Javier Vázquez Delgado recomienda: Mujirushi, de URASAWA Naoki

Edición original: Mujirushi (夢印) (Shogakukan, 2017)
Edición nacional/España: Mujirushi. El signo de los sueños (Planeta Cómic, 2022)
Guión: URASAWA Naoki
Dibujo: URASAWA Naoki
Traducción: María Reimondo Saá y Nuria Cimas Pita (DARUMA Serveis Lingüístics)
Formato:Rústica con sobrecubiertas. 272 páginas
Precio: 14,95€

El signo de los sueños

«Las personas curiosas pueden aprender desde cualquier lugar, mademoiselle«

Con anterioridad ya hemos reseñado algunos de los frutos de la colaboración entre el parisino Museo del Louvre y varios mangakas, con el objetivo de hacer justicia al desempeño de los autores de cómic y dar al noveno arte el prestigio que merece. Habían llegado a nuestro mercado obras como Los guardianes del Louvre, de TANIGUCHI Jiro, Los gatos del Louvre, de MATSUMOTO Taiyō, o Rohan en el Louvre, de ARAKI Hirohiko, pero resultaba incomprensible que no lo hubiese hecho la propuesta de un autor tan reconocido como URASAWA Naoki, una deuda que afortunadamente saldó Planeta Cómic a finales del año pasado.

Kamoda es el humilde propietario de una fábrica de chanclas, que decide comenzar a evadir impuestos, animado por su entorno. Su mala suerte hace que pronto reciba una inspección de hacienda, cuyas sanciones son inasumibles y lo obligan a cesar su actividad. Tras ello, su mujer se fuga con otro hombre a un crucero de lujo, dejándolo como el único al cargo de su hija Kasumi, que asiste silenciosa al desmoronamiento de su padre. Embaucado por un hombre que conoce en una taberna, Kamoda inicia la producción de miles de máscaras de Beverly Duncan, aspirante a la presidencia de Estados Unidos que se está convirtiendo en un fenómeno social. Sin embargo, el viraje de su estrategia provoca una pérdida de popularidad y que, por tanto, sus máscaras ya no tengan salida comercial, provocando que el endeudamiento de Kamoda sea inasumible.

Deambulando por la ciudad, Kamoda y Kasumi se cruzan en su camino a un cuervo que lleva en la pata el mensaje “El signo de los sueños”, junto a un misterioso símbolo. Tras perseguir al cuervo, encuentran de nuevo este símbolo en diversos elementos del mobiliario urbano y siguen su pista hasta llegar al Laboratorio de Francia, una casa cuya fachada se encuentra a merced de la frondosa vegetación que la rodea y en cuyo interior conocen al peculiar Director, un francófilo que comienza a ensalzar las bondades de la ciudad de París y, particularmente, su pasión por el Museo del Louvre.

Aprovechando su desgracia, el Director seduce a Kamoda para que siga una estrategia que le permita sustraer y esconder temporalmente un cuadro de la famosa pinacoteca francesa, con la promesa de aprovechar su desaparición para vender una falsificación como si fuera el verdadero por una gran suma de dinero, la cual le permitiría solucionar su terrible situación financiera.

En el apartado artístico de la obra encontramos los característicos diseños de personajes de Urasawa y el cuidadoso dibujo de los escenarios, otorgando en esta ocasión gran relevancia al propio Museo del Louvre, del que muestra varias estancias, así como su exterior, siendo testigo privilegiado del desarrollo de la acción y un elemento clave de la historia, mostrando también una cara misteriosa que permanece oculta a sus millones de visitantes. Como es habitual en este autor, asistimos a un prodigioso control del tempo narrativo, imprimiendo un ritmo más pausado a la lectura cuando presenta más información, creando atmósferas intimistas para establecer conexiones emocionales entre sus personajes y acelerando el ritmo en los momentos de acción que desembocan en la resolución de la historia.

