Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Diabolik, de Antonio y Marco Manetti. El ladrón de las mil caras asalta la gran pantalla

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Dirección: Antonio Manetti y Marco Manetti.
Guion: Mario Gomboli, Michelangelo La Neve, Nicola Macchitella, Antonio Manetti, Marco Manetti. (Cómic: Angela Giussani y Luciana Giussani).
Música: Pivio and Aldo De Scalzi (Canción: Manuel Agnelli).
Fotografía: Francesca Amitrano.
Reparto: Luca Marinelli, Miriam Leone, Valerio Mastandrea, Claudia Gerini, Vanessa Scalera, Serena Rossi, Alessandro Roja, Stefano Pesce, Lorenzo Pedrotti, Luca Di Giovanni, Antonino Iuorio.
Duración: 139 minutos.
Productora: Mompracem srl, Astorina S.A.C, RAI Cinema, Film Commission Regione Valle d’Aosta, Emilia-Romagna Film Commission, Friuli Venezia Giulia Film Commission.
Nacionalidad: Italia.

«Es un hombre,
pero de capacidades extraordinarias»

La historieta ha logrado romper muchas barreras en lo que llevamos de siglo. No son pocas las producciones que a día de hoy toman como referencia las viñetas para acercarse a un público siempre ávido de nuevas y fascinantes historias y personajes. Una nueva generación de guionistas y directores que se han criado con este medio han logrado, por fin, convencer a productoras y estudios del potencial de estas publicaciones. Lo ha hecho especialmente a raíz del éxito de las adaptaciones del género superheroico, pero también desde hace unas décadas, y en parte gracias al auge de las nuevas plataformas, hemos visto como otro tipo de propuestas secuenciales se reconvertían cinemáticamente para nuestro disfrute (o no).

El auge de este tipo de producciones ha derivado en un «daño colateral»: muchos países han querido reivindicar su produción tebeística y han reclamado y/o conquistado un espacio en el audivisual para ella. Lo hemos visto, por ejemplo, en España, donde en tiempos recientes hemos tenido adaptaciones a la gran pantalla de las aventuras del mítico Superlópez de Jan y el lanzamiento de series televisivas inspiradas en obras como El tesoro del Cisne Negro de Guillermo Corral y Paco Roca, El Vecino de Santiago García y Pepo Pérez y la más reciente ¡García! de Luis Bustos y, nuevamente, de Santiago García. La antigua hegemonía estadounidense en lo que a producción audiovisual se refiere se ha roto favoreciendo la diversidad -y a veces la cantidad- por encima de otro tipo de criterios.

En lo que a cómic europeo se refiere las adaptaciones de obras de Astérix y Obélix han dado paso a otro tipo de apuestas más personales y arriesgadas, como Valerian y la ciudad de los mil planetas de Luc Besson, basada en el clásico de Pierre Christin y Jean-Claude Mézières; La vida de Adèle de Abdellatif Kechiche, adaptación de la novela gráfica El azul es un color cálido de Julie Maroh; incluso, recientemente, hemos conocido el anuncio de una futura adaptación de una obra tan particular como la Tetralogía del Monstruo de Enki Bilal. Está claro que algo ha cambiado en los últimos años. Y todo esto nos lleva hoy hasta latitudes italianas, para hablar del estreno en nuestro país de Diabolik; la oscura y sugerente creación de Angela y Luciana Giussani vuelve a la gran pantalla después de haber tenido una primer incursión en este medio a finales de los años sesenta de la mano del imprescindible Mario Bava.

Danger: Diabolik resultó ser una cinta psicodélica hija de su tiempo, producida por el famoso Dino de Laurentiis y con una banda sonora a cargo del legendario Ennio Morricone. Los genios se les intuye de lejos por su clarividencia y Bava ya supo ver hacer décadas el potencial de este personaje convenciendo a Laurentiis para invertir 200 millones de liras de la época en el experimento que lamentablemente apenas logró recuperar su presupuesto. El ingenioso y sádico Diabolik tiene ahora una nueva oportunidad en manos de los hermanos Antonio y Marco Manetti que han hecho carrera en el cine italiano con historias que orbitan por el mundo de las mafias y el género policiaco, como es el caso The Arrival of Wang, Inspector Coliandro, Song ‘e Napule y Ammore e malavita, si bien con más buenas intenciones que resultados realmente notorios. Así, Diabolik destaca por encima de sus anteriores trabajos debido al intento de los Manetti de rendir tributo a un cómic y personaje por el que siente auténtica devoción.

