Javier Vázquez Delgado recomienda: Wika, de Thomas Day y Olivier Ledroit
Edición original: Wika et la fureur d’Obéron (Editions Glénat, 2014), Wika et les Fées noires (Editions Glénat, 2016), Wika et la gloire de Pan (Editions Glénat, 2019)
Edición nacional/España: Wika (Yermo ediciones, 21 de abril del 2022)
Guion: Thomas Day
Dibujo: Olivier Ledroit
Traducción: Gema Moraleda
Formato: Cartoné. 224 páginas. 42€
Los cuentos de hadas se renuevan
«Ese bebé, esa Wika, tendría que haber sido nuestra. La bendita hija de Oberón y Titania.»
Los cuentos de hadas; esos viejos desconocidos cuyos rostros se nos tornan más bien difuminados, y que con las nuevas miradas que crecen este siglo preferimos que así sigan, por miedo a que el hada y lo que la rodea no sea tan refulgente como pensamos. Sin embargo, hay quienes siguen atreviéndose a mirarlas de frente, hay quienes logran, con una mirada de este siglo, armarse de valor y acceder a ese mundo, ofreciéndonos una historia que no deforme su esencia. Los cuentos de hadas están desapareciendo, somos demasiado adultos como sociedad, demasiado racionales, demasiado inteligentes y meticulosos. Somos demasiado; o eso dice Twitter. Yo antes que con el pájaro azul que todo lo sabe y todo lo desconoce, prefiero quedarme con lo que en su momento diría J.R.R. Tolkien: Creo que lo que llaman cuentos de hadas es una de las formas más grandes que ha dado la literatura, asociada erróneamente con la niñez.
Thomas Day, cuyo nombre real es Gilles Dumay, nació el 3 de diciembre de 1971 en París. Comenzó publicando noticias en varios fanzines, para posteriormente dirigir los tres números de la antología Destination Crépuscule publicada entre 1993 y 1995 . Tras eso, fue publicado en la revista Bifrost y fue muy conocido en 1998 por su texto que apareció en la antología Escales sur l’Horizon editada por Serge Lehman. Hoy es uno de los principales colaboradores de la revista Bifrost, por la que firma, entre otras cosas, las reseñas de la revista. También es, bajo el seudónimo de Cid Vicious, uno de los fundadores y miembro del jurado de los Razzies, un premio literario inspirado en los Premios Razzie, publicados anualmente en la misma revista. Hoy tiene más de cincuenta cuentos, diez novelas y 5 álbumes de cómics en su haber.
Olivier Ledroit nació el 3 de junio de 1969 en Meaux, Francia. Después de dos años de estudios en la Escuela Duperré de Artes Aplicadas de París se dedicó a la profesión de ilustrador. Por lo tanto, produjo varios dibujos para revistas de juegos. Su encuentro con el guionista Froideval jugó un papel decisivo en su carrera. Los dos hombres unieron fuerzas y se lanzaron a los cómics con Chroniques de la Lune noire. En junio de 1997 adaptó el cuento Mortal Enemies de Philip K. Dick. El universo de este autor también lo inspira para el diseño de la Puerta Escarlata en Soleil. Con las ediciones Vents d’Ouest, firma los dos volúmenes del thriller fantástico Xoco, con Thomas Mosdi. Revela el lado oscuro de su talento al dibujar la serie de fantasía oscura Requiem, vampire knight, con un guion de Pat Mills, con el que es nominado al premio Eagle 2011.
Wika y el imaginario colectivo
La obra nos cuenta la historia de Wika, la hija de la hada Titania y el duque Claymore Grimm. Sus padres son asesinados por el príncipe Oberón, hermano de Titania, debido a no soportar que su amor, su hermana Titania, no le correspondiera. Wika se hará mayor y tendrá que librar al mundo de Pan de la tiranía de Oberón, quien reina desde Avalón, junto a sus hijos, con mano de hierro.
Este trabajo, perfectamente ejecutado, nos introduce en un mundo de hadas clásico, con conflictos, personajes y objetivos que nos retrotraen a los arquetipos naturales del género de la fantasía épica. Sin embargo, no es tan fácil llevar a cabo una obra de estas características, con los amoríos tradicionales, y un sentido tan antiguo del deber y la servidumbre al rey, o reina en este caso, en una época en la que el público se ha desligado claramente de las grandes palabras y los grandes actos, de la épica y su idiosincrasia.
