Javier Vázquez Delgado recomienda: Hiraeth, el final de la travesía, de KAMATANI Yuhki
Edición original: Hiraeth wa tabiji no hate (Kodansha, 2020)
Edición nacional/España: Hiraeth, el final de la travesía (Distrito Manga, 2022)
Guion: KAMATANI Yuhki
Dibujo: KAMATANI Yuhki
Traducción: Anna Copoví Carda
Formato: Rústica con sobrecubiertas. 192 páginas
Precio: 8,95€
Un viaje de añoranza y recuerdos
«¡Espérame! ¡Porque ahora voy a morir!».
Las lenguas del mundo están llenas de palabras que intentan expresar, de una manera u otra, el complejo universo de nuestra interioridad. Desde siempre hemos intentado ponerles nombre a esos sentimientos que nos embargan, unos más exactos y concretos, otros más vagos. Algunas de esas palabras son complicadas de definir y traducir a otros idiomas, pero se entienden muy bien cuando se experimentan. En esta categoría entra el término galés hiraeth, una suerte de nostalgia por el pasado que ya no está, por lo que hemos perdido, por lo que nunca vamos a tener o lo que jamás va a ocurrir. Sin embargo, no solo se compone de esa sensación de añoranza: hay también cierta aceptación de que no podremos regresar a esos lugares, existentes o no. Esa melancolía es agridulce, no exclusivamente dolorosa.
Esta es la palabra que KAMATANI Yuhki —a quien ya conocíamos por Shonen note y Sombras sobre Shimanami, ambos publicados por Tomodomo— toma como título para su última obra. Y, a decir verdad, no podría haber escogido uno mejor: en sus páginas, se aprecia esa nostalgia, esa tristeza, pero también esa necesidad de asumir lo que ocurre y esa felicidad que nos proporciona lo que ya se ha ido, los recuerdos. Publicada originalmente en la revista Morning Two de Kodansha, Hiraeth, el final de la travesía nos ha llegado de la mano de Distrito Manga. El último de sus tres tomos acaba de salir a la venta, así que ahora ya podemos disfrutar al completo —y sufrir un poco— este viaje.
La vida de Mika se derrumba cuando pierde a su mejor amiga de repente. Todo a su alrededor se vuelve oscuro y le parece que ya nada tiene sentido, por lo que toma una decisión: va a morir para poder reencontrarse con Mitsuha en el más allá. Sin embargo, en el momento en el que se arroja a la carretera para que un vehículo la atropelle, un hombre desconocido la rescata: Hibino, quien, pese a lo increíble que pueda parecer, afirma ser inmortal. Lo acompaña otra persona muy peculiar, Pol, que dice ser un dios. Ambos han emprendido un viaje hacia Yomi, la tierra de los muertos según la mitología japonesa, ya que el dios se está muriendo y a Hibino le gustaría encontrar una manera de poner fin a su existencia. Mika, entonces, decide acompañarlos: tal vez de esa forma pueda volver a ver a su amiga.
Hiraeth, el final de la travesía es un emotivo manga en el que KAMATANI Yuhki, con la sensibilidad de la que siempre hace gala en sus historias, nos narra un viaje de aprendizaje, de descubrimientos, y nos invita a reflexionar sobre la muerte, sobre el duelo y la manera de seguir adelante cuando perdemos a alguien importante para siempre o tenemos que enfrentarnos a la realidad de que nuestra propia vida ha de terminar. Pol, Hibino y Mika tienen un objetivo muy claro en mente, cada uno el suyo, pero eso no les impide forjar nuevos recuerdos en compañía de los demás y disfrutar de los momentos felices que su travesía les ofrece. Kamatani nos muestra en las páginas del manga que la vida consiste precisamente en eso, en una mezcla de instantes tristes y alegres, y que la pena y el dolor forman parte del recorrido. Pese a su presencia, siempre hay lugar para la esperanza, y esa es la sensación que deja la obra cuando termina: al cerrar el último tomo, tenemos el corazón encogido, pero también una sonrisa en los labios. El final es muy adecuado para la historia, es el que le corresponde.
Una de las cosas más interesantes de la obra es el desarrollo de sus tres protagonistas a la hora de afrontar la muerte. Sin duda, no son los mismos cuando comenzaron el viaje y cuando lo terminan: cada uno va haciendo sus propios descubrimientos, se enfrenta a sus miedos, a sus fantasmas. Y aprenden de todo ello. El viaje por Japón se complementa con uno interior, emocional, en el que cabe tanto la comprensión de lo que uno siente y teme como el refuerzo de los vínculos con los demás. Son esos dos pilares, entre otras cosas, los que permiten el cambio en Mika, Hibino y Pol.
La reflexión que Kamatani propone sobre la muerte se complementa con la aparición de otros personajes secundarios, que ofrecen una perspectiva diferente acerca del tema central de la obra. Cada uno tiene sus circunstancias y estas sirven tanto para enfrentar a los protagonistas con la realidad como para incitar al lector a que se plantee diferentes cuestiones. La inmortalidad de Hibino, el dolor de Mika y el final inminente de Pol se integran con los temores de Awashima, las pérdidas de la señora Michino, los recuerdos de guerra de Osamu. Asimismo, de vez en cuando nos trasladamos al pasado, en el que la gente también sufría, pero seguía adelante a pesar de todo. Algunas de estas historias, vivencias y personajes —principales o secundarios— dejan con ganas de saber más sobre ellos
Así, Hiraeth, el final de la travesía constituye un mosaico sobre la pérdida, el duelo, el miedo a la muerte, el significado de la vida y la memoria que Kamatani construye con mucho acierto, llegando al corazón del lector.
El estilo de dibujo también contribuye a emocionarnos. Los trazos de Kamatani están llenos de magia y se amoldan muy bien al viaje de Mika, Hibino y Pol. Destacan especialmente las metáforas visuales que se utilizan para hacernos llegar los sentimientos de los personajes o hablar directamente de la muerte —las sendas del más allá que aparecen en algunas viñetas les dan mucha fuerza a determinados momentos de la historia—. En general, todos los dibujos están llenos de detalles, pero en estos casos Kamatani nos invita especialmente a detenernos, tanto si aparecen en viñetas sueltas como a doble página. Eso sí, en alguna ocasión se decanta por la sencillez: emplea pocos trazos, a veces simplemente manchas de color, y de esa forma genera otro tipo de impacto. Además, sus personajes son muy expresivos y consiguen transmitirnos a la perfección lo que piensan o sienten en cada momento.
Con Hiraeth, el final de la travesía, KAMATANI Yuhki vuelve a regalarnos un manga muy emocionante, que aborda un tema difícil con delicadeza y sentimiento. Leer sus obras es un placer. ¡Esperemos que pronto nos llegue alguna más!
Lo mejor
• El impresionante dibujo de KAMATANI Yuhki, tan expresivo.
• La sensibilidad con que se aborda el tema de la muerte y el duelo, así como las diferentes perspectivas que se ofrecen y que invitan a la reflexión.
Lo peor
• Puede que deje con ganas de saber más sobre ciertos personajes e historias.
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