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John Phillip Law (Diabolik) y Marisa Mell (Eva Kant), en una escena de Danger: Diabolik (1968)

Diabolik recaudó en Italia la nada desdeñable cifra de dos 2,6 millones de euros, aunque con una crítica especializada bastante polarizada. No obstante, los hermanos Manetti tienen planes muy ambiciosos con el personaje, tanto que, mientras en España se acaba de estrenar esta producción, en Italia, este mismo mes, los cines italianos acogen el desembarco de su secuela: Diabolik. Ginko all’attacco!. Por si esto fuese poco, los hermanos Manetti están actualmente están desarrollando una serie de televisión para la RAI basada en este mismo personaje y que lleva por título Diabolik chi sei?. Desde luego, como ya comentábamos al principio, la relación entre las viñetas y los fotogramas ha cambiado radicalmente en los últimos años y este tipo de proyectos multiplataforma es una buena prueba más de ello.

En el guion de Diabolik, los hermanos Manetti han contado con la ayuda de Mario Gomboli, Michelangelo La Neve y Nicola Macchitella, adaptando em>L’arresto de Diabolik (El arresto de Diabolik), el que sería el tercer álbum de la serie original creada por las hermanas Giussani publicado en 1963. En la fotografía han contando con Francesca Amitrano y en la banda sonora con Pivio (seudónimo de Roberto Pischiutta) y Aldo De Scalzi, una pareja con una gran trayectoria como compositores para cine y televisión. Habría que destacar la canción La Profondità degli Abissi de Manuel Agnelli que fue reconocida el pasado año como Mejor canción original en los Premios David di Donatello.

Si nos centramos en el reparto, el papel protagónico recae en Luca Marinelli, encargado de dar vida con parca frialdad al ladrón de las mil caras. Lo vimos en la adaptación de La vieja guardia producida por Netflix interpretando a Nicky, la letal media naranja de Joe al que encarnaba el actor Marwan Kenzari. También destacada en el casting Miriam Leone dando vida a la magnética Eva Kant y el veterano Valerio Mastandrea que lo hace a su vez con el inspector Ginko, la gran némesis de Diabolik en las historietas originales. El reparto lo acaban de complementar nombres como los de Claudia Gerini, Vanessa Scalera, Serena Rossi, Alessandro Roja, Stefano Pesce, Lorenzo Pedrotti, Luca Di Giovanni y Antonino Iuorio.

Todos los elementos están sobre la mesa y en los apartados siguientes nos centraremos en analizar esta obra desde dos puntos de vista. El primero, desde el punto de vista de su valor como adaptación y en términos de fidelidad respecto a la obra original de las hermanas Giussani. La segunda, puramente cinematográfica, intentando ir más allá de su procedencia al evaluar cuestiones técnicas y narrativas de su puesta en escena. Para más información sobre la serie original de Diabolik de las hermanas Giussani podéis leer el artículo Diabolik, ¿quién eres?, de nuestro compañero Tristan Cardona, en el que encontraréis todo un recorrido por la historia de publicación de este título y un análisis en profundidad de su importancia dentro del fumetto italiano, en concreto, y para el mundo del cómic, en general.

Diabolik: sobre la adaptación

La escena inicial de esta adaptación al cine es toda una declaración de principios…
Imágenes de un centro comercial en una ciudad imaginaria de los años sesenta, cartel del banco principal, una alarma que suena y de repente un Jaguar E-Type negro sale disparado para ser inmediatamente perseguido por varios vehículos de la policía. Así empieza la película Diabolik (2021), dirigida por Marco y Antonio Manetti; es un inicio que nos sorprende hurtándonos la secuencia del robo inicial, obviando los detalles del atraco que tan fascinantes resultan en el cómic, dejando de lado uno de los puntos fuertes de cada episodio del fumetto creado en 1962 por las hermanas Giussani.

