Javier Vázquez Delgado recomienda: El espíritu de Lewis, de Bertrand Santini y Lionel Richerand

Edición original: L’esprit de Lewis t.1 (Editions Soleil, 18 Octobre 2017), L’esprit de Lewis t.2 (Editions Soleil, 2 Octobre 2019)
Edición nacional/España: El espíritu de Lewis (Nuevo Nueve, 13 de junio del 2022)
Guion: Bertrand Santini
Dibujo: Lionel Richerand
Color: Hubert
Traducción: Lorenzo F. Diaz
Formato: Cartoné. 160 páginas. 25€

Una historia de amor y dependencia

«¡Tiene que encontrar al responsable de mi muerte y vengarme!»

Los trabajos de corte o aspecto infantil/juvenil suelen tener dentro de sus historias referencias escondidas a las pulsiones humanas que solo la mirada de un adulto puede desentrañar. Normalmente estos tesoros que enriquecen la obra suelen quedarse en la superficie para poder hacer accesible un concepto más bien complejo a una mente aún en proceso de desarrollo. Veamos si este es el caso del trabajo que os traemos hoy; pero antes conozcamos a sus autores.

Bertrand Santini nació en Aix en Provence. Primero trabajó como diseñador gráfico antes de dedicarse a escribir para series de animación. El éxito del primer volumen de Le Journal de Gurty, Vacances en Provence , publicado en 2015, fue confirmado por el lanzamiento de los siguientes volúmenes, Parée pour l’hiver y Marrons à gogo. Después de 25.000 ejemplares vendidos en dos años, Le Journal de Gurty ya se ha consolidado como un clásico de la literatura infantil francesa, leído y apreciado por todas las edades, desde los niños hasta los abuelos. Sus otras novelas de Grasset Jeunesse, The Yark, Jonas, the Mechanical Shark, Hugo de la Nuit, Miss Pook and the Children of the Moon, han ganado numerosos premios, han sido traducidas a una decena de idiomas y adaptadas al teatro. En 2017, escribió el guion de la primer aparte de L’esprit de Lewis , en la prestigiosa colección Métamorphose. Actualmente trabaja en la adaptación cinematográfica de sus obras.

Lionel Richerand nació el 17 de septiembre de 1971 en La Tronche. Después de formarse en la École Supérieure d’Arts Graphiques, y en las Artes Decorativas de París, Richerand se especializó como ilustrador y director de películas de animación. En sus inicios, diseñó imágenes para el sitio web de prensa de Bayard y para la prensa informática. En octubre de 2007, publicó con Akiléos, Petit conte leguminesco, un cómic con guion de Éric Sannier. Muy interesado en el cine de animación, dirigió la película La Peur du loup, codirigió una serie, Les Grabonautes, y participó en el largometraje Renaissance de Christian Volckman. A su hijo le dedicará su primer libro, Los nuevos piratas, mientras que el trabajo En el bosque fue dedicado a su hija. Está muy inspirado por Miyazaki y, entre otras cosas, por La princesa Mononoké, pues dice que es su DVD de cabecera.

El espíritu tóxico de Lewis

La obra nos cuenta la historia de Lewis Pharamond, un joven quien tras la muerte de su madre vuelve a su casa de la infancia; una mansión antigua. Allí conoce a un espíritu que parece estar conectado con la casa pero que no recuerda su pasado o el motivo por el que está en el mundo de los vivos. Su relación se irá convirtiendo en una historia de dependencia hasta que se descubra quién le asesinó.

Estamos ante un trabajo que mezcla la sensación de relato de fantasía, pero que con el pasar de las páginas se va convirtiendo en un thriller psicológico. En su inicio todo parece indicar que se mantendrá en un tono agradable, resaltando la relación entre Lewis y el espíritu. Sin embargo se termina tornando en un relato oscuro, donde se incide en la crítica social, pero sobre todo se hace un angustioso retrato de una relación toxica.

Es curioso que un cómic de este estilo termine por convertirse en un relato con tintes sociales cuando su inicio es más bien pasivo, con una aparente intención de entretener, de hacer pasar el rato. Se ve que en la segunda parte los autores quisieron hacer de la obra una criatura más seria. Debo reconocer que el tratamiento de la relación que se establece entre la fantasma y Lewis, con esa sensación de dependencia mutua, ha sido lo que más me ha gustado de la obra.

No obstante como sucede con todas las obras que terminan por convertirse en un thriller, el final, la resolución del misterio, es en gran medida lo que determina la calidad y la relevancia de la misma. En ese sentido este trabajo adolece del efectismo que se suele interpretar como novedoso y que sin embargo deforma todo lo anterior. Una pena, pues la propuesta era muy atractiva, pero el cierre, las últimas 10 páginas y las decisiones que se toman en ellas, en opinión de éste vuestro humilde redactor, dejan bastante que desear.

Pero hay que entrar en lo que posiblemente sea lo mejor de este integral, y es el apartado visual. Aquí asistimos a un despliegue de saber hacer en dos frentes. Por un lado tenemos al dibujante Lionel Richerand, quien me recordaba por momentos al Lewis Trondheim de La Mazmorra, con un trazo suelto pero firme sabe captar las emociones en los rostros de los personajes de forma muy precisa. Las composiciones de los cuerpos se deforman en ocasiones, y juegan a introducirte primero en un mundo de fantasía con tintes oníricos, para después meterse a un acabado más clásico en el momento en el que el relato se vuelve más oscuro.

Por otro lado, tenemos al colorista de esta obra Hubert, persona que tiene bastante peso en el trabajo dado que es una de las cosas que más llaman la atención al echar un primer vistazo. Pero no solamente es una fachada bonita, pues gracias al color nos trasladamos a los distintos tonos que va tomando la historia. En alguna ocasión juega con el lector para que piense que estamos de bromas o que piense que es serio y temrinar de descubrirnos que es lo contrario, y uno ya no sabe qué esperar; algo muy necesario cuando la historia se torna en el género de Thriller.

En conclusión, estamos ante una obra que experimenta con la mutación dentro de sí misma de forma muy satisfactoria, jugando con el lector y haciéndole partícipe, pero que adolece de un final que fuerza la tragedia efectista. Sin embargo, los pros pueden con mucho a los contras.

Lo mejor

• La perfecta construcción de la relación entre Lewis y el fantasma
• El dibujo, tanto el trazo como el color engrandecen la obra.

Lo peor

• El final, que viene unido a esa necesidad de sorprender.



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