Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Black Adam. La redacción opina

Aviso de Spoilers: El siguiente artículo es una crítica de Black Adam en la que desvelan algunos detalles del argumento y la trama de esta producción. Si todavía no has visto la película y quieres mantener la sorpresa no traspases esta frontera. No hay retorno si ignoras la advertencia.
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Dirección: Jaume Collet-Serra.
Guion: Adam Sztykiel, Rory Haines y Sohrab Noshirvani (Cómic: C.C. Beck y Otto Binder.)
Música: Lorne Balfe.
Fotografía: Lawrence Sher.
Reparto: Dwayne Johnson, Sarah Shahi, Pierce Brosnan, Viola Davis, Aldis Hodge, Noah Centineo, Chico Kenzari, Quintessa Swindell, Uli Latukefu, Bodhi Sabongui, Mo Amer, Tang Nguyen, Joseph Gatt, Angel Rosario Jr., Chaim Girafi, Jalon Christian, Cameron Moir, Rahiem Riley, Tre Ryan, Stephan Jones, Donny Carrington, D.J. Stavropoulos, Odelya Halevi, Natalie Burn.
Duración: 125 minutos.
Productora: DC Entertainment, FPC Production, New Line Cinema, Seven Bucks Productions y Warner Bros. Pictures.
Nacionalidad: Estados Unidos.

El universo cinematográfico compartido de DC Entertainment se está dando una segunda oportunidad. Su «nuevo futuro» está en construcción, añadiendo nuevas piezas al tablero de ajedrez, pero sin tener todavía claro si estás encajan con lo ya visto o si ni siquiera hay voluntad por hacer que realmente encajen. Nos cuesta hacernos una imagen global a día de hoy de lo que se está cociendo. Tenemos producciones como El Escuadrón Suicida de James Gunn y la serie de El Pacificador que parecen tirar en una dirección. Una contraria a proyectos como la magnífica The Batman de Matt Reeves y la anunciada secuela musical del Joker de Todd Phillips y Joaquin Phoenix. Y esto sin olvidar la polémica cancelación de Batgirl meses antes de su estreno, el retraso de la secuela de Aquaman y la patata caliente que supone ese Flashpoint protagonizado por un Ezra Miller cuya leyenda negra crece a cada día que pasa. Hay que reconocer que algo saltó por los aires en 2017, cuando se estrenó en cines la versión mutilada de La Liga de la Justicia de Zack Snyder, por obra y gracia de un Joss Whedon que aquí ejerció como mercenario a las órdenes de los despiadados productores de Warner Bros. Pictures. El director pudo resarcirse tiempo después ofreciéndonos en HBO Max su visión de la historia, la polémica Zack Snyder’s Justice League que a la postre supondría la despedida sobre sus pretensiones de futuro para este supergrupo en la gran pantalla. Un movimiento que ha dividido a muchos aficionados dejando heridas que aún hoy siguen abiertas y que la presente Black Adam está destinada a reabrir de una manera u otra. Una producción que en parte es un sueño cumplido pues lleva desde principios de este siglo en la agenda y con un Dwayne Johnson ligado al proyecto desde el ya lejano 2006. Después de qud nuestro compañero Jordi T. Pardo diera su perspectiva del film ahora son nuestros redactores Raúl Gutiérrez, Enrique Doblas, Román de Muelas y Juan Luis Daza los encargados de dar una visión políedrica de la
ultima propuesta de DC Entertainment y Warner Bros.

Una película de hace veinte años, por Raúl Gutiérrez

Si hace tan sólo quince años nos hubieran dicho que algún día veríamos a Black Adam y a la Sociedad de la Justicia luchando entre sí, en un universo DC cinematográfico en el que también estaba Shazam, sin duda no los hubiéramos creído. La popularidad de la que goza el mundo del cómic en general, y el de cómic superheroico en particular en la época actual permite que hoy en día práticamente podamos ver en pantalla todo lo que en alguna ocasión vimos en viñetas.

Ni Black Adam ni la JSA son primeras espadas de DC Comics ni del cómic superheroico, pero gustan mucho al aficionado de estas lecturas y el hecho de poder verlos en una película, ya es una conquista en sí.

