Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – She-Hulk. Abogada Hulka. Episodio 8 – A croar a y a por todas

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Género: Drama, Comedia, Acción, Aventuras.
Creador Jessica Gao
Reparto: Tatiana Maslany, Jameela Jamil, Mark Ruffalo, Tim Roth, Ginger Gonzaga, Josh Segarra, Renee Goldsberry, Nicholas Cirillo, Jason Edwards, Abigail Esmena Froehle, Charlie Cox, Benedict Wong.
Producción: Marvel Studios / Walt Disney Television.
Canal: Disney Plus

Aviso de spoilers: El artículo que sigue a continuación puede contener spoilers de la nueva serie She-Hulk: Abogada Hulka producida por Marvel Studios y Disney Plus. Si no está de acuerdo con nuestra forma de actuar, considera nuestra crítica demasiado furibunda o lo contarrio y quiere cursar una demanda contra nosotros le hacemos saber que nuestro aparato legal no tiene nada que envidiar al del Universo Marvel.

Este año hemos Marvel Studios y Disney Plus nos han presentado sus adaptaciones catódicas de Ms. Marvel y Caballero Luna con resultados desiguales que han dividido las impresiones del fandom y han generado multitud de debates sobre la calidad y futuro de estas producciones. Pero el show debe continuar y para ello nada mejor que hacerlo con un personaje como Hulka cuya miniserie tiene muchos alicientes de partida para su visionado: la adaptación de este personaje de culto que autores como John Byrne y Dan Slott convirtieron en legendario, el regreso de personajes como el Hulk de Mark Ruffalo y el Daredevil de Charlie Cox y el enigma sobre el tono que tendrá una serie en comparación a las distintas facetas que el personaje ha tenido en los cómics. La serie creada por Jessica Gao cuenta con Tatiana Maslany como principal estrella de la función e introduce al universo cinemático de Marvel Studios a Jennifer Walters, abogada de profesión y superheroína verdosa para el gran público cuando se convierte en la Sensacional Hulka. El octavo episodio de esta miniserie tiene por título A croar a y a por todas y en él veremos a Jen afrontando un nuevo y extraño caso que tiene por protagonista a Rana Saltarina. ¡Estás son nuestras impresiones! ¿Qué os ha parecido a vosotros?

She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 8 – A croar a y a por todas

No hay peor ciego que el que no quiere ver, por Jordi T. Pardo

Es extenuante tener que justificar cada semana -más allá de la propia crítica y/o reseña- el porqué te gusta algo, como en este caso una mera comedia superheroica. Ha llegado un punto que las redes sociales, los foros y este ecosistema virtual que nos rodea, se ha convertido en paraje realmente hostil y claustrofóbico en el que no interesa compartir impresiones, solo despreciar, por mero deporte, lo que los demás son capaces de disfrutar. Un intento burdo de controlar lo que debe recibir nuestra atención y lo que no debe hacerlo. Si no me gusta la opinión de alguien no voy a limitarme a entenderlo ni a elaborar una sentida reflexión sobre el tema, posiblemente me limitaré a verter bilis a propósito de lo que está hablando. A veces sin siquiera haberle echado un vistazo a la serie, película, cómic, libro o cosa en torno a la que gira el debate. Siempre hay varios conocidos que «la han visto y me han dicho». Me inventaré conspiraciones, apenas ocultaré mis prejuicios porque hoy resulta contestatario exhibirlos, le daré algún palo a la mal llamada política de inclusión forzada y si me contestan ya utilizaré la victimización y la libertad de expresión a mi favor. Este tipo de distopía no la vio venir nadie, pero es la que nos ha tocado vivir.

En parte, Hulka ha intentado retratar esto mismo en alguno de los episodios y, ciertamente, por un lado, es una lástima que su tono no se parezca a Deadpool para que la ironía sea más ácida y contundente. Pero es que no es el juego de esta producción. Esta serie ha dejado muy claro desde un principio, prácticamente desde sus tráileres iniciales, lo que pretendía y cuál era su propuesta. Estar indignados a estas alturas de la serie es simplemente algo gratuito y premeditado, en sí misma una actitud ante el mundo. No, no digo que no veas la serie sino te está gustando, ni que no compartas tus opiniones, pero no intentes sentar cátedra y decirnos al resto como debe funcionar el mundo. Todos tenemos culos, pero no hay necesidad de tirarse un cuesco en la cara de nadie para dejar constancia de ello y menos cuando el otro está en su restaurante disfrutando de un plato que es de su gusto. En este caso, un plato verde ligero, pero lleno de condimentos y con un sabor muy agradable que deja con ganas de más cada semana. ¿Puedes dejarme saborearlo, por favor?

