Javier Vázquez Delgado recomienda: One Star Squadron
Edición original: One-Star Squadron núms. 1-6 USA (DC Comics, 2022)
Edición nacional/España: One Star Squadron (ECC Cómics, 2022)
Guion: Mark Russell.
Dibujo: Steve Lieber.
Entintado: Steve Lieber.
Color: Dave Stewart.
Traducción:Guillermo Ruiz Carreras.
Formato: Cartoné, 144 págs. A color. 18,95€
La mirada del capitalismo
«Cada historia de un buen héroe es la historia de personas ayudándose unas a otras a sobrevivir»
Con la última tanda de novedades de ECC del año, llega a las tiendas la última obra de Mark Russell adscrita al Universo DC. Se trata de un trabajo distinto, como se puede esperar de este guionista, que aprovecha el espacio para realizar una interesante crítica al sistema laboral y su entorno, así como al propio concepto de lo que es ser un héroe.
La miniserie USA llega recopilada en un solo tomo, lo que permite poder apreciar mucho mejor los matices de este trabajo que para nada es algo meramente alimenticio. Desde que, en 2015, Mark Russell, llegara al mundo del cómic con esa pequeña joya, inédita en nuestro país a día de hoy, titulada, Prez, su presencia y prestigio ha ido afianzándose a cada obra que publicaba. Guionista multieditorial, con trabajos en DC, Marvel y en varias editoriales independientes, ha alcanzado un estilo propio, una seña de identidad que lo define, que no es otra que añadir siempre un punto crítico sobre la sociedad occidental tal y como esta definida.
Para esta ocasión, Russell, se centra en personajes de segunda y tercera división, olvidados en muchos casos o con muy escasa presencia editorial. Esto le permite poder disponer de un entorno donde implementar, a placer, todo aquello que considera necesario para que la historia funcione bien, sin importar las consecuencias.
La obra se centra en una empresa que, a través de una aplicación, permite contratar a héroes para distintas tareas, que pueden ir desde un servicio de protección, a una aparición en una fiesta de cumpleaños. Tal espectro de actos ya es el primer punto de fricción y sobre el que la obra se sustenta, porque existen los héroes o heroínas que son contratados y los que hacen labores de telemarketing, generando entre todos ellos una competición interna por destacar, ser el mejor, reviviendo viejos días de gloria, mientras que otras esperan su oportunidad para poder hacer algo relevante que los saque de la oficina.
Russell ataca de lleno al sistema de evaluación de los servicios. Esas notas, esas estrellas que miden el trabajo de las personas, para poner frente al lector lo ridículo de este sistema. Como se despersonaliza para convertir a un ser humano en un material al que se le dan estrellas.
Estamos ante muchos juguetes rotos, corazones perdidos, almas fracturadas, llenos de traumas y de miedo por perder ese trabajo que los tiene encasillados, cosificados, como meros artículos a los que poder acceder cuando alguien precisa de un servicio como los que ofrecen a través de la aplicación. Pero hay que subir la apuesta y Russell, tras el primer planteamiento, aplicando una sutil capa de vitriolo tamizado con toques de humor, añade un fuerte componente dramático cuando suma a la ecuación los tejemanejes de la corporación que está detrás de la aplicación de alquiler de servicios superheroicos.
Los directivos de la empresa suben el nivel de descorporeización de la plantilla hasta el punto de que ya no importan nada y son prescindibles a cualquier nivel con tal de que el dinero fluya. Una visión real, tan real que asusta, del mundo que vivimos.
Y es en este punto, cuando lo patético roza lo absurdo, cuando las piezas comienzan a encajar. La sátira se torna terrorífica en el momento que todo se desmorona y la reflexión que hace Tornado Rojo, el personaje sobre el que pivota la obra se torna profunda e incisiva. Es el momento de volver a aumentar la presión, pero ahora mirando al otro lado, al de los trabajadores, que ven como sus vidas cambian, como la reinvención es posible cuando se superan los miedos al cambio y se cree en uno. Es la forma que tiene Russell de decir al mundo que los cambios empiezan en uno mismo, en eso que puedes controlar de la mejor de las maneras, para tomar el control de tu vida y aprovechar el privilegio que da una segunda oportunidad. No tenemos una sola vida, sino tantas como queramos vivir.
Podría interpretarse de todo esto que el trabajo de Russell es aleccionar, pero en realidad es más increpador. Reta a que se dediquen unos minutos a percibir esa sensación de poder interno y dejar que algunas de las contundentes frases expuestas por algunos de los personajes que aparecen, resuenen en nuestro interior. El guionista de los Picapiedra no quiere decir las cosas, prefiere exponer preguntas y que cada cual las responda. Pensar el tipo de trabajo que desempeñamos, sus repercusiones en la sociedad, si es definitorio o no de nosotros mismos o si, por el contrario, somos lo que somos con independencia de a que nos dediquemos… porque todos somos héroes o heroínas. Preguntas y respuestas que están en el aire y que se mueven a lo largo de toda la trama para dibujar un relato trágico, pero lleno de esperanza.
Y hablando de dibujo, a los lápices está Steve Lieber, que aporta serenidad a la historia, con un cuidado estilo de líneas sencillas y claras, narrando de manera limpia una historia que necesita que los personajes aporten un extra de sentimiento para que todo funcione adecuadamente. Naturalidad con cero estridencias, unido a un cuidado diseño de página, logra que el apartado visual sea un valor cohesionador a la propuesta de Russell.
Compasión, represión, sufrimiento, salvación, regeneración, superación, perdón y esperanza, es lo que define este trabajo que resume a la perfección una realidad demasiado cercana. Una lectura vivaz que muestra de forma poliédrica las muchas caras del capitalismo, disfrazado de múltiples formas para ocultar su verdadero rostro devorador de talento y oportunidades. Una obra para disfrutar para la sana reflexión.
Lo mejor
• El afilado tono de la obra.
• Un Lieber ajustado y certero en su propuesta gráfica.
• Las múltiples capas con la que cuenta la lectura.
Lo peor
• Cierto desequilibrio entre el drama y la sátira.
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