Sin embargo, estos personajes se insertan dentro de un Universo Cinematográfico de DC Comics que adolece de serios problemas casi desde su origen. Con algunas películas mejores y otras peores, Warner Bros lleva 9 años sin saber dar con la tecla de cómo hacer un universo compartido con una de las franquicias más poderosas (y millonarias) que posee. Donde otrora fuera Warner Bros la pionera en hacer este tipo de películas y la mejor en cómo lo hacía con grandes éxitos individuales como las primeras cintas de Batman y Superman, hoy se encuentra muy por detrás de Marvel en lo que a continuidad e interrelación entre las distintas películas y series se refiere.

Los distintos creativos están poniendo muchas ganas en el proyecto, e intentan dotar a éste de una nueva dirección y marca común, con productos como los realizados por James Gunn (actual Co CEO de la división audiovisual de DC Comics), El Escuadrón Suicida y El Pacificador que junto a Wonder Woman, Shazam y Aquaman nos hacen recuperar la fe en un universo que en lo audiovisual fue defenestrado por Warner y por un Zack Snyder que, en opinión de un servidor, jamás entendió los juguetes con los que jugaba (si bien era el único que al menos tenía una visión coherente, ordenada y continuista del Universo DC).

Y así, entre distintos trompicones y con Warner en una situación en la que no sabemos qué pretende hacer con una DC a la que está tratando fatal (lo ocurrido con Batgirl y Flashpoint son buena prueba de ello) llegamos a Black Adam, una película en la que se presenta al gobernador de Kahndaq, como ese Dios Vengador que regresa a nuestro mundo para recuperar su patria y acaba convertido en el antihéroe que jamás imaginó ser.

La película es entretenida, eso no podemos negarlo. Pero se queda tan solo en eso. Recuerda a producciones como El Motorista Fantasma o las primeras películas de X-Men, películas todas ellas que en su momento resultaron rompedoras y que marcaron el camino hacia la época actual, una época a la que Black Adam no consigue adaptarse como producto audiovisual superheroico. Los personajes, en lugar de presentarse por sí mismos, son anunciados por una voz en off que no entiende en lenguaje cinematográfico.

El tono de la película, no sabe si quiere ser cómico u oscuro, oscilando entre ambos sin terminar de decidirse por uno de ellos. Su encaje dentro del resto de películas de DC requiere tener al lado a un lector de cómics que lo explique, algo que en una película mainstream blockbuster para todos los públicos es casi un crimen.

Más parecida a Venom y Morbius que a Aquaman, Shazam o Wonder Woman, por no mentar otras tantas películas del MCU, Black Adam es entretenida, pero no pasa del aprobado raspado, dejándonos igual que cuando la comenzamos, sin ganas de más y con una sensación de vacío en el estómago.

¡Hawkman!, por Enrique Doblas

Admito que me es difícil evaluar esta película de manera objetiva (si queréis escuchar mi mejor intento tenéis el podcast), pero contando que en estos especiales lo que más cuenta es la opinión del redactor, me dejaré llevar. Y es que sería delito no admitir las muchas carencias de la peli, que lo haré, pero mi amor por DC creo que pesa en mi valoración final.

Dicho esto, creo que la peli merece mucho más que otras por el estilo y presupuesto por una simple razón que sobrevuela muchas producciones de superhéroes (de una compañía u otra) de los últimos tiempos: la pretenciosidad. Es de agradecer una película que no pretende ser más de lo que es, y que por tanto merece una crítica en consonancia. Por lo cual, no encuentro mejor adjetivo, aunque ya lo haya repetido entre amistades una y otra vez: Es como un especial verano de Zinco de 200 pelas, para bien y para mal.

Es decir; si quieres una trama sin alardes pero bien hilada, unos personajes muyyyy estereotipados pero que se entienden bien y no se traicionan a sí mismos, tollinas a mansalva y espectacularidad palomitera (mientras el dibujante CGI lo permita), esta es sin dudas tu película.

Ahora bien, empiezo por lo malo para luego explayarme sin tapujos en lo que considero virtudes. La peli tiene un tufo patatero de principio a fin, seamos sinceros. Desde esa introducción insoportablemente larga y topicazo, hasta la “revolución” del (escaso) pueblo comandado por el niño en los últimos compases del filme. Desde la cámara lenta en los combates (tri-lla-dí-si-moooo) hasta el villano final que parece sacado de un juego de ordenador. Y no hablemos de la suspensión de la incredulidad, por mucho que se trate de una peli de acción con superhéroes hay cosas que cuesta pasar por alto. Finalicemos esta pataleta con el papel florero de las 2 mujeres que comparten más tiempo de rodaje, en el caso de ciclón ya de risa.