Dicho esto, el episodio de esta semana de la serie protagonizada por Tatiana Maslany es uno de los más redondos y entretenidos de la cabecera, puede que incluso el mejor hasta la fecha. Ha sido una entrega llena de alicientes y en la que han resaltado algunas de las virtudes de la serie que ya hemos comentado y resaltado en semanas anteriores. Todo empieza con otro de esos villanos cutres peo entrañables que abundan en los cómics de la Casa de las Ideas: la Rana Saltarina. La declaración de intenciones queda clara desde el principio y no se puede entender que haya aficionados que vean con malos ojos la caracterización de este personaje ni el de otros que han pasado por la serie como El Águila, El Puercoespín, el Hombre Toro y algunos de los miembros de la Brigada de Demolición. Estos, como El Zancudo, El Canguro y tantos otros que podríamos mencionar, forman parte de una tradición que se aprovecha conscientemente de lo ridículo que estos personajes resultan desde su misma concepción. Por ello, como ya hizo John Byrne en su etapa en Hulka, estos se convierten en un recurso ideal para una producción vehiculada a través de la comedia como es la presente. Nadie va a utilizar al Zancudo como gran villano de la próxima película de Los Vengadores, así que no hay posibilidad de qué se le esté desaprovechando.

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Pero está claro que la estrella invitada de esta semana es la que se roba la atención del público en este episodio. El regreso de Daredevil por estos lares era muy esperado y este no decepciona. Ya sabíamos que el Matt Murdock de Charlie Cox tenía que adaptarse a una nueva realidad con su introducción en el universo cinematográfico de Marvel Studios. En Spide-Man: No Way Home vimos cómo se tiraba la primera piedra -nunca mejor dicho- pero es aquí donde podemos ver finalmente todo lo que esto conlleva. Pese a ser un Daredevil menos oscuro, el personaje sigue siendo tan reconocible y carismático como siempre. No se ha forzado la máquina en su caso y aunque el humor está presente, el personaje sigue haciendo amago de su sobriedad y pose taciturna aunque más entroncada con etapas como la de Mark Waid en los cómics que muestran un tono ligero superheroico en detrimento del ambiente de género negro de otras de sus historias. Pero lo mejor de todo es la química que desarrolla este Daredevil con Maslany y los derroteros por los que se mueve su nueva relación. Tanto en lo legal, como en lo superheroico y romántico los actores lo bordan y se nota una sana complicidad entre ellos.

El regreso de Daredevil a escena también viene acompañado de unas buenas escenas de acción como pocas habíamos visto en la serie. El típico desencuentro entre los protagonistas en la mejor tradición de un team-up está presente en este episodio y funciona a la perfección, especialmente si tenemos en cuenta -algo que a veces olvidamos- que estamos viendo una producción para la pequeña pantalla y no una superproducción. Lo bueno de este careo es que beneficia a ambos personajes, porque para Jen el conocer a su homólogo le permite entender su propia condición de otra manera y para Murdock este affaire sirve para situarlo de nuevo en la casilla de salida a la espera de sus aventuras en solitario. El traje amarillo y rojo es un guiño de cara a los aficionados, pero que queda mejor en pantalla de lo que nunca pensamos. Es una lástima que por esta serie no se haya podido pasar la Jessica Jones de Krysten Ritter, pero esperamos que haya hueco para ella en el futuro del universo cinematográfico de Marvel Studios.

