Javier Vázquez Delgado recomienda: Los cosacos de Hitler, de Valérie Lemaire y Oliver Neuray

Portada Los cosacos de Hitler de Valérie Lemaire y Oliver Neuray

Edición original: Les cosaques d’Hitler intégrale (Casterman, 2018)
Edición nacional/España: Los cosacos de Hitler (Cartem Cómics, 2022)
Guion: Valérie Lemaire
Dibujo: Oliver Neuray
Color: Ruby
Traducción: Mateo Pierre Avit ferrero
Maquetacion y rotulado: Antonio de Diego
Revisión y correción de textos: Elena Hernández y Marta Molina
Formato: Cartoné. 104 páginas. 24€

Traiciones en nombre de la libertad.

«El régimen soviético nos persigue a los cosacos desde hace tanto tiempo… Por desgracia, Hitler era nuestra única esperanza para que cesase nuestro sufrimiento.»

Desde que estalló la guerra en Ucrania se ha hablado mucho en los diferentes medios sobre las causas históricas de los problemas entre ambos países. Entre las múltiples causas que se citan siempre se hace referencia al apoyo que dieron en Ucrania a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, algo que también se dio en otros territorios de la antigua U.R.S.S. entre las partes de su población que se oponían a la dictadura de Stalin. Aunque no transcurre en Ucrania, Los cosacos de Hitler trata de explicar las causas que llevaron a los cosacos a aliarse con Hitler y nos relata que les sucedió tras el final de la Segunda Guerra Mundial cuando los británicos que le tenían presos en el pueblo austriaco de Lienz le entregaron al ejército rojo. No solo a los combatientes, también a mujeres y niños que tuvieron que sufrir una brutal represión por parte del régimen que los encerró en gulag en los que las condiciones de vida eran terribles. Se trata de una obra publicada en un completo integral por Cartem Cómics que recoge los dos volúmenes (Macha y Kolia) creados por los belgas Valérie Lemaire y Oliver Neuray aparecidos entre 2013 y 2014. 

Aunque se base en hechos reales estamos ante una historia de ficción que entremezcla el destino de los cosacos con la vida de Edward y Nicolas, dos jóvenes de familias acomodadas escocesas que son destinados al campamento cosaco de Linz, allí conocen a una cosaca rusa, Macha, asentada junto a su familia y miles de cosacos que combatieron al lado de los nazis. Tras un choque inicial por esa extraña alianza que Nicolas no comprende entre él y Macha surge el amor, pero se verá interrumpido cuando son separados por la decisión del gobierno británico de entregar a los cosacos y sus familias a Stalin frustrando sus esperanzas de ser acogido en los países aliados. Una traumática despedida que marca sus vidas durante los siguientes veinte años.

Si se buscan cómics que nos ayuden a comprender mejor la actual situación en Ucrania hay otras opciones de carácter más periodístico que resultan mucho más apropiadas como La Rusia de Putin (Astiberri) de Darryl Cunningham, centrada en los años Putin como gobernante de Rusia, o Los cuadernos ucranianos y rusos (Salamandra Graphic) de Igort, en la que podemos ver cómo la población ucraniana todavía tiene en su memoria el recuerdo del Holodomor, la terrible hambruna provocada por las políticas de Stalin y que también nos nuestra la actual represión que Putin ejerce contra todos los opositores. Aunque el cómic que mejor refleja la actual situación es Cuadernos ucranianos. Diario de una invasión de propio Igort que Salamandra Graphic publicará el próximo marzo y en el autor italiano aborda con su habitual maestría y objetividad la actual guerra. Sin embargo, lo que sí nos ofrece la obra de Lemaire y Neuray es una sólida historia de amor y traiciones con el buen hacer que acostumbran a tener los cómics francófonos históricos, aunque con algunos olvidos sobre la historia real que resultan muy llamativos y una cierta previsibilidad en el argumento que le resta valor al conjunto de la obra.