PERO, oh pero.

¡Sale Hawkman! No, ya en serio, la Sociedad de la Justicia (se “olvidan” del América) es con creces lo mejor de la película. Obviamente a parte del propio Adam, que The Rock hace suyo y mola mil. Pero es que la interacción entre los miembros de la Sociedad, el magnífico Dr Fate de Pierce Brosnan y, vale, me ha impresionado ese Hawkman de Aldis Hodge, son absolutamente geniales.

Y es que han sabido escoger ese Carter Hall tan violento y camorrista como experimentado y mentor. Han conseguido que ese casco en principio tan ridículo imponga respeto, además de que una simple maza, en un mundo de super-seres, dé auténticos escalofríos del dolor que puede provocar. Y las alas, que chulada
¡qué bien conseguido!

Como decía, Brosnan aporta la experiencia de un actor de calidad y renombre que toda peli de acción necesita para balancear la cosa. Sus intervenciones son siempre bienvenidas y certeras, su complicidad con Hodge es más que palpable, y aporta un par de buenos giros a la trama principal.

Y por supuesto, hablemos de Dwayne Johnson, que a sus 50 años disfruta de un físico impresionante en pantalla, haciendo automáticamente obsoleto cualquier relleno en su traje (disfrutablemente fiel al original). Conste que no todo son musculacos y las escasas dotes interpretativas del actor son aprovechadas al 100% haciéndonos agarrarnos al sillón cuando toca o reírnos a carcajadas cuando se puede.

La última de las virtudes a destacar, en este caso bien grande, es la crítica a los gobiernos imperialistas que se meten donde no les llaman y creen ser los salvadores de lo que nadie les pidió arreglar. Aunque el objetivo de la sátira sea claro, lo esconden hasta del nombre del grupo (ahora entenderéis lo de Justice Society a secas). Aunque sea un poco burdo, semejante reproche en una peli de acción ligera, se agradece.

Queda hacer gala de unos cuantos spoilers (además de EL spoiler) en lo que se refiere a los guiños al universo DC. Desde la más que bienvenida Viola Davis-Amanda Waller a las que me cuesta ya distinguir o dejar de admirar. Hasta esa sorpresa final que revoluciona el anquilosado universo DC cinematográfico (en lo que a interconexión y continuidad se refiere, porque sus productos independientes siguen siendo magníficos). Y a ver que alegrías nos depara esa mega-prisión submarina.

En fin, como veis me pesa el hype y hasta Jaume Collet-Serra me parece un estupendo director de acción y, atención, muy buen director de actores (aquí me cubre un velo bien tupido ante los errores que mencioné al principio). Pero, incluso desde fuera del amor a DC, me parece, pese a sus obvios defectos, un producto redondo, sólido y muy, pero que muy disfrutable. Ante el continuo panorama superheroico que tenemos en la actualidad no supone nada nuevo, cierto. Ante la ridícula solemnidad de ciertas producciones de género… sí que me parece un soplo de aire fresco.

Disfrutad de los mamporros de La Roca… ¡y disfrutad de Hawkman!

Si quieres salvar a tu país, haz los deberes, por Román de Muelas

Cada vez que “pasa” por nuestras pantallas una película de superhéroes hay enconados debates entre algunos redactores. Lo curioso es que más o menos todos vemos la misma película, el mismo argumento, los mismos defectos y las mismas virtudes. Pero a la hora de realizar la valoración general se disparan las filias y fobias. Los fans de los personajes y franquicias minimizan los aspectos más discutibles del film y maximizan el impacto de los aciertos. Los menos fans hacen lo contrario.

Black Adam es un personaje que ha adquirido protagonismo en DC en los últimos años. La reconstrucción a la que le sometió Geoff Johns lo convirtieron en un nuevo antihéroe de la editorial, más superpoderoso y menos urbano que los muchos que llevan años pululando. Su ambigüedad moral y su capacidad para protagonizar peleas titánicas lo hacían muy atractivo. Se puede pegar con cualquier personaje tanto desde un punto de vista de nivel de poder como de su situación como héroe-villano.

