Javier Vázquez Delgado recomienda: Imakako, de MATSUURA Daruma
Edición original: Imakako (Kodansha, 2019)
Edición nacional/España: Imakako (Milky Way Ediciones, 2022)
Guion: MATSUURA Daruma
Dibujo: MATSUURA Daruma
Traducción: María Lagóstena Zamora
Formato: Rústica con sobrecubiertas. 192 páginas
Precio: 9€
De lugares fantasma y voces espectrales
«Lo que perciben mis ojos al quitarme las gafas son instantáneas de nuestro día a día perdido».
Un pintalabios con el poder de ofrecerte el rostro que desees, una muchacha siempre maltratada por la fealdad de su rostro, un mundo tan competitivo y cruel como el de la actuación… De esta premisa parte Kasane, un título de catorce volúmenes en el que MATSUURA Daruma explora un lado muy oscuro del ser humano: el del desprecio y la envidia. Este título, publicado por Milky Way Ediciones, supuso el debut de la autora en español. Ahora la editorial asturiana vuelve a apostar por ella con un tomo único en el que la mangaka de nuevo parte de lo fantástico para narrar, solo que desde una perspectiva distinta: si en Kasane era un pintalabios el que concedía a la protagonista todos sus deseos, en la obra que nos ocupa, Imakako —serializada en 2019 en la revista Evening de Kodansha—, son los propios protagonistas quienes tienen unas habilidades sobrenaturales que les afectan en su vida cotidiana y le permiten a la autora entretejer una historia llena de sentimiento.
Tsurumi es un profesor de dibujo al que las clases en la academia donde trabaja ya no hacen feliz. Desde que su pareja desapareció después de que un río se desbordara y su hogar quedara inundado, nada ha vuelto a ser lo mismo. A eso se suma, además, una extraña cualidad que posee: la de ver «lugares fantasma», sitios donde sucedió algo trágico en el pasado. En la ubicación de su antigua casa se le aparecen imágenes de un futuro junto a su novia que nunca ocurrirá. Sin embargo, la llegada de una nueva alumna a su clase supondrá un gran cambio para él. Ima, una adolescente que apenas sale de casa y no asiste al instituto, ha elegido la academia donde trabaja como refugio. Con sus cascos, la música que permanentemente le susurra —o le grita— al oído y su actitud callada, al principio le resulta molesta a Tsurumi, quien se siente incapaz de comprenderla. No obstante, pese a esas reticencias iniciales, ambos comparten más de lo que parece: Ima escucha voces y sonidos en lugares donde alguien ha fallecido.
MATSUURA Daruma nos ofrece en Imakako una emotiva historia cuyo tema principal es la pérdida y el dolor que deja en quienes deben despedirse de sus seres queridos. Tanto Ima como Tsurumi cargan con su sufrimiento y deben elegir, en un momento determinado, cómo enfrentarse a él para pasar página y seguir adelante. Por supuesto, no resulta fácil, especialmente cuando el pasado regresa, se concretan algunos de sus enigmas y la pena se acentúa. O cuando la culpa, siempre acechante, los pilla con la guardia baja. Pero, aunque cueste y, en ocasiones, se dejen vencer por el dolor, los protagonistas luchan y afrontan sus heridas con la mayor entereza posible según sus circunstancias.
Eso sí, este no es el único tema que Matsuura aborda en esta obra. A partir de otros personajes, nos habla de cuestiones como la valía, la frustración y la huella que nuestras expectativas dejan en nosotros cuando no se cumplen. Algunos sucesos del manga profundizan en estas cuestiones y nos muestran además todo el dolor que se esconde en quienes anhelan alcanzar un objetivo, pero sienten que nunca lo conseguirán. La autora también muestra su sensibilidad cuando trata estos temas.
Ahora bien, aunque este tomo único de MATSUURA Daruma conmueve y se acerca a la pérdida y el fracaso con emotividad, su lectura deja una sensación agridulce por la manera en que está contada la historia. La autora primero se centra en Ima y el profesor Tsurumi, mientras que en la segunda parte del volumen ahonda en las experiencias de otros personajes que, hasta entonces, se mantenían en un segundo plano. El problema de esta opción narrativa es que el lector tiene la sensación de que determinados conflictos se resuelven demasiado rápido y de que ambas historias podrían integrarse más. Tienen relación entre sí, tanto por sus protagonistas como por ciertas partes del argumento, pero dichos vínculos podrían haberse desarrollado de otra manera para que las dos estuvieran mejor engastadas. Por otro lado, y como sucede en ocasiones con los tomos únicos, podemos tener la impresión de que los planteamientos de la autora dan más de sí.
En lo que respecta al dibujo, en Imakako reconocemos los trazos sueltos y finos de MATSUURA Daruma, que esta vez opta por un estilo menos oscuro que el de Kasane por la temática de la obra. Destaca especialmente el uso que hace de los primeros planos, mediante los que transmite las emociones de los personajes en cada momento. Sus miradas nos dicen mucho sobre todo lo que bulle en su interior. Esos detalles que nos muestra —no solo de las expresiones de los personajes, sino también de sus zapatos, de algunos objetos…— tienen, en ocasiones, un impacto visual que refuerza la historia.
Con sus más y sus menos, Imakako es un título lleno de sensibilidad por lo que MATSUURA Daruma cuenta y cómo lo hace, centrándose sobre todo en las emociones de sus protagonistas y en cómo luchan contra sus fantasmas. Eso sí, puede dar la sensación de que las historias de sus personajes podrían llevarse más allá, desarrollarse con más profundidad y enlazarse de una forma más estrecha.
Lo mejor
• MATSUURA Daruma consigue emocionar con su historia.
• La autora transmite bien los sentimientos de sus personajes a través de los primeros planos y los detalles.
Lo peor
• La historia podría contar con más desarrollo y estar más cohesionada.
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