Javier Vázquez Delgado recomienda: Las Tortugas Ninja: El último Ronin, de Kevin Eastman, Tom Waltz y VV. AA

Edición original: Teenage Mutant Ninja Turtles: The Last Ronin 1-5 (IDW Publishing, 2021-2022)
Edición nacional/España: Las Tortugas Ninja: El último Ronin 1-5 (ECC Ediciones, 2021-2022)
Guion: Kevin Eastman, Tom Waltz y Peter Laid
Dibujo: Esau Escorza, Isaac Escorza, Ben Bishop y Kevin Eastman
Color: Luis Antonio Delgado y Ronda Pattison
Traducción: Felip Tobar Pastor
Formato: Grapa. 48 páginas. 3,50 €

El último Ronin

Una figura de aspecto reptil se aproxima a las murallas de una ciudad de aspecto futurista. Se trata de Nueva York, pero no la que todos conocemos. La tecnología recubre cada rincón de una gran urbe futurista que no está controlada por alcaldes o consejos, sino por el Clan del Pie. Así es, el clan Hamato por fin ha conseguido el objetivo que llevaba generaciones persiguiendo: el control absoluto, el poder absoluto. Han ganado. Y ya no queda nadie capaz de hacerles frente. O eso creen.

La figura reptil se adentra con sigilo en las entrañas de la ciudad. Su densa capucha y las caóticas calles le ayudan a avanzar sin llamar demasiado la atención. A cada paso, su sensación de extrañeza crece. Ahora todo es distinto. La ciudad que conocía y amaba ha desaparecido. Tampoco es que le importe mucho. Ya está acostumbrado a esa sensación.

Sigue avanzando mientras trata de ignorar los numerosos actos de represión e injusticia que presencia durante su marcha. Sus entrañas retumban de rabia, pero sabe que no puede hacer nada. No sin ayuda. Y ya no queda nadie que pueda ofrecérsela.

Se detiene ante la imagen de una gigantesca torre que se eleva en el horizonte. Ha llegado el momento. Sabe lo que tiene que hacer. Las voces de su cabeza se han asegurado de que así sea. Este es un viaje solo de ida, y está decidido a aprovecharlo al máximo mientras dure. Se acabó el sigilo. Es hora de pasar a la acción.

Bajo la capucha del reptil se halla un rostro maquillado de dolor y determinación. Un antifaz de color negro le recubre los ojos en señal de luto. La criatura comprueba su arsenal una última vez: nunchakus, bastón, puñales, katana… Armas propias de un ninja. Aunque él no lo es. No desde hace tiempo. Ahora está solo y actúa para completar una única misión. Es un ronin. El último Ronin. Y el legado de toda su familia depende de él.

La Última Tortuga

Las Tortugas Ninja: El último Ronin es una historia que surgió de las mentes de los creadores originales de los personajes, Kevin Eastman y Peter Laird. Ahora, tras décadas desde su nacimiento y cientos de historias contadas por el camino, las queridas tortugas que tanta alegría trajeron a la infancia de muchos de nosotros se enfrentan al escenario más oscuro con el que se han topado hasta la fecha.

Cuando uno empieza a leer El último Ronin, no es difícil comprender por qué esta miniserie de cinco números ha batido tantos récords de venta a lo largo de su recorrido de publicación. Este entendimiento comienza desde la portada, en la que destacan los nombres de sus dos guionistas: el propio Kevin Eastman por un lado y Tom Waltz —el autor del exitoso reinicio de los personajes para IDW— en otro (aunque Peter Laird también contribuyó a crear la trama, no participó de forma directa en el guion). A los lápices tenemos a Esau Escorza, Isaac Escorza, Ben Bishop y el propio Eastman, quien ilustra determinadas escenas del cómic con el estilo de la serie original de Las Tortugas Ninja.

Publicada por ECC Ediciones para el mercado español en formato grapa a lo largo de un año de largas esperas (debido principalmente a la poca periodicidad de la publicación original), la miniserie al completo está disponible desde julio de este 2022. En enero del año que viene se publicará un tomo en formato cartoné que recopilará la miniserie en su totalidad.

El último Ronin ofrece muchos argumentos a sus lectores para despertar interés en ellos. En una nueva york del futuro en la que todo es distinto, las incógnitas por resolver son numerosas y esa es la primera razón para seguir leyendo. A nivel de puro entretenimiento, el cómic no se queda atrás. Desde el primer momento la acción y la tensión dominan cada página mientras guían al lector a través de este mundo tan distinto y sus misterios por resolver. Las apuestas son altísimas en todo momento, tan altas como seguramente solo un cómic de este tipo, un comúnmente llamado “what if”, puede permitirse.

Sin embargo, considero que el elemento que más atrapa la atención del lector es el misterio alrededor de la identidad de la última tortuga ninja. No sabemos quién de los cuatro integrantes del grupo puede ser. Podemos intentar adivinarlo debido a su forma de actuar o de hablar, pero Eastman y Waltz se encargan de que esa no sea una tarea fácil, ni siquiera para los seguidores más acérrimos de los personajes. Es uno de los elementos más interesantes de la trama y uno de los múltiples y sobrecogedores giros de guion que nos depara la lectura.