DC nos estaba acostumbrando a productos algo diferentes del estándar de película de superhéroes. El Joker, sobretodo, y The Batman demostraban que se podía salir del film más convencional. Pero con Black Adam volvíamos a una película más “clásica” más parecida a Iron Man (por nombrar un ejemplo) que a la que hizo Robert Pattison.

Se trata de un producto excesivo, asimétrico, desequilibrado que toca y homenajea multitud de géneros. Black Adam no quiere dejar margen. Guiños evidentes a El Bueno, el Feo y el Malo, a los Rolling Stones o a Terminator 2. Algo tienen las películas DC que siempre parecen cercanos a otros productos.

La fórmula parece funcionar.

Otro aspecto de las películas de superhéroes de los últimos años es capacidad para tocar muchos géneros, desde el humor, al drama, la tragedia, la autosuperación e incluso la crítica política o social (que siempre es política).

En este caso tenemos una agradable sorpresa nada disimulada con la crítica a la invasión americana a Irak o su política criminal en oriente medio.

Cierto es que llega como treinta años después pero no deja de ser un signo de los tiempos y un aspecto muy favorecedor de las películas de superhéroes que acostumbran a tocar estos temas de manera mucho más soterrada y ambigua, hasta el punto de no saber a qué o a quien están defendiendo.

Como aspecto subtextual negativo debemos tener en cuenta, lo que comentó en su momento Mònica Rex en el podcast de la película, sobre el papel claramente secundario de los personajes femeninos. Aparecen apenas tres mujeres con roles claramente estereotípicos y que ni siquiera en 2022 son capaces de cumplir con el test de Benchley.

Lo dicho, se trata de un producto convencional con aciertos (la acción, la crítica geopolítica, Hawkman…) y aspectos mejorables (infrautilización de personajes femeninos, el humor tontorrón, la inverosimilitud de algunos supuestos…) depende de la predisposición de cada uno para valorarla como una buena película o simplemente un producto para pasar el rato.

Mención especial merece la escena postcrédito que no deja indiferente y multiplica las especulaciones sobre la continuidad del DCU. Allí sí que no hay discusión, se trata de un acierto.

Volver a empezar, por Juan Luis Daza

Es algo ineludible que el DC Extended Universe lleva siendo un tren a punto de descarrilar casi desde su puesta de largo con aquella El Hombre de Acero (Man of Stell, Zack Snyder, 2013) que vio la luz hace poco menos de diez años. Los problemas internos de DC Entertainment y Warner Bros, acentuados por la compra de esta última a manos de Discovery, a la hora de configurar su particular microcosmos audiovisual a partir de la riquísma galeria de personajes icónicos de DC Comics solo ha acertado en la diana muy puntualmente. Todo ello debido a la insana manía de no perder detalle con respecto lo que hacían en el UCM de Marvel Studios para igualar posiciones sin pararse a poner unos cimientos sólidos que les permitieran contar historias interesantes y atractivas de cara al público con estos mitos del séptimo arte a los que solo han hecho justicia en ocasiones contadas.

Shazam!, una de las películas más redondas del DCEU para el que suscribe, sirvió como excusa para que los quince años que ha dedicado Dwayne Johnson a sacar adelante una adaptación cinematográfica del personaje creado por Otto Binder y C. C. Beck en las páginas de aquel muy lejano The Marvel Family #1, publicado en diciembre de 1948, por fin cristalizara en la gran pantalla. El actor de El Rey Escorpión (Chuck Russell, 2002) o sagas como Fast & Furious no solo protagoniza el film, también es uno de los principales productores mediante su compañía, Seven Bucks Productions, de manera que su implicación en esta Black Adam, que llegó a cines españoles el pasado 21 de octubre, es total. Parece que una vez más las cifras no acompañan como se esperaba a una adaptación de los personajes de DC al medio audiovisual, pero esta vez de manera harto injusta.

Vaya por delante que Black Adam es, como era de esperar, un mastodóntico vehículo para el lucimiento de Dwayne Johnson, no ya solo como actor principal, sino también como empresario. Practicamente todo el equipo localizado delante y detrás de las cámaras ha sido elegido por «The Rock» y eso incluye a los guionistas y el director, nuestro compatriota Jaume Collett-Serra que después de coincidir con Johnson en la divertida Jungle Cruise fue solicitado por este para encagarse de la realización de un proyecto a mayor escala que los eficientes y entretenidos thrillers de acción que el catalán había rodado hasta ahora en Hollywood. Pero, como ya hemos mencionado, antes que artista el actor de Dolor y Dinero (Pain & Gain, Michael Bay, 2103) es un hombre de negocios y dentro de su labor como tal está la de esuchar a los fans y actuar en consecuencia con respecto a cuáles son sus desos y opiniones.