Finalmente, cuando este episodio ya parecía que nos había dado todo lo que podríamos esperar de él, y para sorpresa misma de su protagonista que así nos lo hace ver rompiendo la cuarta pared, tenemos un pequeño epílogo con Jen acudiendo a una recepción de premios que no acaba de la mejor manera posible. El resultado es una Hulka en estado salvaje que nos deja la incertidumbre de la manera en la que nos reencontraremos con ella en el último episodio de la serie que podremos ver la próxima semana. Pase lo que pase, Hulka es una serie que se ha mantenido fiel a lo que quería contarnos y la manera en la que quería hacerlo a lo largo de su andadura (y eso es mucho teniendo en cuenta un caso reciente como el de Ms. Marvel). Sí, con algún bajón en alguno de sus episodios que no han brillado en la que pretende ser su mejor arma -el humor- pero manteniendo siempre un mismo tono y a una protagonista que Maslany ha dotado de un gran carisma y de matices que incluso han pasado desapercibidos en los cómics. Podemos cuestionar esto y todo lo dicho en esta reseña, pero, por favor, respetad los gustos de los demás. No cuesta tanto.

Sympathy for the devil, por Juan Luis Daza

Después de muchas semanas de espera y elucubraciones por fin tenemos aquí a Matt Murdock, aka Daredevil, el Diablo Guardián de la Cocina del Infierno recuperado para el Universo Cinematográfico Marvel de su serie de Netflix en todo su esplendor después de su breve y celebrada aparición en Spider-Man: No Way Home. Esta She-Hulk; Attorney at Law a la que hacemos seguimiento semanal ha sido la ficción elegida para que la genial versión del personaje creado por Stan Lee y Bill Everett ofrecida por Charlie Cox entre definitivamente en las producciones de Marvel Studios. Lo hace con un «soft reboot» en el que la oscuridad urbana de la serie original, para un servidor la mejor producción en imagen real de un personaje de Marvel Comics, se atenúa y diluye para adaptarse al tono más ligero no solo del UCM, sino de un proyecto tan ligero como el protagonizado por la Jennifer Walters de Tatiana Maslany.

Este Ribbit and Rip It usa como excusa la presencia de Rana Saltarina para introducir a Matt Morduck en su trama. Lo que vemos es una versión más ligera del rol desarrollado en la serie de Netflix, interpretado con la habitual destreza por el actor de Boardwalk Empire, pero con un tono desenfadado cercano al de la etapa escrita por Mark Waid que ofrecía una versión más clásica y luminosa de Daredevil. Esta decisión, a la que ya se recurrió con el Kingpin de Vincent D’Onofrio cuando intervino en Hawkeye, molestará a algunos y agradará a otros, pero es cierto que para formar parte del microcomos ficcional diseñado por Kevin Feige y sus colaboradores este era un trámite por el que se debía pasar. Para el que suscribe el resultado es de nota, ya que Cox no solo mantiene la esencia de su criatura, sino que destila química con Tatiana Maslany, aunque su escarceo sexual se antoja un poco forzado.

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Puedo comprender el disgusto de algunos espectadores que esperaban al Daredevil torturado de las tres temporadas de su serie homónina o Los Defensores, pero no son pocos los que delatan sus pocos conocimientos del personaje cuando se quejan de nimiedades como esas volteretas y acrobacias que son indivisibles a la versión en viñetas del personaje desde sus inicios. El que esto firma queda muy satisfecho con el triunfal y divertido regreso de Matt Murdock y queda con muchas ganas de ver esa Daredevil: Born Again que ojalá nos ofrezca una adaptación de la obra maestra de Frank Miller y David Mazzucchelli a la altura de las circunstancias, pero antes queda esperar a la semana que viene para asistir al desenlace de esta She-Hulk: Abogada Hulka que lleva ocho semanas poniendo una sonrisa en mi boca.

Verde, ketchup y mostaza, por Samuel Secades

Es muy curiosa esta sensación de haber llegado al octavo episodio de She-Hulk casi nadando contracorriente al reconocer que te está gustando la serie a rabiar, para darte cuenta de cómo todos los temas que ha ido colocando esta Abogada Hulka de manera ligera, siempre en el marco de la comedia y el desenfado, comienzan a verse de manera diáfana a través de la trama de este penúltimo capítulo. Por supuesto que todo se opaca con la presencia de un Matt Murdock irresistible de nuevo en la piel de un también irresistible Charlie Cox, que se come la pantalla gracias también a su química con una Tatiana Maslany intachable una semana más. Ambos son la guinda del pastel de un episodio que, sin embargo, apunta hacia otro lado que ha ido alimentando desde el comienzo de la serie, que no es otro que el del precio a pagar por ser la protagonista cuando eres mujer: y es que She-Hulk: Attorney at Law ha jugado a un divertido juego de ficción y realidad con su propia audiencia de una manera brillante, utilizando la cuarta pared no sólo como guiño cómico, sino como una forma de comunicación directa con el espectador, colocando por sorpresa a esta Hulka mucho más cerca de Fleabag que de Deadpool.

