo protagonismo frente a la más sugestiva y conflictiva dualidad que representaban el IronMan de Robert Downey Jr y el Capitán América de Chris Evans. Su notable ausencia en esa importante cita que fue Capitán América: Civil War es un claro indicativo de esto que comentamos. Además, las dos primeras películas en solitario de Thor se saldaron con un balance irregular. No funcionaron mal en la taquilla, pero nunca han sido las producciones más queridas por la crítica especializada y la mayoría de aficionados. De hecho, Thor: El Mundo Oscuro ni siquiera dejó contentos a sus principales responsables; su director Alan Taylor abandonó Marvel Studios después de asegurar que su trabajo había sido mutilado en posproducción y su principal estrella Chris Hemsworth ha comentado en alguna ocasión que no quedó muy contento con el camino que había tomado el personaje en dicha aventura.
El estreno de Thor: Love and Thunder nos lleva inevitablemente a echar la vista atrás y ver el giro drástico que el asgardiano ha tenido en manos de Taika Waititi. El director de la emotiva JoJo Rabbit ha hecho suyo al Dios del Trueno y le ha traspasado su propia impronta, de una manera similar a cómo James Gunn se ha apoderado de los Guardianes de la Galaxia. Pero todo esto ha sido también posible por el cambio de status de Hemsworth que ha ido ganando peso con el tiempo en el universo compartido de Marvel Studios. Especialmente, después de Vengadores: Endgame, personaje y actor se han quedado como máximos representantes de la “vieja guardia”, ya con muchos de sus antiguos compañeros de aventuras jubilados y/o «desterrados» a las producciones televisivas de Disney Plus.
El punto de inflexión para todo esto fue una Thor: Ragnarok, una película que ha sido amada y odiada a partes iguales por los aficionados. Su uso reiterado del humor, el gusto por las escenas anticlimáticas, su apego a la estética ochentera y la deconstrucción de Thor y su universo, son un contraste más que evidente con las anteriores aventuras en solitario de este vikingo espacial. Para bien o para mala, Waititi y Hemsworth han reinterpretado las aventuras clásicas de Dios del Trueno y eso ha tenido su eco en la duología vengadora de los hermanos Russo formada por Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame y en la que Thor tuvo un papel muy destacado en el desarrollo de los acontecimientos. Los resultados en taquilla de estas producciones avalan la apuesta, incluida una Thor: Ragnarok que con un presupuesto apenas superior al de sus dos anteriores entregas acabó recaudando 200 millones de dólares más que la citada Thor: El Mundo Oscuro.
El anuncio de la nueva secuela de la franquicia de nuevo en manos de Waititi cubrió de sudores fríos a muchos aficionados y fue aplaudida con entusiasmo por otros tantos. En lo que estuvieron de acuerdo en muchos casos uno y otro bando es en que había algunas novedades interesantes en el proyecto. La primera, la recuperación de Natalie Portman en su rol de Jane Foster. personaje al que se le había perdido la pista después de Thor: El Mundo Oscuro y a la que vimos momentáneamente a modo de cameo temporal en Vengadores: Endgame. Pronto supimos que la actriz encarnaría en Thor: Love and Thunder a la mismísima Diosa del Trueno, dando todo ello lugar a un sinfín de teorías y especulaciones sobre el futuro de la franquicia y del original Thor. La historia adaptaría libremente los cómics de la etapa de Jason Aaron en los que Jane Foster se convertía en la sucesora de un Thor caído en desgracia y condenado a redescubrirse a sí mismo.
El regreso de Natalie Portman se sumaba a nuevas y prometedoras incorporaciones como las de Russell Crowe que encarnaría al Zeus del Universo Marvel y un Christian Bale que interpretaría el villano de la función, Gorr el Carnicero de Dioses. También han recuperado su papel para esta secuela Tessa Thompson y Jaime Alexander, como Valquiria y Lady Sif respectivamente, y un Korg al que vuelve a dar vida el propio Waititi y que funciona como alivio cómico dentro de una producción que para sorpresa de nadie tiene el humor como una de sus principales armas. Además, dando continuidad al final de Vengadores: Endgame, a la fiesta se suma el grueso de los Guardianes de la Galaxia con Chris Pratt a la cabeza. Pero pese a estas novedades, los posteriores primeros avances de la producción ya dejaban claro que Waititi no había renunciado a su estilo y que Thor: Love and Thunder está destinada -una vez más- a dividir a los aficionados.