Urasawa asocia la desesperación de un ciudadano cualquiera, castigado por el sistema y esperanzado en dar con un golpe de suerte que dé a su vida un giro de 180º, con la actual deriva política, basada en populismos, falacias, manipulaciones de la opinión pública a través de medios de prensa controlados por grandes corporaciones, exaltación de las masas y falta de ética mediante una sátira, que poco a poco va adquiriendo mayor presencia en el devenir de la trama. Así, presenta a Beverly Duncan, una millonaria empresaria que aspira a convertirse en presidenta de Estados Unidos, basándose en un agresivo discurso, la omisión de sus ideas más controvertidas y el deseo de construir un muro en la frontera con México, que alcanza su objetivo tras conocerse que su principal rival está siendo investigado por abusos sexuales a una mujer de su equipo. Inesperadamente, la carrera política de Duncan tendrá una gran repercusión en la vida de Kamoda.

Como ya hizo con anterioridad en Pluto, en la que homenajeaba y reinterpretaba el trabajo de TEZUKA Osamu en Astroboy, Urasawa homenajea aquí al mangaka AKATSUKA Fujio, tomando prestado al personaje de Iyami, procedente de la obra titulada Osomatsu-kun, actualizándolo y convirtiéndolo en el particular maestro de ceremonias que maneja a los hilos de la trama desde su escondite, convirtiéndose en el personaje más carismático de la historia y descubriendo la razón de sus actos en el momento adecuado, para concluir el argumento y despertar un sentimiento de simpatía en los lectores.

Es digna de elogio la ambición esgrimida por Urasawa, quien consigue combinar acertadamente el desarrollo argumental con la omnipresencia del Museo del Louvre a lo largo de la historia, el homenaje a Akatsuka y un nada sutil subtexto político que adquiere un papel fundamental en el desenlace de esta ligera y divertida aventura. Sin embargo, esta ambición también pone de manifiesto la necesidad de un mayor número de páginas, que hubiese dotado a la obra de mayor profundidad y habría permitido solventar su apresurada resolución, en la que todos los elementos planteados confluyen bruscamente.

Mujirushi es un manga entretenido, que cumple su cometido de conectar el noveno arte con el Museo del Louvre, colocándolo en el lugar que merece, a la altura de las obras de los grandes maestros de la pintura y la escultura, pero. Por ello, es una obra especialmente indicada para quienes hayan leído los mangas más relevantes de este gran autor y quieran pasar un buen rato con una obra menor, siendo menos adecuada para quienes quieran acercarse a él por primera vez, puesto que no hace justicia al maravilloso desarrollo a largo plazo que caracteriza a sus series.

La edición de Planeta Cómic es correcta, pero sin alardes. Este nuevo título se ha publicado en el estándar de tamaño A5 (14,8 x 21 cm), acorde a las ediciones kanzenban que esta misma editorial ha publicado de la mayoría de sus títulos, algo de lo que adolecía ¡Achís!, tomo de relatos cortos que se publicó a tamaño más pequeño. Cuenta con una traducción solvente, que incluye alguna agradecida anotación de la traductora, e incluye dos notas finales del autor, en las que desgrana cómo se gestó esta obra y el mencionado homenaje a AKATSUKA Fujio. Sin embargo, la nota negativa la pone impresión en escala de grises de las páginas originales a color, privándonos de parte del trabajo de su autor, cuyo coloreado siempre es digno de admirar. A pesar de este inconveniente, se trata de una edición que permite una agradable lectura, con un buen papel y una sólida encuadernación. Ahora solo nos queda seguir disfrutando de ¡Asadora! y esperar las próximas ediciones de ¡Yawara! y Pinapple Army.

Lo mejor

• La ambición de Urasawa, que no se conforma con dibujar una historia sencilla a pesar de ser un trabajo de encargo.
• El dibujo de Urasawa y su ritmo narrativo.
• El sincero homenaje a AKATSUKA Fujio.

Lo peor

• Que las páginas originales a color se hayan publicado en blanco y negro.
• Su apresurada resolución y la forzada confluencia de las tramas.



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