Los cosacos de Hitler es por encima de todo una historia de traiciones, la de Edward a Nicolas, la que cree sufrir Macha por parte de Nicola, la que perpetro el gobierno británico con los cosacos, la de los dirigentes comunistas soviéticos con los ideales que defendió la Revolución del 17 y también la que hicieron con sus ideales de libertad los cosacos al aliarse con los nazis. Aunque en la obra tratan de exponer las razones que los llevaron a esa alianza, sobre todo el atroz miedo que sentían ante las represalias que iba a tomar Stalin contra ellos y vemos como se sienten culpables por ello, en ningún momento se muestran las salvajadas que los nazis realizaron contra la población civil de los territorios de la U.R.S.S., actos de los que, en mayor o menor medida, también fueron cómplices sus aliados. Algo que resta objetividad y potencia a la denuncia que trata de hacer la obra, que por otro lado sí que nos deja ver con mucho realismo como eran conscientes de que con el tiempo los nazis también habrían tratado de acabar ellos a los que, al igual que al resto de los eslavos, consideraban una raza inferior. De la misma manera que hace hincapié en las terroríficas condiciones de vida que tuvieron que sufrir las mujeres cosacas en los gulags a los que fueron condenadas tras ser entregadas por los británicos y la suerte que sufrieron los dirigentes cosacos que, no hay que olvidar que fueron parte vital del ejercito blanco que se enfrentó a los revolucionarios en el 17.

La historia está narrada a través de saltos en el tiempo entre 1970 y 1945 de manera que vemos como ha afectado a los protagonistas los sucesos que protagonizaron en el campamento de Leinz y como han sido sus vidas los años posteriores marcadas por la dureza de la guerra, las historias de amor trágicas y los secretos. Pero, pese a esos continuos saltos en el tiempo, no hay ningún problema para poder entender la historia, ni necesita abusar de los cajetines de texto para situar al lector a cada momento, algo de agradecer. Con el paso de las páginas la trama va resolviendo todos los enigmas que ha planteado. Unas tramas que, aunque bien resueltas, hemos podido leer muchas veces en historia similares, aunque estén situadas en otros contextos que suelen ser los que aporta la originalidad a este tipo de historias. En este caso esa novedad viene dada por el retrato que se hace de la manera de entender la vida de los cosacos y sus costumbres.

Gráficamente estamos ante una obra con el estilo de línea clara que tantas veces encontramos en los cómics francobelgas históricos siguiendo la estela de Julliard y Bourgeon que han marcado el género desde que en los años ochenta publicaran Las siete vidas del Gavilán (Norma) y Los pasajeros del viento (Astiberri) respectivamente. Dentro de los autores que tratan de emularlos el trabajo de Neuray es de la más destacados, pese a que algunos personajes adolezcan muchas veces de resultar muy estáticos y de usar una narrativa y composición de página excesivamente clásica. Pero la obra resulta muy brillante a la hora de mostrar los diferentes atuendos y escenarios en los que transcurre la trama lo que habla muy bien del trabajo de documentación que se ha realizado.

Como es habitual Cartem hace una muy buena edición con gran tamaño, buena reproducción y abundantes extras que nos ayudan a contextualizar la obra. Ojalá que la edición de Los cinco de Cambridge, un trabajo de los mismos autores que está en sus planes de publicación para el próximo septiembre tenga la misma calidad.

Los cosacos de Hitler es un perfecto ejemplo de lo que podemos esperar de un cómic histórico producido en el mercado francobelga, bien dibujado y con tramas interesantes, aunque en esta ocasión peca de no ser todo lo objetivo que debería y de resultar algo previsible en su desenlace.

Para ver el booktrailer que han preparado desde Cartem solo tenéis que pulsar el play:

Lo mejor

• Lo descarnado de la historia, en particular, el reflejo del miedo que los cosacos sienten ante Stalin lo que los lleva a tomar decisiones terribles.
• El intento dar a conocer lo que sucedió en Lienz y limpiar en cierta media la mancha que hay sobre los cosacos.

Lo peor

• Se echa en falta que la obra cuente la represión que los nazis ejercieron en los territorios bolcheviques que ocuparon durante la Segunda Guerra Mundial.
• El dibujo resulta bastante estático en algunos momentos.



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