Javier Vázquez Delgado recomienda: The Judas Coin

 


Edición original: DC Comics – octubre 2013
Guión: Walter Simonson
Dibujo: Walter Simonson
Entintado: Walter Simonson
Entintado: Lovern Kindzierski
Portada: Walter Simonson
Precio: 21,95 € (novela gráfica en tapa blanda de 102 páginas)

 
Prólogo: el proyecto de un veterano

Si hay que empezar explicando en pocas palabras qué es The Judas Coin, creo que lo correcto es decir que es el proyecto a través del cual, un artista de la talla de Walter Simonson homenajea la rica historia del universo DC. En un escaso centenar de páginas, compiladas en un tomo que recuerda al otrora profuso formato prestigio, el veterano autor hace un bonito paseo por el rico pasado de la editorial, al tiempo que experimenta con todo tipo de estilos. El resultado es una obra que recuerda a la parroquia lectora que hay vida más allá de los pijamas poderosos, incluso en la empresa titular de los arquetipos del género superheroico. Igualmente, es un recordatorio de que, a pesar de su veteranía, a don Walter no le tiemblan ni el pulso ni el lápiz para enfrentarse a nuevos desafíos.

Una moneda a través de la Historia

La novela gráfica está compuesta por una sucesión de historias cortas cuyos protagonistas son diversos personajes de la rica galería que compone el universo DC. El hilo conductor lo constituye la moneda del título pues cada uno de los relatos no es sino un capítulo del largo camino recorrido, espacial y temporalmente, por una de las treinta monedas de plata con las que, según la tradición cristiana -concretada en el evangelio según San Mateo- los sumos sacerdotes del templo compraron a Judas Iscariote para que traicionara a Jesús de Nazaret. Una de estas piezas, que Simonson identifica como una de las que eran de circulación regular en la Judea de esos años, sigue un camino a lo largo de los siglos, convirtiéndose en testigo, móvil y palanca de las historias protagonizadas por los distintos personajes escogidos por el autor para contar el relato.

Don Walter juega con una premisa que siempre me ha resultado interesante, como lector de tebeos de género superheroico: en el universo DC Dios existe, según la versión de las religiones del libro. Personajes como el Espectro o el Fantasma Desconocido parten de esa posibilidad. Un objeto como la Lanza de Destino, cuya punta fue aquélla con la que el centurión Longinos atravesó el costado de Cristo durante la crucifixión, ha tenido un notable protagonismo en algunas aventuras memorables. Todo ello deja patente que la mitología judeocristiana ha sido una fuente de la que se han nutrido quienes, al o largo de los años, han puesto su granito de arena en la construcción del multiverso deceero. Por tal razón, la referencia a las treinta monedas de plata -que ha servido para otras obras de ficción como la homónima televisiva dirigida por Álex de la Iglesia- encaja perfectamente en un universo donde hay elementos sobrenaturales y los mitos son reales.

El punto de partida de la historia comienza dejando patente que las monedas están malditas y traen la desgracia a cualquiera que las posea, aunque sea una única pieza. En este punto, el relato toma elementos bien conocidos de la tradición cristiana, tanto en lo relativo a la traición como al posterior arrepentimiento y aciago final de Judas Iscariote. El frustrado intento de devolver el pago, derivado del arrepentimiento, deriva en la dispersión de las monedas y en su apropiación por otros que, rápidamente, experimentan las funestas consecuencias de su nueva posesión. En un par de páginas, Simonson deja patente la nefasta naturaleza de las piezas y comienza el seguimiento de la historia de una de ellas.