Esto último podemos confirmarlo después de haber visto la película y es el primer aviso a navegantes que podemos hacer sobre la presente producción. Si Thor: Ragnarok y la deriva del personaje en sus últimas producciones no te han convencido, posiblemente tampoco lo haga Thor: Love and Thunder ya que sigue el mismo camino que sus precedesoras. Esta secuela -como apuntan algunas críticas- es más comedida en muchos de sus aspectos, pero el espíritu es el mismo y Waititi y Hemsworth no dan un paso atrás a la hora de alcanzar sus objetivos. La película reitera la espectacularidad kitsch de Thor: Ragnarok, su humor de acoso y derribo y su tono despreocupado a través del cuál se van retratando -a veces con muy buena puntería- las miserías y dramas de su principal protagonista. Es decir, aunque es cierto que hay más margen para la épica y para los sucesos más dramáticos en Thor: Love and Thunder el marco que lo envuelve sigue siendo el mismo.
La mejor prueba de esto último es el comienzo de la cinta, previa a los créditos de Marvel Studios que en este caso son toda una declaración de intenciones con el tono metalero de su habitual sintonía. Este es el primer contacto que tenemos con el Gorr de Christian Bale confirmando las buenas impresiones y el talento de un actor que siempre sabe apuntar al corazón de los roles que interpreta. No andaban desencaminados los que vaticinaban que el actor sería de lo mejor de esta producción. Un villano oscuro, con cierta complejidad y con una motivación muy clara al que Bale dota de un carisma parco pero tremendamente expresivo. En su caso, su viaje a lo largo de la película está muy bien planteado y combina muy bien con los otros temas que intenta tratar la película.
Pero no es lo único bueno que podremos encontrar en Thor: Love and Thunder. La clave de la misma es la relación que se establece entre los personajes de Portman y Hemsworth que se lo pasan en grande compartiendo y combinando escenas más intimas y otras muchas de pura acción. Lo han resumido muy bien algunos medios al hablar de comedia romántica superheroica (con martillos de por medio), aunque hay algo más que eso y como diría ese genio de Ángel Sanchidrián «esto es lo que le da la calidad a la películas lo que le da la calidad a la película». Jane Foster brilla en esta producción como no lo había hecho en anteriores producciones, en las que incluso su compañera de reparto Kat Dennings le robaba descaradamente escenas con su Darcy Lewis. Y no solo porque su nueva faceta superheroica, sino por todo lo que se nos cuenta de ella en su faceta civil, su situación después de los años pasados y la manera en la que se aborda su relación con Thor. Esto último tirando mucho de retrocontinuidad y reinterpretando -para muy bien- una química con Hemsworth que antes no veíamos.
La película -como ya hemos comentado- adapta libremente el arco argumental en que Jane Foster logra el poder de un dios al conseguir alzar a Mjölnir, al mismo tiempo que un cáncer en estado terminal está acabando con ella. Para acercarse a la historia de los cómics la trama adopta una ingeniosa explicación. Una que seguramente será más del gusto de algunos aficionados que reniegan de la etapa de Jason Aaron en los cómics. Esta argucia mediante la que se recupera a Jane Foster y se la convierte en una auténtica diosa da lugar a una situación que sirve tanto para ahondar en la identidad de Thor, como para mantener nuestra atención con una historia de heroísmo marcada por el amor, el valor y la confrontación de humanidad y mortalidad. Thor: Love and Thunder deja espacio al sentimiento y también utiliza mejor su humor -aunque no siempre- para hablarnos de cosas importantes.
