Javier Vázquez Delgado recomienda: Black Hammer: Visiones 1, de varios artistas

Edición original: Black Hammer Visions 1-4 USA (Dark Horse)
Edición nacional/España: Black Hammer: Visiones 1 (Astiberri, 2022)
Guion: Patton Oswalt, Geoff Johns, Chip Zdarsky y Mariko Tamaki
Dibujo: Dean Kotz, Scott Kolins, Johnnie Christmas y Diego Olortegui
Color: Jason Wordie, Bill Cabtree y Dave Stewart
Traducción: Santiago García
Rotulación: Ana González de la Peña
Formato: Tapa dura. 128 páginas. 16€

Otros puntos de vista en el universo Black Hammer

Jeff Lemire y Dean Ormston supieron dar en la tecla. Supieron homenajear a sus superhéroes predilectos al mismo tiempo que creaban un gran universo, sumamente interesante precisamente por ofrecer versiones diferentes de ellos. Otros puntos de vista que pueden gustar más o menos, pero que enriquecen el medio. A la serie central de Black Hammer se le sumaban una pluralidad de spin-offs donde Ormston daba paso a otros dibujantes, pero Lemire estaba siempre presente en el guion, en ocasiones él solo y en otras con Ray Fawkes o Tate Brombal acompañándolo. Eran series limitadas o números especiales que trataban más a fondo a sus personajes o que expandían el universo con otros nuevos, todo ello disponible en España por Astiberri. Pero el tomo del que hablamos hoy es diferente pues ninguno de sus creadores está encima de la obra.

Black Hammer Visiones es una serie antológica, cada número cuenta una historia autoconclusiva y trata a un personaje diferente, pero lo hace con equipos creativos distintos lo cual da lugar a capítulos de calidad variada. Es curioso ver cómo la obra es capaz de sobrevivir a sus creadores, porque los protagonistas de cada parte no son precisamente personajes nuevos sino que van al pasado de algunos de los héroes que aparecen en la serie principal, pero también es curioso que la elección de los autores haya empezado por fichar a guionistas conocidos y unirlos a dibujantes que se han prodigado poco por el medio, mientras que en los anteriores spin-offs Lemire se codeaba con algunos de los mejores dibujantes del panorama estadounidense actual.

Como toda su regla tiene excepciones, el primer escritor es conocido pero no por su trabajo como guionista de cómics sino por ser actor y cómico. Patton Oswalt (Abajo el periscopio, Seinfeld, Agentes de SHIELD…) se une al dibujante Dean Kotz (Dungeon & Drangons, Poe…) y el colorista Jason Wordie (Cyberpunk 2077, God Country…) para hacer hincapié en una historia que ya conocemos, la de Golden Gail. La señora encerrada en un cuerpo de niña tenía que ir al colegio eternamente en el pequeño pueblo que aprisionaba a los superhéroes, por lo que los autores nos ofrecen otra visión. Una muy efectiva que pone su fuerza no en explicaciones banales sino en sentimientos, consiguiendo encajar muy bien en el tono que Lemire imprimió a sus diferentes historias. Puede que el apartado gráfico no sea de los que golpean a la vista, no se acerca a la fuerza de muchos de los increíbles artistas que han pasado por este universo, pero le da un tono intimista que hace que entre muy bien, alejándose de formas superheroicas.

Algo similar pasa en el siguiente capítulo, Geoff Johns (Green Lantern, Aquaman…) se mueve hacia los mundos de Madame Libélula presentando una historia de terror que recuerda a los clásicos. Quizás recuerda demasiado a los clásicos y no aporta una gran originalidad, quizás el trabajo de Scott Kolins (Shazam, Blue Beetle…) no parezca gran cosa, aunque el color de Bill Crabtree (BRZRKR, El Sexto Revólver…) ayuda bastante, pero su relato resulta muy entretenido y aporta más variedad al tomo.

Si queremos ir al mejor de ellos entonces habrá que parar en el tercer capítulo. Y es que, sin despreciar lo anterior, la segunda mitad del tomo mejora considerablemente empezando por el trabajo que realizan Chip Zdarsky (Daredevil, Sex Criminals…), al guion, Johnnie Christmas (Angel Catbird, Sheltered…), al dibujo, y el multipremiado Dave Stewart (colorista de varias series del universo Black Hammer), que se encargan de Abraham Slam, mostrando un capítulo de su vida que habla sobre la edad, el cambio de los tiempos y la moral de una forma maravillosa. El apartado gráfico tiene una narrativa sensacional que encaja a la perfección con el estilo, habitual en Zdarsky, más calmado y personal del guion, que no deja de reflexionar sobre los superhéroes más que cualquiera de las otras historias. Zdarsky se mueve en un terreno que conoce y eso se deja notar, logrando no desentonar con las creaciones de Lemire pero poniendo su granito de arena.

Lo cierto es que si nos fijamos en el tercer y cuarto capítulo nos daremos cuenta de la importancia que tiene el color en la obra. El trabajo de Stewart se adapta no solo al estilo de los dibujantes con los que colabora sino también a las sensaciones que nos imprimen las historias. Frente a ese tono apagado que aporta a la historia de corte intimista de Abraham Slam, ofrece colores muy vivos para llevarnos a unos platós de televisión de la mano de Mariko Tamaki (Harley Quinn: Cristales rotos, Aquel Verano…) y Diego Olortegui (Aniquilación: Plaga, Hulka…). Este último relato lleva a los personajes bien conocidos por las series principales a otro terreno, el de las mansiones y las telenovelas. Es una elección curiosa que da lugar a una historia divertida de la que se pueden sacar conclusiones interesantes sobre la cultura masiva actual y cómo lo quiere absorber todo. Un buen dibujo y un buen mensaje de los que gustan a Tamaki que resulta un cierre satisfactorio a este primer volumen de los dos que constará la colección.

En conclusión Black Hammer Visiones tiene un poco de todo. Es agradable ver cómo Lemire y Ormston dejan via libre a otros creadores para jugar con su universo, de hecho deja con ganas de leer el siguiente volumen, además las peores historias son bastante satisfactorias y las mejores mucho más interesantes que muchos otros cómics de superhéroes que plagan las estanterías. Es más, las dos últimas se pueden poner fácilmente por encima de algunas de las desarrolladas por el propio Lemire. El apartado gráfico sí que va de menos a más, y lo hace con una variedad muy grande que, en algunos casos, dependerá mucho del gusto de quien lo lea. Quizás la gran pega que se le pueda poner es que es un tomo que necesita que nos hayamos leído Black Hammer, concretamente la última historia se entiende mejor después de saber el final de la serie principal. Exige al lector conocer a los personajes, cosa que en las otras colecciones de este universo no pasa, pero… ¿quién no ha leído Black Hammer?

Lo mejor

• Ver a otros autores trabajando en este universo.
• Las dos últimas historias.

Lo peor

• No es apto para quienes no conozcan la serie principal.



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