La adaptación de Diabolik que los hermanos Manetti han realizado es bastante fiel al estilo visual del tebeo, pero no a su espíritu. Diabolik empezó siendo un producto accesible, que se vendía en un formato de bolsillo y que era barato. A lo largo de sus sesenta años de historia casi nunca ha perdido esta condición de articulo de consumo bien elaborado, que trata al lector con respeto e inteligencia, pero que nunca deserta de su vocación popular. En cambio, la película protagonizada por Luca Marinelli y Mirian Leone tiene alma de melodrama suntuoso. Los autores parecen más preocupados en reflejar los amoríos, los negocios y los temores de la opulenta clase dominante de Clerville que de narrarnos las andanzas de una pareja de ladrones especialmente eficaz y peligrosa.

El segundo crimen del Diabolik de los hermanos Manetti es que en ningún momento llegamos a creer que su personaje principal sea un delincuente realmente siniestro y totalmente mortífero. No es solo un problema de casting; todo el calculado sadismo del fumetto, la fría determinación del ladrón cada vez que ejecuta un atraco, los giros de guión que las hermanas Giussani y su equipo sabían introducir de manera sorprendente y emocionante en las páginas de la serie, se convierten en la película del 2022 en acciones desabridas, sin garra, casi rutinarias. El Diabolik del cómic es amenazador, sádico y peligroso porque asistimos directamente a sus espectaculares fechorías; el de la película parece serlo solo porque nos lo explican sus víctimas y los policías que lo persiguen. En el fumetto lo vivimos, en la película, acaso, lo intuimos.

Primera portada de Diabolik

El argumento de esta cinta -como ya hemos comentado más arriba- sigue fielmente la tercera aventura de la serie de papel titulada L’arresto de Diabolik (marzo 1963), escrita por Angela y Luciana Giussani con el arte de Luigi Marchesi, pero también L’arresto de Diabolik. Il remake (abril 2012) con guion de Tito Faraci y los dibujos de Giuseppe Palumbo y Pierluigi Cerveglieri. No es un mal comienzo ya que la trama se centra en el primer encuentro entre Eva Kant y el afamado atracador, como se enamoran y como acaban convirtiéndose en una de las parejas más excepcionales del cómic europeo.

En la película asistimos a las mismas situaciones, pero sin la carga visceral del fumetto, sin el erotismo soterrado, sin su desgarradora inmoralidad que se va perdiendo entre las idas y venidas de unos personajes elegantes que no saben muy bien qué hacer con sus destinos. En general, esta adaptación adolece de una preocupante falta de ritmo, está penalizada por un tratamiento demasiado plano de los personajes y – lo que en este caso es un auténtico pecado – carece de una auténtica sensación de amenaza, de peligro, de ese hálito de fría perversión, de la emoción de lo prohibido que la historieta italiana sabe transmitir en casi todos sus episodios.

Un último debe de esta cinta es el evidente error de casting que atribuye el papel de Diabolik a Luca Marinelli y, sobre todo, a Valerio Mastandrea el de inspector Ginko. Este policía es el auténtico azote de la pareja criminal protagonista, que en muchos casos consigue estar a la altura de sus oponentes… en los fumetti, porque en esta película ni por asomo. Los dos actores masculinos se esfuerzan por dar cuerpo y espíritu a sus personajes pero fracasan en el intento, seguramente porque tampoco contaban con la imprescindible ayuda de los guionistas y de los realizadores.

En el aspecto positivo cabe destacar la excelente encarnación que Miriam Leone hace de Eva Kant, la actriz consigue dotar al personaje de una elegancia, una inteligencia y una determinación digna de su homóloga del papel.
Otro punto a favor de esta cinta es su acertada ambientación, que si en algunos casos resulta demasiado pulcra, sin la suciedad necesaria que nos obsequia el fumetto, sí que conserva su atractivo visual, el bizarro cruce entre urbanismo helvético, paisaje costero italiano y decorados interiores austríacos.