En sus páginas asistimos a una vorágine de elementos que confluyen, como una madeja de ideas que al nombrarlas parecerían un collage digno del Dr. Frankenstein, pero que sorprendentemente se alinean a la perfección para funcionar en un engranaje tan clásico y manido como difícil de llevarlo a cabo acertadamente. Nos encontramos con Titania y Oberón, la reina y el rey de las hadas de la obra de teatro Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, pero que antes que eso fueron parte de la mitología celta y las leyendas medievales. También hacen aparición Wotan, más conocido como Odín, quien es parte de las hadas, y curiosamente funciona a la perfección; pero no es el único, pues las tres Morias, los siete pecados capitales, el árbol Yggdrasil o elementos steampunk se dan la mano para hacer de esta obra un experimento que pudo explotar, y que, sin embargo, se mantiene estable.
Algo que hace que esta obra funcione es su concepción generalista. Hay obras que no funcionan bien bajo la capa del público general, pues muchas veces se pervierte la esencia de un género para hacerla accesible a todos los públicos, y así se consolidan tamañas barbaridades mal llamadas artísticas. Sin embargo, en la épica fantástica, en el género del simbolismo y del arquetipo, en el del enfrentamiento maniqueísta por antonomasia, esa universalidad debe estar presente. Ledroit dijo que solo lo haría si su hija Lola nacida en 2001 podía leerlo. Y en efecto, pudo hacerlo, y gracias a su padre seguro que lo disfrutó enormemente.
Y es que ahora entramos en el apartado gráfico, en el que Olivier Ledroit se luce de manera pavorosa. Las páginas que se despliegan ante nuestros ojos, que en un principio parecen ser parte de una madeja sin sentido ni coherencia, se deshilachan con el paso de la historia. Los enormes escenarios, gracias a la temática visual steampunk y a los colores saturados que parecen enceguecernos con su primera aparición, nos muestran un mundo muy detallado y coherente con la historia.
Pero no solo todo es grandioso y espectacular en sus páginas, pues también hay sitio para la narrativa y para los juegos visuales. En varias ocasiones el lienzo se le queda pequeño a nuestro artista, quien requiere de hacer varias páginas splahspage dobles, tanto de lectura normal como de lectura vertical, y no estando contento con ello, nos encontramos con un desplegable doble que nos muestra varias ilustraciones que ocupan tres páginas, incluso una que ocupa cuatro. Un verdadero portento visual que salta a nuestros ojos a cada rato.
La construcción, tanto de los personajes como de sus vestimentas está muy detallada y en sintonía con sus personalidades. Una inmensa cantidad de seres y razas, como ents, enanos enormes, faunos, licántropos, lobos, hadas, gnomos, así como criaturas mecánicas de toda índole, se dan cita en este gigantesco show. Pese a todo ello, he de reconocer que la cantidad ingente de elementos ornamentales, o incluso el detalle tan exhaustivo, pese a no ser un impedimento de la lectura excepto en muy contadas ocasiones, sí puede hacer que el lector sienta una recarga de la página y que se vea por momentos abrumado. Sin embargo, los pros superan por mucho al pequeño contra del que en mi caso no solo no lo he sufrido, sino que lo he disfrutado.
Por último toca destacar la excepcional edición en la que Yermo nos ha dejado disfrutar la historia, un integral del tamaño enorme al que nos tiene acostumbrados, que nos permite deleitarnos en toda su plenitud de esta delicia visual. Al inicio y al final nos enseñan un mapa del Mundo de Pan, que todo amante de la fantasía adorará, así como un epílogo inicial de Pierre Dubois en el que con tono digno de bardo élfico nos introduce en el mundo, y una galería de imágenes final en la que con mucho mimo se nos explica la creación de varios de los personajes. Una edición a la altura de Titania, Oberón y por supuesto de Wika. Solo queda decir; disfrutad del espectáculo.
Lo mejor
• Mantener una historia fiel a su esencia, modernizándola, pero sin perder por el camino el motor de su existencia.
• La construcción visual del universo.
• Un dibujo ARROLLADOR, en todo el sentido de la palabra.
Lo peor
• Un dibujo ARROLLADOR, en todo el sentido de la palabra.
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