La clave está en ese giro final anunciado por la propia protagonista y del que somos testigos excepcionales, ya que Jennifer se extraña de que aún permanezcamos ahí si el episodio ya ha terminado. Desde el primer episodio hemos sido cómplices de sus aventuras, pero también hemos sido testigos semana a semana de las inseguridades de Jen y de sus frustraciones personales y laborales; el personaje no ha dejado por un sólo episodio de sufrir un continuo Síndrome del Impostor con respecto a su álter ego pero no por culpa de la propia Hulka, a quien ha abrazado desde el primer momento como parte de sí misma sin complejos, sino por parte de una sociedad (la de la propia serie, sí, pero también como reflejo de la que hay aquí afuera en la realidad) que ha intentado arrebatarle su autoestima en cada ocasión; en ese aspecto, y echando la vista atrás, no hay trama en la que no se haya incidido en esto, desde la aparentemente inocua cena familiar donde hasta el primo tonto en su insulso trabajo obtenía más reconocimiento que Jennifer, hasta en una oportunidad laboral que la usa de mero escaparate y que ni si quiera la quiere en su forma de Jennifer, por no hablar de las citas desastrosas que hasta la humillaron en el juzgado, la boda donde acabó planchando y recogiendo vasos para no eclipsar a la novia y donde lo más importante que podía aportar era su situación sentimental o esa web de incels vengativos que usan a She-Hulk como blanco. Todo ello recordando que Jennifer decidió y dejó claro a todo el mundo que no quería ser una superheroína desde el primer episodio y se negó a tener una identidad secreta, cuando desgraciadamente en su caso hubiera sido un mecanismo de defensa mucho más amplio que el que describe Matt Murdock en este episodio.

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Por lo demás, el capítulo está plagado de impagables team-ups, villanos de opereta y sabias diferenciaciones entre matones y secuaces, recordándonos (como desde el comienzo de la serie, por mucho que algunos se intenten subir al carro ahora que ha aparecido Daredevil) lo rabiosamente divertido que ha sido siempre leer un buen cómic de superhéroes donde cualquier cosa puede pasar a cada vuelta de hoja. Quizás esta She-Hulk haya sido el ejemplo más cercano a esa sensación desde que ha comenzado el MCU televisivo, pero en su caso, como en el de Jennifer, la serie ha tenido que sortear sus propias webs de Intelligencia, y lo más divertido es que la propia serie ha sido consciente de ello (y si no recordemos cuando la propia Jennifer decía que al salir Wong en aquel episodio les dejarían tranquilos en twitter una semana); como también es consciente, más alla de todo esto, de la importancia de esa mirada final a la audiencia ahora que han intentado destruir la imagen pública de su protagonista a través de su reacción tras la violación de su privacidad y la utilización de esa vida privada como arma arrojadiza. La gran amenaza de la serie ha estado siempre ahí, y no era ningún enemigo en la sombra aunque conozcamos previsiblemente a su cabecilla en siete días; la amenaza siempre ha sido el peligro de ser una mujer (por muy poderosa que sea) y ponerse bajo los focos de la atención pública. Parafraseando al propio episodio en la genial escena de la pantomima de premio múltiple a Mejor Abogada del Año, al más puro estilo de la idea (descacharrante y con muchísima mala baba al igual que en la serie) que tuvo Amy Poehler en los Emmy de 2011: «el doble de trabajo, la mitad de sueldo y siempre te preguntan qué se siente al ser abogada«. Nada mal para una sitcom legal de media hora, la verdad.