Dos secuencias están eficazmente resueltas; el descubrimiento de la guarida de Diabolik a cargo de su mujer de conveniencia, un papel bien interpretado por Serena Rossi, muy desaprovechada en la película. La otra escena destacable es la que nos muestra la tensión que sufre Eva Kant, obligada a quedarse a salvo en su guarida mientras su amante está perpetrando el robo definitivo. Los realizadores consiguen aproximarse levemente al estado de ansiedad febril que se apodera de un miembro de la pareja cuando sabe que el otro está en peligro. A la manera exacerbada en que, en los episodios de papel, uno de los amantes activa sus cinco sentidos y la totalidad de su mente con la única finalidad de salvar a su compañero, algo que conseguirá realizar con una eficacia y frialdad extraordinarias y sin importarle quien sucumbe en el intento.

Finalmente, queremos destacar la extraordinaria labor de los técnicos y artistas de efectos especiales y de maquillaje que han conseguido recrear de una manera sorprendente el recurso de las máscaras humanas que Diabolik utiliza para suplantar la identidad de personas con su misma complexión física. La materialización fílmica de este elemento visual de la serie es a la vez sencilla pero extraordinariamente eficaz.

Este primer Diabolik de los hermanos Manetti no es la adaptación cinematográfica que los amantes del fumetto deseábamos presenciar. No tanto por su aspecto visual o por su fidelidad argumental, como por su renuncia a la esencia de la serie.
La falta de garra, el abandono del riego artístico y su excesiva contención emocional constituyen una oportunidad perdida que esperemos que los autores vayan enmendando en las siguientes adaptaciones previstas de esta saga, tan excepcional, que sigue cautivando a miles de lectores a pesar de sus sesenta años de existencia.

Un análisis más allá de la adaptación

Si dejamos a un lado la valoración de Diabolik como adaptación de la obra homónima de las hermanas Giussani, la producción de los también hermanos Manetti tiene algunos aspectos reseñables. El primero de ellos, la agilidad y claridad narrativa, a pesar de un ritmo irregular, y que hace que sus más de dos horas no supongan ningún reto para el espectador. Estamos ante una producción entretenida, pese a la sobriedad de algunos pasajes, y en contraste con algunos más kitsch que nos pueden remitir a las películas clásicas de James Bond, adaptaciones de cómic de la época como la Barbarella de Jane Fonda y series de los años sesenta como Los Vengadores, Misión Imposible y El agente de CIPOL. En esos términos, Diabolik es un producto que va más allá del marco de la viñeta y aprovecha la tesitura para plantear el enésimo homenaje al cine de espías clásico.

Así, el argumento nos traslada a unos irreales años sesenta a través de su atmósfera y puesta en escena, pero con una narrativa que no puede (ni parece querer tampoco) esconder dejes más contemporáneos. Es un híbrido con costuras clásicas, pero hilado en una máquina moderna. Los Manetti podrían haber optado por actualizar las historias de Diabolik a los tiempos actuales, sin embargo, optan por mantener el contexto de las primeras aventuras del personaje en la obra original en un marco y espacio idealizados. Esto acaba determinando un tono realmente impostado y plenamente consciente de serlo, con una estética menos oscura de lo que aparenta y por la que pululan los juegos de máscaras y gadgets que nos retratrae a la manera en la que se entendía la ciencia ficción de hace varias décadas.