El resto de la propuesta de Waititi es una aventura de corte espacial a lo Flash Gordon llena de acción y una espectacularidad que no se limita a jugar la carta del “más grande todavía” del blockbuster de turno. El responsables de Lo que hacemos en las sombras, tira de recursos visuales muy llamativos en algunos de sus momentos alejando a la propuesta de la simple y llana producción superheroica como ya hizo también Sam Raimi en la superior Doctor Strange en el Multiverso de la Locura. En ese sentido, tenemos contextos recargados y llenos de luz como la morada de Zeus, mundos de sombras y grises por los que se mueve el Gorr de Bale y escenarios auténticamente oníricos como el que encontramos en el desenlace final la producción. Por ellos se mueven ambos Thor, abordo de una nave espacial insólita tirada por dos machos cabríos y compartiendo momentos con al kronano Korg y la valquiria interpretada por Tessa Thompson. Y es este un punto fuerte de Thor: Love and Thunder, pero también de muchas de las producciones de Marvel Studios que llevan años reciclando conceptos e ideas de los cómics tan locos que nunca hubiésemos creído posibles ver en una superproducción de Hollywood.
En lo negativo, la cinta peca de una cierta linealidad y de un planteamiento que se acaba haciendo algo predecible pasando someramente por algunas explicaciones y situaciones que se hubiesen beneficiado de un mayor desarrollo. En ese sentido, el villano interpretado por Bale no acaba de ser explotado de una forma más física. Nos deja más ganas de Gorr y también de más minutos en pantalla para una Natalie Portman que aquí sí puede hablar de tú a tú a su compañero de reparto. No obstante, en este último caso tampoco podemos pedir más ya que la reconstrucción que se hace de su relación con Thor en esta película -y nudo conductor de la misma- hace creíble por primera vez la importancia de este personaje en el universo del asgardiano. También hay que tener en cuenta que para disfrutar de esta producción uno tiene que tener cierta complicidad con la propia personalidad de su director, un Waititi al que gusta de ir a contracorriente de lo que el público y los aficionados esperan, tirando de un humor que no tiene término medio y puede ser tan hilarante y certero en un momento dado, como anodino y sonrojante al siguiente.
En el apartado técnico los efectos especiales y los diseños de producción están al servicio de una concepción abierta, colorida y estridente del universo del Dios del Trueno que nos remite a los cómics clásicos. La banda sonora le sigue el juego a este contexto, Michael Giacchino es un profesional en este aspecto y un habitual del género como ya demostró en las recientes y diametralmente opuestas Spider-Man: No Way Home y The Batman. No obstante, aquí el compositor tiene que hacer frente a las inquietudes de un Waititi que muchas veces tira de «caballo ganador» poniendo a todo trapo varios temazos de Guns N’ Roses. Giacchino encuentra el equilibrio entre sus composiciones de corte más épico con apuntes de heavy metal y el protagonismo debido a los mencionados Guns N’ Roses y una buena ristra de temas clásicos de ABBA y Enya que se combinan con otros más actuales. La banda sonora en conjunto es un añadido que nos permite disfrutar de la experiencia y que solo compite en megalomanía con las producciones de los Guardianes de la Galaxia de James Gunn.
En definitiva, y teniendo en cuenta todos los elementos que se dan lugar en Thor: Love and Thunder, la nueva producción de Marvel Studios no se distancia de productos recientes y funciona en su principal cometido: hacernos pasar un rato entretenido. Hemsworth, Portman y Waititi se encuentran en su salsa y nos transmiten el buen rollo del universo por el que se mueven sus personajes. Es cierto, la producción redunda en excesos que no serán plato del gusto de todos, pero al mismo tiempo esta sea posiblemente el filme más equilibrado y personal de la tetralogía del Dios del Trueno. Llegado a este punto, las señales rojas están ahí y sí pensáis traspasarlas sabéis a lo que os exponéis habida cuenta de lo visto en Thor: Ragnarok. Para la experiencia completa recordad que Thor: Love and Thunder cuenta con dos escenas postcréditos y, para sorpresa de muchos, las dos tienen su relevancia y no son un simple gag como en otras ocasiones. Con ello y con unas buenas dosis de sentimiento y fanservice a partes iguales, Thor: Love and Thunder se convierte -parafraseando a su protagonista- en otra aventura clásica de Thor.
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