Javier Vázquez Delgado recomienda: Saint-Elme 1 de Frederik Peeters y Serge Lehman

Edición original: Saint-Elme 1. La vache brûlée y 2. L’avenir de la famille FRA (Delcourt, 2020 – 2021)
Edición nacional/España: Saint-Elme Integral 1 (Astiberri, 2023)
Guion: Serge Lehman
Dibujo: Frederik Peeters
Color: Frederik Peeters
Traducción: Lucía Bermúdez
Rotulación: Ana González de la Peña y Carmen Arjona
Maquetación: Alba Diethelm
Corrección: Soralla Poyo
Edición: Laureano Domínguez
Formato: Cartoné. 160 páginas. 30€

Tormentas de misterios y ranas.

«Hay gente en Saint-Elme a la que le gustaría que los habitantes de la Vaca Quemada vendieran sus casas y tierras.»

Desde la aparición a principios de siglo de Píldoras azules (Astiberri) Frederick Peeters (Ginebra, 1984), al que dedicamos un dossier en esta entrega de MADLG, ha demostrado una enorme capacidad para ir saltando de género sabiendo crear obras en la que, a veces solo y otras acompañado por algún guionista, sabe dar una necesaria vuelta de tuerca a los tópicos de cada una de esas historias de manera que resultan frescas y novedosas como hemos podido comprobar en sus aproximaciones al costumbrismo en Oleg (Astiberri), al western en El olor de los muchachos voraces (Astiberri) junto a Loo Hui Phang, a la ciencia-ficción en Lupus (Astiberri) o al noir en RG (Astiberri) en colaboración con Pierre Dragon, por citar solo algunas de sus obras más destacadas. Algo que también podemos decir de Saint-Elme (Astiberri), una serie en la que vuelve al policiaco repitiendo colaboración junto al escritor de ciencia-ficción francés Serge Lehman (Viry-Châtillon, 1984) con el que ya había colaborado en la espléndida historia de terror El hombre garabateado (Astiberri) en la que se podían ver las influencias de los cuentos más oscuros y el manga. En este primer integral de Saint-Elme se agrupan los dos primeros álbumes de los cinco de los que va a constar la serie que en 2022 formó parte de la selección oficial en el Festival de Cómic de Angoulême.

Viñeta de Saint-Elme de Frederik Peeters y Serge Lehman

La obra trascurre en Saint-Elme, un aparentemente idílico pueblo de montaña, conocido por la calidad del agua que producen sus manantiales. Sin embargo, como veremos según vayan transcurriendo las páginas de la obra se trata de un lugar lleno de secretos en donde las cosas distan mucho de ser idílicas y el crimen y la corrupción están a la orden del día. Además, el pueblo sufre una extraña plaga de ranas de la que nadie sabe a ciencia cierta el origen. Hasta ese pintoresco lugar llega el detective Franck Sangaré, junto con su ayudante la extraña Sra. Dombra, siguiendo la pista de Arno Cavalieri, un joven de clase alta que lleva tres meses desaparecido. Un caso aparentemente sencillo que se va volviendo cada vez más intrincado cuando las ramificaciones de la investigación comiencen a implicar cada vez a más habitantes del pueblo y, en particular, a los miembros de la familia que lo dirige desde las sombras.

Durante toda la obra la historia se va balanceando entre lo más terrenal propio del género negro más puro con lo paranormal y lo místico, aunque más que verse son elementos que se intuyen y apuntan a que cobraran más importancia en los álbumes restantes de la serie. De esta manera, los sucesos más lógicos y asentados a la realidad, como la cruda violencia propia del noir, se entremezclan con algunos más desconcertantes, aunque siempre se trata de detalles muy controlados por los autores de forma que no resulten excesivamente disruptivos con la trama y terminen por sacar a los lectores de la historia. Al contrario, hacen que te enganches mucho más.