El primer capítulo está ambientado pocos años después de la crucifixión y tiene como protagonista al Gladiador Dorado. Este personaje, creado por Ed Herron y Russ Heath en las páginas de The Brave and the Bold, es un hombre con talento y habilidad para la lucha cuerpo a cuerpo, que acaba ganando su libertad gracias a su pericia en las luchas circenses. Aquí aparece en el ocaso de su vida, escoltando al emperador Vespasiano en una misión secreta, en los confines de una de las fronteras más conflictivas de Roma en aquellos días, la de Germania. La moneda maldita tiene aquí, aún, la función de medio de pago de servicios con e

El segundo capítulo nos lleva a la alta edad media y, para la ocasión, Simonson echa mano de una cultura que le resulta bien conocida, la nórdica. El protagonista de esta ocasión es el Príncipe Vikingo, otro héroe surgido de The Brave and the Bold, creado por Robert Kanigher y Joe Kubert, con unas aventuras tan azarosas, espacial y temporalmente, como las de Hawkman o Hawkgirl. Jon Haraldson sirve al autor para moverse en un terreno en el que se mueve como pez en el agua, con claras evocaciones de sus trabajos pasados -en la versión marveliana de Thor- o presentes -con su propia versión del tronador en Ragnarok-. Aquí, la moneda sirve como talismán y deja patente su condición como instrumento de poder.

El tercer capítulo nos lleva a la Edad Moderna, con el Capitán Miedo como invitado para la ocasión. Este pirata del S. XVIII, creado por Robert Kanigher y Alex Nino en las páginas de The Brave and the Bold, aunque unos años más tarde que los anteriores. Aquí, la moneda forma parte del botín de un navío, mientras que el filibustero caribeño debe hacer frente a un motín y recuperar su posición como jefe bucanero. Simonson presenta un relato de piratas bastante alejado de la visión romántica habitual, para mostrar algunos de sus aspectos más desagradables, como la traición o la codicia.

El cuarto capítulo lleva a la moneda y a la audiencia al salvaje oeste, tomando como escenario un saloon de la célebre localidad de Tombstone y como co-protagonista a Batlash, uno de los vaqueros del antaño nutrido sector de los tebeos de ese ramo, aunque su incorporación fuera, más bien, tardía. Creado en las páginas de Showcase por Carmine Infantino, Joe Orlando, Sheldon Mayer y Sergio Aragonés, se trata de un pistolero y jugador un tanto sinvergüenza, que acabará topándose con la moneda de plata durante la oportuna partida de póquer.

El quinto capítulo se desarrolla en la actualidad y, tratándose de una moneda maldita, resulta casi inevitable la presencia de Harvey Dent, Dos Caras y de su principal oponente, Batman. Aquí, Simonson juega con las similitudes entre el villano, que toma sus decisiones lanzando una moneda y la pieza con la que se topa que, como la suya, tiene el poder de afectar las vidas de las personas con las que se encuentra. El caballero nocturno es, casi, un mero espectador en un duelo de voluntades en el que uno de sus enemigos, el que está marcado por una fuerte dualidad, muestra las cualidades intelectuales de su parte «legal»

El sexto y último capítulo nos lleva al futuro cercano y al Manhunter de 2070, un caza-recompensas, dedicado a la busca y captura de criminales por toda la galaxia, que vio la luz de la mano de Mike Sekowski, en las páginas de la revista Showcase. Con él, la moneda alcanza su destino final.

Epílogo: cuando aún hay espacio para experimentar

A lo largo de los distintos capítulos, Simonson realiza un ejercicio de homenaje y recuperación de los distintos personajes utilizados, con el fin de narrar el periplo espaciotemporal de la moneda de plata. En cada capítulo, el autor se encarga de aplicar un estilo distinto, de manera que cada capítulo tiene su propia entidad, convirtiéndose en otra muestra de respeto hacia el mundo del cómic. Así, resulta interesante comprobar cómo se adapta la historia a registros tan distintos como la tira de prensa -recurso empleado en el capítulo dedicado a Dos Caras- o el manganime -que es el utilizado para la parte final de la historia, como un guiño a la creciente importancia del tebeo japonés en los mercados de todo el mundo-. En esta labor, Simonson está bien acompañado por el colorista Lovern Kindzierski y el rotulador John Workman, que adaptan su labor a las circunstancias de cada capítulo, dando como resultado una obra en la que, como indicaba en un inicio, el autor desarrolla una labor muy personal, en la que deja patente la vera dimensión de su talento y muestra su cariño por el rico multiverso deceero.



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