Por ello no es de extrañar que Black Adam además de tratar de encarrilar el lore y la crononología del desbocado DC Extended Universe, también herede los parámetros audiovisuales de Zack Snyder en producciones como la ya mencionada El Hombre de Acero, Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia o la Zack Snynder’s Justice League. A un nivel estilístico Jaume Collett Serra emula todas las señas de identidad formales del director de 300 o Watchmen, con esa propensión a magníficar cada plano, cada encuadre, cada ralentí para que sus personajes más que superhéroes luzcan en pantalla como deidades. Esta idea queda clara en el arranque del film con la presentación del protagonista en una secuencia mastodóntica acompañada por Paint it Black de The Rolling Stones que pese lo obvio de su concepción a un servidor le introdujo al 100% en una película disfrutable hasta lo indecente.

Black Adam es puro fuego de artifico, la hipérbole de la imagen retocada digitalmente, pero es de una naturaleza tan disfrutable y carente de pretensiones que no puedo hacer más que caer rendido a los pies de su propuesta. Dwayne Johnson luce imponente y omnipresente en pantalla y la versión ofrecida por el film de la Justice Society of America es todo un hallazgo. Desde la elegancia de un señorial Pierce Brosnan como Doctor Fate, al carisma de Aldis Hodge como Hawkman, pasando por la química de Quintessa Swindell y Noah Centieno como Cyclone y Atom Smasher la simiente platanda con esta versión de los superhéores de DC Comics podría darnos más de una satisfacción en próximas entregas del DCEU. Como suele se habitual flaquea el villano, sin un arco argumental consistente, pero con una resuelta presencia física como Sabbac. Por otro lado los roles de Sarah Shahi (Adrianna Tomaz) y Bodhi Sabongui (Amon Tomaz) son aquí unos funcionales émulos de Sarah y John Connor en Terminator 2: El Juicio Final que cumplen, pero tampoco aportan demasiado.

Jaume Collet-Serra apela a su oficio y se adapta a una maquinaria desmesurada como la de DC Entertainment y Warner Bros con la profesionalidad esperada. Como previamente hemos mencionado, desde los tiempos de La Casa de Cera el catalán se ha forjada una estimable carrera en Estados Unidos con producciones de género nunca memorables, pero resolutivas a distintos niveles. Por suerte ese salto al blockbuster multimillonario que supuso para él Jungle Cruise, y del que salió airoso, fue un campo de pruebas para esta Black Adam con la que muestra un perfil tan compentente como el de cualquier otro realizador contratado para rodar este tipo de largometrajes supeheróicos. Su facilidad para mimetizar su puesta en escena con la de Zack Snyder me obliga a reafirmarme en mi idea de que si al director de El Ejército de los Muertos se le puede copiar con tanto acierto es porque su perfil autoral se sutenta casi al 100% en la exaltación desmesurada y sobrecargada de la imagen cinematográfica, y en poco más que eso.

Black Adam es la oportunidad perfecta para insuflar nueva vida al DC Extended Universe sin tener que reiniciar o desechar lo ya establecido. El film comandado por Dwayne Johnson es respetuoso con los cómics y hace referencias a producciones previas del cine (Escuadrón Suicida) y la televisión (The Peacemaker) mientras explora nuevos caminos que, no por transitar lugares comunes, carecen de interés. A esto debemos sumar la más que probable aparición del personaje en la próxima Shazam! Fury of the Gods y el tan celebrado como esperado regreso de Henry Cavill como Superman. Mirando hacia adelante, pero sin olvidar por completo el pasado, esta podría ser la primera piedra sobre la que James Gunn y Peter Safran revitalizaran unas historias y una galeria de personajess con mucho potencial que todavía esperan su momento para que la «Distinguida competencia» pueda batirse el acero de igual a igual con la «Casa de las Ideas» en las multisalas. Ojalá el tiempo me dé la razón, sinceramente lo espero con ganas.



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