En Saint-Elme Lehman y Peeters nos propone una historia de género negro que da una vuelta de tuerca a los tropos del género y los mezcla con elementos de fantasía oscura, lo que inevitablemente nos recuerda a la extraordinaria serie de David Lynch Twin Peaks. Tal y como sucedía con la serie de televisión de los años noventa, la obra que nos ocupa transcurre en una ciudad que da título a la serie y está protagonizada por un reparto coral que vamos conociendo poco a poco, de manera que los autores consiguen hacernos entrar en la historia con facilidad, gracias a la fascinación que nos provocan esos personajes, el halo de misterios que rodea a toda la ciudad y un dibujante en estado de gracia que firma su mejor trabajo hasta la fecha, y eso tratándose de uno de los narradores más dotados de los último años es mucho decir. En este trabajo Peeters demuestra un dominio del color y el ritmo de la narración al alcance de muy pocos autores. Algo que se ejemplifica en la prodigiosa escena que abre la obra que es una clase maestra de narración gráfica que es consciente de la posibilidad propias del medio empleando con gran pericia los diferentes planos y encuadres, las onomatopeyas y especialmente las capacidades narrativas del color a la hora de reflejar atmósferas, estados de ánimo y destacar algunos elementos claves para la narración. Unos colores que el dibujante suizo satura mucho para realzar algunas escenas concretas, mientras que en otras opta por unos tomos mucho más naturales, un contraste que funciona realmente bien y que junto al acabado tan fluido y natural de sus dibujos que dota de movimiento a todos sus personajes hace del dibujo algo realmente inmejorable.

El enorme trabajo de Peeters es uno de los grandes pilares en los que se asienta la obra, otro lo conforman los variopintos personajes que construye Lehman con una precisión de orfebre. Un elenco fascinante, en el que podemos ver algunos personajes que nos recuerdan a los de la citada Twin Peaks, pero también a los de las películas de los hermanos Cohen con las que también comparte el tono crudo de revisión de los tropos del género. Esos personajes tan bien construidos y diferenciados van apareciendo en el momento justo y se van turnando en el protagonismo de la trama, de manera que el ritmo y el interés no decaen en ningún momento acelerando y desacelerando los tiempos para que la tensión siempre vaya en aumento. Todos esos personajes parecen tener planes propios y están llenos de secretos, luces y sombras que los convierten en tremendamente interesantes, incluso los que parecen responder de manera más canónica a los arquetipos del género, que, pese a todo resultan imprevisibles como sucede con la trama que te lleva por un laberinto de misterios y emociones y te deja con la sensación de que lo mejor y lo más extraño está todavía por llegar.

Tampoco hay que desdeñar la capacidad de Lehman para manejar el misterio e ir introduciendo de manera paulatina las diferentes tramas que van convergiendo y entremezclándose a lo largo de la historia, controlando el ritmo y la forma de presentarlas, pero sin caer en la tentación de engañar al lector ni tomarlo por tonto con trucos baratos de trilero.

La edición de Astiberri es de la calidad habitual en sus productos, con gran tamaño y una reproducción muy cuidada, de manera que podemos disfrutar del enorme tour de force gráfico que nos regala el dibujante suizo. Esperemos que el segundo integral que contendrá los 3 siguientes álbumes en los que está previsto que finalice la historia no se demore mucho en el tiempo.

Serge Lehman y Frederik Peeters nos ofrecen una tensa y oscura historia que transciende los tópicos del género al que se adscribe en la que la violencia y el misterio se cuecen a fuego lento dejando a los lectores con unas ganas enormes de saber los caminos por los transcurrirá la historia en las siguientes entregas. Una obra de esas que, si nada se tuerce en los próximos álbumes, se recordará durante mucho tiempo, ya que apenas hemos empezado a conocer los misterios que encierra Saint-Elme y sus habitantes.

Lo mejor

• El fascinante halo de misterio de la trama.
• El plantel de personajes.
• El uso del color y la prodigiosa capacidad narrativa de Peeters.

Lo peor

• El tiempo de espera hasta ver finalizada la serie.



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