Una rana croa, por Sergio Fernández

Tras unas cuantas semanas de sinsabores, la penúltima parada en la primera temporada de She-Hulk ha resultado ser de lo más gratificante. Por fin hemos tenido la oportunidad de ver a Matt Murdock en pantalla y, lejos de ser un simpático cameo, el abogado de Hell’s Kitchen ha demostrado en unas pocas escenas por qué le echábamos tanto de menos. Pero pongámonos en situación. Los dos últimos episodios, además de utilizar un insípido relleno, habían servido para engordar la organización a la que iba a terminar enfrentándose la gigante esmeralda. Utilizando técnicas tremendamente actuales, Inteligencia utilizó espionaje de baratillo para violar la vida privada de Jennifer Walters. Que se lo digan a Jennifer Lawrence, Florentino Pérez o Santi Millán

Lo cierto es que entre Mi gran boda verde y la llegada del cuernecitos, el personaje interpretado por Tatiana Maslany había dejado de pisar los juzgados. El nuevo y peculiar caso de esta semana llegó interpuesto por un demandante autodenminado Rana Saltarina, con hechuras de Kick-Ass, pero cuyo patetismo acaba por convertirle en un villano de quinta categoría. He aquí donde entrecruzan los caminos (y algo más que caminos…) dos de los abogados más prestigiosos de La Casa de las Ideas. Charlie Cox, a quien apenas le había dado tiempo a saludar en Spiderman: No Way Home, se mete en la piel del personaje con el que gozó de popularidad en Netflix para defender a Luke Jacobson, particular Jean Paul Gaultier superheroico, cuya firma visten tanto Hulka como Daredevil. A decir verdad, la prima de Bruce Banner ha esperado al octavo capítulo para lucir su flamante outfit. El hecho de defender a Eugene Patilio y convertirse en su particular renacuaja, hace que el modisto le ponga una cruz como el Empire State de grande.

Tras perder el juicio, Jen ahoga las penas en un bar pero es invitada por su colega del derecho. Del derecho y del revés, Murdock no da palos de ciego jugando sus cartas en medio de una tensión sexual evidente. No hizo falta Tinder. Lo que el MCU ha unido, que no lo separe nadie. Por cierto, interesante el intercambio dialéctico que tuvo lugar en el juicio referido a la identidad de los superhéroes, por aquello de la lista de clientes con la que trabaja Jacobson. Como si de la Operación Puerto se tratase, el otrora Dan Defensor aboga por la libertad de los individuos de no hacer pública su condición. Definitivamente, si Daredevil hubiese participado en la Civil War de los Hermanos Russo, sería del lado del Capitán América.

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En esto que Jen recibe una llamada de su nuevo cliente, cuya guarida no puede tener un nombre más descacharrante. Una vez más, los caminos de el hombre sin miedo y Hulka se velven a cruzar aunque, en esta ocasión, sea para regalarnos la mejor escena de acción de la presente temporada. Coches por el aire y el cuernecitos haciendo piruetas varias para acabar siendo desenmascarado por su rival en el juzgado. Ceteris paribus. La química entre ambos es más que evidente. Murdock le cuenta a Walters que el cliente de esta ha secuestrado al suyo, así que no pierden el tiempo en formar equipo para zanjar el asunto. Es la hora de las tortas. Cuando el Diablo Guardián parece estar a punto de replicar cierto momento pasillero que le encumbró en su debut en la pequeña pantalla, Hulka aplasta como mandan los cánones. Sigilo 0 – Fuerza Bruta 1.

Como no podía ser de otra forma, ambos acaban teniendo una tórrida noche juntos aún sabiendo que la cosa será pasajera porque Matt juega fuera de casa. Paseo de la vergüenza incluido, Jennifer rompe la cuarta pared para avisarnos de que el capítulo tendría que haber concluido. ¿Final feliz? Al contrario. En la gala que supondría la guinda del pastel para nuestra protagonista como mejor abogada del año, Inteligencia (cual Anonymous) hackea el feliz momento mostrando al mundo un vídeo en la alcoba de la letrada. Verde, que te quiero verde. Hulka revienta todo a su paso, los invitados huyen despavoridos. Así sí. This is the way.

En episodios anteriores

She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 1 – Una ira normal
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 2 – Derecho sobrehumano
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 3 – El pueblo contra Emil Blonsky
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 4 – ¿Esto no es magia de verdad?
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 5 – Malota, verdosa y, en vaqueros, una diosa
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 6 – Solo Jen
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 7 – El Retiro



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