Javier Vázquez Delgado recomienda: Nieve roja, de KATSUMATA Susumu
Edición original: Akai Yuki (Seirinkogeisha, 2005)
Edición nacional/España: Nieve roja (Gallo Nero, 2022)
Guion: KATSUMATA Susumu
Dibujo: KATSUMATA Susumu
Traducción: Yoko Ogihara y Fernando Cordobés
Formato: Rústica con solapas. 232 páginas
Precio: 23€
La melancolía del Japón rural
«La vida en este lugar es como la de los piojos que se agarran a las arrugas de los calzoncillos».
Desde que comenzó a publicar manga en su línea Gallographics, la editorial Gallo Nero ha traído a nuestro mercado grandes obras de autores underground: importantes nombres de la corriente del gekiga, dibujantes más o menos conocidos de las páginas de la revista Garo. A día de hoy, cuenta con un interesante catálogo que sigue creciendo y en el que podemos encontrar, entre otros títulos, El hombre sin talento, de TSUGE Yoshiharu; La chica de los cigarrillos, de MATSUMOTO Masahiko; Pescadores de medianoche, de TATSUMI Yoshihiro; Los sentimientos de Miyoko en Asagaya, de ABE Shin’ichi… Una de sus últimas incorporaciones es un autor que, aunque en la década de los setenta y los ochenta tuvo un éxito más bien modesto, más adelante logró el reconocimiento que su obra merecía: KATSUMATA Susumu, de quien el propio Tsuge dijo que cambiaría la forma de entender el gekiga.
Su carta de presentación en nuestro país es Nieve roja, un recopilatorio que recoge varias historias breves publicadas entre 1976 y 1985 y que se publicó como antología en 2005. En ese momento, alcanzó un éxito notable e incluso recibió el Premio de la Asociación de Dibujantes de Japón. En él, Katsumata nos muestra un universo sugerente que se mueve entre la realidad —una bastante cruda, además— y cierta fantasía.
Una peculiar amistad entre un niño y una criatura mitológica cuyos caminos se separan por las circunstancias particulares de la segunda. Una anciana que lo perdió todo y se convirtió en el hazmerreír de sus vecinos. Seres acuáticos que quieren librar a la hija de su «señor» de una situación complicada. Una familia que salva a un viajero de morir congelado en medio de una ventisca. Un monje que termina en un pueblo lleno de mujeres, cuyos maridos se han ausentado. Espíritus vengativos y leyendas. Estos son solo algunos de los puntos de partida de los diez relatos que componen la antología. A través de ellos, el autor pone sobre el papel diferentes temas y situaciones que comparten, entre otras cosas, un escenario: el campo, el pueblo, las montañas.
Nieve roja es una mirada al Japón rural de hace unas décadas, un mundo recóndito que KATSUMATA Susumu nos presenta teñido de cierta desazón en la mayoría de las ocasiones. No es un sitio fácil para vivir: las dificultades se agazapan en cada esquina y uno debe luchar por salir adelante. Hay quien se siente anclado a esos lugares, otros están simplemente de paso, pero siempre dejan algo tras de sí: unos ideales, un deseo. En este universo, Katsumata integra de vez en cuando, como comentábamos al principio, un elemento extraído de la mitología nipona que no desentona en absoluto, sino que refuerza la narrativa y lo que los relatos transmiten.
En este sentido, los kappa, criaturas acuáticas con caparazón y pico que tienen un plato en la cabeza —el cual siempre ha de estar húmedo para que puedan sobrevivir—, son un buen ejemplo. En principio, los personajes los conciben como monstruos malvados que lo único que buscan es hacer daño a los seres humanos, chuparles la sangre. No obstante, dichos kappa viven cerca de personas igualmente violentas, que también perjudican o se mueven por su propio interés, e incluso, en ocasiones, intentan proteger a los seres humanos porque han sido benévolos con ellos en el pasado. También hay patrones que se repiten tanto en la comunidad humana como en la de los kappa: maltrato, discriminación, abuso de poder.
Así, Katsumata nos plantea quién es el verdadero monstruo, o señala que, pese a lo que sus personajes puedan pensar, no son tan diferentes de esas criaturas. En otros relatos, las leyendas y los seres sobrenaturales ayudan a subrayar la sensación de soledad o la inquietud que emana de ciertos pasajes de la obra.
Y es que ese universo que Katsumata nos muestra en las viñetas es, por un lado, desolador. El trabajo es duro, el clima es adverso en invierno, hay prostitución y alcoholismo, muchos se propasan con sus vecinos y familiares —sobre todo con las mujeres—. Sin embargo, por otra parte, a veces queda un resquicio para el disfrute o el humor: basta con la visita de un desconocido, con las pequeñas cosas del día a día, que pueden terminar en algo bueno e inesperado. KATSUMATA Susumu refleja muy bien esta atmósfera decadente, con sus ambivalencias, a través de los personajes, de sus vivencias y sus palabras.
También, por supuesto, mediante el dibujo. Sus trazos, sencillos como en muchas obras del estilo, tienen mucha expresividad. El autor combina escenas protagonizadas por sus personajes en diferentes situaciones con planos más generales en los que destaca una única figura en el horizonte y viñetas en las que se refleja la fuerza de la naturaleza —la de una tormenta de nieve, por ejemplo—. Asimismo, juega con las sombras y los tonos más oscuros para transmitir una sensación de soledad y melancolía o acentuar la oscuridad que anida en el corazón de sus personajes.
Un último punto que resulta interesante es la narrativa. Para contar sus historias, Katsumata no siempre se vale de un argumento con un inicio, un nudo y un desenlace claros. A veces, tiene más fuerza un instante de la vida de sus protagonistas, un día a día sin sobresaltos. En Nieve roja, encontramos relatos con mayor desarrollo argumental y otros que se centran en esos momentos, con sutileza pero, a la vez, con impacto. Por otra parte, en general se vale de la elipsis: no todo nos lo muestra de manera explícita, hay cosas que deja a la imaginación del lector. Y este recurso es bastante sugerente, aunque es cierto que puede no conectar con todos los lectores.
Nieve roja supone un paso más en la publicación de títulos de manga alternativo en nuestro mercado y constituye una propuesta gráfica muy interesante. Esperamos que Gallo Nero siga sorprendiéndonos con este tipo de obras en el futuro para permitirnos descubrir a otros autores y explorar su narrativa, tan particular.
Lo mejor
• Lo bien integrados que están los elementos fantásticos en las historias.
• KATSUMATA Susumu transmite muy bien la atmósfera melancólica, a veces violenta, donde transcurren los relatos, con una narrativa especial.
Lo peor
• El hecho de que sean historias sutiles y, a veces, un tanto crípticas puede no atraer a algunos lectores.
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