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Por otro lado, la cinta de los Manetti nos presenta una historia plagada de giros y contra-giros que pocas veces nos pillan por sorpresa debido a la excesiva sobreexplicación narrativa. En un thriller de este tipo esto juega en contra del resultado final, pero es cierto que la producción pone mucho énfasis en sus personajes principales, especialmente en este caso los Diabolik y Eva Kant interpretados respectivamente por Luca Marinelli y Miriam Leone. Es la intensidad que ponen en sus interpretaciones lo que acaba por mantener nuestro interés y aunque la química entre ambos sea realmente forzada y algo cursi. Más descolgado tenemos al inspector Ginko encarnado por Valerio Mastandrea y en cuya interpretación hay una cierta concepción peripatética y arquetípica de su papel -apenas explotada en su beneficio- y que nos remite al mítico inspector Clouseau, Colombo y otros geniales detectives de la ficción a los que no logra igual en sus pesquisas.

La dirección es fría y calculada con un guion que renuncia -como ya habíamos comentado en el anterior apartado- a la violencia explícita y al sadismo que desprende el cómic original. En la caracterización de los personajes hay un interés por dotarlos de una cierta intensidad psicológica, pero dejando a un lado todo rastro emocional que pueda empañar la historia y contradictoriamente, cayendo en el melodrama. Esto hace que como espectador sea fácil distanciarse de lo que se nos está narrando, por atractiva y magnética que sea la pareja formada por Diabolik y Eva Kant. Pero hemos de asumir esto como parte de la escenografía y un peaje a pagar debido a las directrices del género al que los Manetti quieren rendir culto. En ese sentido, la acción es muy comedida, con una narrativa que solo se suelta el pelo en el último acto con recursos (a estas alturas nada originales) que rinden tributo a las propias viñetas, convirtiendo la pantalla en un auténtico cómic en movimiento.

En lo que falla realmente la aproximación de los hermanos Manetti es en darle una personalidad real al conjunto. En ese sentido su trabajo no se separa de muchas otras producciones recientes e intercambiables entre sí estrenadas en plataformas. Por otro lado, hay un cierto gusto por el tono culebronesco que adquiere demasiada importancia en la trama resultando algo empalagoso, sobreponiéndose además, y/o subvirtiendo, el ambiente de thriller psicológico -más interesante- que en paralelo se intenta desarrollar. En consecuencia, el glamour y el romance acaban teniendo más peso que el misterio y la acción y eso hace que, pese a la falta de complejos del conjunto, el resultado sea algo desigual a lo largo del metraje cayendo en callejones sobradamente frecuentados que no consiguen explotar el potencial de su protagonista. Le faltan grises, matices y algo de oscuridad teniendo en cuenta la pose que adoptan e intenta transmitir el conjunto y la obra original de la que toma partida.

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Los efectos especiales y visuales son cumplidores pues no juegan un papel destacado en la producción más allá de las máscaras de Diabolik Por su parte, la banda sonora contribuye en parte a la sensación de irregularidad de la cinta, pues aunque el trabajo de Pivio y Aldo De Scalzi tiene fuerza y parece adaptarse bien al conjunto en términos generales, también se nos antoja algo estridente y a contracorriente de lo que nos está contando en muchos momentos la historia. El mejor ejemplo es la citada pieza La Profondità degli Abissi de Manuel Agnelli que pese a ssus excelencias no parece realmente formar parte del conjunto por la época a la que apela el guion de los Manetti y otros acordes propios de la banda sonora.

En definitiva, Diabolik es una propuesta elegante hasta cierto punto, con una puesta en escena correcta pero poco creativa y un casting que se queda en la superficie en el caso de sus principales personajes masculinos. De esta manera, la propuesta se ve sumergida en una ambientación realmente camp donde las interpretaciones acaban dando la sensación de forzar la máquina y no estar construidas con naturalidad. Es como esas películas llenas de efectos especiales rodadas en pantalla verde -de las que ni mucho menos Diabolik es representativa como ya hemos apuntado- en las que sus intérpretes no saben muy bien lo que están haciendo y lo que el espectador acabará apreciando en la pantalla. Por lo demás, una propuesta ágil y entretenida cuyo mayor aliciente son los ingeniosos planes de un protagonista que ha vivido más y mejores historias en los cómics. La cinta se queda en el homenaje, pero le falta sintetizar algunos de las virtudes de la obra original y cuidar alguna de sus estridencias.

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