La última historia

Otro de los elementos que más destacan de El último Ronin es el tono de su narración. Empezando por la premisa, se puede apreciar un enfoque mucho más oscuro respecto al de las historias a las que las Tortugas nos tienen acostumbrados. En este caso, los autores se ven liberados de cualquier clase de limitación o censura y pueden simplemente centrarse en plasmar el cómic que tienen en mente, sin preocuparse de nada más.

Como ya comentaba antes, este es un tipo de historia que seguramente solo pueda producirse en este formato de “what if”. Sin embargo, uno de los problemas que suelen tener esta clase de historias alternativas es que se alejan tanto y tan bruscamente de lo que conocemos que pueden resultar demasiado ajenas y, por ende, perder parte de su efecto. Hablo, en resumidas cuentas, de esa sensación de que lo que estamos leyendo es más cercano a un “fanfic” que otra cosa, de que jamás podría formar parte del universo canon de esa franquicia porque los guionistas parecen estar más centrados en pasárselo bien con los juguetes que les han dado que en desarrollar a los personajes y su mundo con coherencia.

Por suerte, la presencia de los creadores originales de las Tortugas y del principal guionista del reinicio de los personajes para IDW ayuda en gran medida a mitigar esa sensación. Todos los personajes, incluso aquellos que han cambiado drásticamente a causa de lo ocurrido, siguen manteniendo una esencia reconocible, ese “algo” que los caracteriza, ese motivo por el que gustan a los lectores, sin caer tampoco en la caricaturización.

Cuando se escriben historias así es muy fácil pensar, por poner algunos ejemplos, que la esencia de Spiderman es tener un gran sentido de la responsabilidad, que la de Batman es la obsesión causada por la muerte de sus padres o la de Rafael ser la Tortuga Ninja que siempre está cabreada. Resulta muy sencillo caer en la práctica de escribir a un personaje en base a unos pocos conceptos superficiales, pero el motivo por el que un personaje suele enamorar al público es precisamente lo contrario: su tridimensionalidad, sus contradicciones y su lucha por definirse a sí mismo. Esos conceptos pierden su impacto sin el trasfondo con el que los asociamos.

Por eso, para ayudar a que el lector siga sintiendo que está leyendo a esos personajes que tanto le gustan, incluso en los escenarios extremos de un “what if”, lo primero que se debe hacer es mimar a los personajes: recordarnos quiénes son, por qué los queremos y cómo han cambiado; recordarnos su historia y establecer conexiones palpables entre lo que ya sabemos y las novedades que se nos plantean. Si no se pone el esfuerzo suficiente en esto, en construir esta especie de puente, es posible que el público tenga la sensación de que la historia trata sobre un personaje distinto y desconocido. Puede que la lectura sea entretenida aun así, pero desde luego ya no será lo mismo.

Eastman, Laird y Waltz sortean todos estos problemas con suma habilidad en todo momento; y por supuesto, esto no se debe solo a que no caigan en las trampas mencionadas, sino también a que son los creadores originales de los personajes y se nota lo interiorizados que los tienen. Si alguien sabe cómo serían las Turtugas Ninja en un futuro oscuro, son ellos. Si alguien puede situarlas en un escenario tan extremo, echarles sacos de traumas encima, modificar el tono habitual de la narración y que aun así siga pareciendo que estamos leyendo una historia de las mismas Tortugas Ninja de siempre, son ellos. Justo por ello el cómic consigue atrapar e impactar tanto. No transmite la sensación de ser una historia alternativa de Las Tortugas Ninja como otra cualquiera, sino que nos hace sentir como si estuviéramos leyendo la verdadera última historia de Las Turtugas Ninja.

Dibujando el futuro

Esau Escorza, Isaac Escorza y Ben Bishop son los principales encargados del dibujo, ayudados por el color de Luis Antonio Delgado y Ronda Pattison. Kevin Eastman actúa como director de orquesta, pues es el encargado de supervisar y crear los bocetos de cada página, llegando a dibujar por sí mismo algunas escenas del pasado con el estilo de la serie original de las Tortugas. Su presencia es clave para mantener ese grado de autenticidad en todo momento.

Se trata de un apartado gráfico que narra con eficacia y ofrece diseños bastante interesantes como el del propio Ronin. Sin embargo, en ocasiones se puede echar en falta un poco más de personalidad. En general cumple con lo que se propone, aunque no es algo a destacar de la obra.

Para aquellos interesados, la excelente recepción de El último Ronin tanto por opiniones como por ventas ha impulsado a IDW a anunciar una secuela que servirá para explorar en mayor profundidad el camino que condujo a las Tortugas hasta el futuro distópico que se nos presenta en la miniserie. Bajo el nombre de The Lost Years (Los años perdidos), será otra miniserie de cinco números que se lanzará en enero de 2023 en el mercado norteamericano y contará con gran parte del equipo creativo de El último Ronin.

A modo de curiosidad, existe un corto de animación creado por varios fans de la franquicia en el que se recrea una de las escenas de El último Ronin de forma absolutamente espectacular. Si ya habéis leído el cómic y tenéis curiosidad, echadle un ojo. Si todavía no lo habéis leído, también puede ser una buena forma de abriros el apetito. La escena no contiene spoilers que escapen a lo que la propia premisa de la obra ya revela.

Lo mejor

• La sensación de autenticidad.
• El cambio hacia un tono tan oscuro y desgarrador.
• El misterio de quién es el último Ronin.

Lo peor

• La conclusión puede resultar algo precipitada.
• Un dibujo con más personalidad podría haber elevado la obra a cotas mayores.



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