Javier Vázquez Delgado recomienda: Magazine DC España – marzo 2023

INTRODUCCIÓN

El mes de marzo pondrá fin a un invierno muy descafeinado en lo que a frio se refiere, pero caliente en citas comiqueras con dos salones, el de Valencia y el de Barcelona, como primeros pasos a un año lleno de viñetas.

Marzo nos trae de vuelta una nueva entrega del Magazine DC, que viene bajo la sombra de Batman, cuyas novedades invaden las tiendas con especial virulencia. Nosotros miramos alrededor a fin de encontrar más detalles de esas novedades y ofrecer una entrega cargada de información extra con la que complementar a series como Más Allá de Flashpoint, que termina este mes, para hablar un poco de un crossover Marvel DC espectacular, sin olvidarnos de hacer foco en algunas efemérides y cumpleaños relevantes.

Este mes, además, hace ya seis meses que hicimos cambios en el Magazine de cara hacerlo más interesante, más ameno, centrando el foco en la información adicional y no tanto en las obras que se editan. Esperamos que estos meses os hayan resultado relevantes y queremos agradeceros que nos dediquéis vuestro valioso tiempo a leernos y pasar un buen rato con nosotros hablando de eso que tanto nos gusta, los tebeos.

TITULARES

OPINIÓN: ¿Qué pasa con Wonder Woman?

Un juego. ¿Qué tienen en común James Robinson, Steve Orlando, G. Willow Wilson, Mariko Tamaki, Becky Cloonan, Vita Ayala, Stephanie Phillips y Joelle Jones?

En conjunto, nos han ofrecido la peor época editorial en la larga vida de Diana. Precisamente cuando el personaje tiene mayor repercusión gracias a las películas y a los excelentes proyectos de autor que protagoniza (Tierra Muerta, Historia). La pregunta es, ¿por qué?

Hagamos un poco de trampa y apliquemos un razonamiento inductivo. Analicemos la consecuencia y sigamos el rastro en sentido inverso hasta las causas. En este caso, la consecuencia se llama El Desafío de las Amazonas.

Como evento, es de suponer que esta historia sintetice todas las cualidades de los cómics de Diana del último lustro. Como guionistas de la historia figuran: Vita Ayala, Stephanie Phillips. Como dibujantes figuran: Alitha Martinez, Darryl Banks, Joëlle Jones, Laura Braga, Elena Casagrande, Dominike Stanton, Skylar Patridge, Jill Thompson, Adriana Melo, Colleen Doran, Marguerite Sauvage y Rosi Kämpe.

Aquí ya encontramos un problema importante. Un grupo grande de creativos sin una presencia o un nombre fuerte que aporte su impronta al personaje. Esto resulta muy evidente en las partes más aburridas de El Desafío de las Amazonas, destacables por su sosez y su falta de personalidad.

Y este problema nos lleva al siguiente. ¿Cuántas Wonder Woman o aspirante al título existen a día de hoy? Al menos tres. Está Nubia, la actual Reina de las Amazonas, creada en 1973 y con reciente colección propia a cargo de Vita Ayala, Stephanie Williams y Alitha Martínez. Tenemos también a Yara Flor. Esta esquecida (amazona brasileña) fue creada por Joelle Jones en el contexto de Future State. Al igual que otros personajes creados a granel por mandato editorial (Jace Fox, Jackson Hyde, Jess Chambers) en aquel escenario improvisado, Yara todavía no ha encontrado su sitio.

Por supuesto, también tenemos a Diana, Donna Troy y Wonder Girl. De hecho, El Desafío de las Amazonas parece tener como objetivo solucionar esta superpoblación de wonder womans; pero resulta que la falta de dirección y la superpoblación de creativos evita que el cómic consiga esa meta.

Y ese es el punto tres. El estancamiento. DC está tan obsesionado por mostrarnos que Wonder Woman es un icono que su discurso triunfalista ahoga todas las historias y no deja que se desarrollen orgánicamente. El motor de cualquier historia es el conflicto, y el motor del conflicto es el cambio. ¿Va a dejar DC que cualquier cambio ponga en peligro a su principal capital cultural?

Curiosamente, esto no se da (o no se da tanto) en otros iconos como Superman o Batman; pero hay que tener en cuenta que estos dos son iconos culturales, mientras que Diana es un símbolo cultural y también social.
De modo que para solucionar este estancamiento, DC saca al ruedo nuevas wonder womans susceptibles de poder sufrir cambios (es decir, de vivir historias). Pero el exceso de amazonas lleva aparejado un exceso de creativos. Los creativos, al no tener una dirección clara, no saben que hacer con tantos personajes y caen en el estancamiento. Un ciclo de retroalimentación del que es muy difícil salir.

Nuestro autor del mes es Greg Capullo nacido el 30 de marzo de 1962 en Schenectady, en el estado de Nueva York.

Fue un dibujante precoz, el típico niño que se pasaba horas y horas emborronando papeles, Muy pronto se dio cuenta de que quería ligar su futuro profesional a su pasión.

Debutó en una publicación llamada Gore Shriek publicada por Fantaco Enterprises. Se trataba de un cómic de terror extremadamente violento y sanguinario.

Su trabajo tuvo cierto éxito y le abrió las puertas de Marvel en colecciones como Quasar, X-Force y What if?. Compaginó estos trabajos con colaboraciones con editoriales independientes.

El trabajo con los mutantes llamó la atención de Todd McFarlane que había dejado Marvel para fundar Image y crear su personaje más célebre, Spawn. McFarlane estaba asumiendo más tareas empresariales de las que podía compaginar por lo que delegó el trabajo de dibujante principal en Spawn a Greg Capullo. El debut del neoyorquino fue en el número 16. A partir del número 26 ya fue el dibujante fijo del personaje.

Nuestro autor del mes colaboró en diferentes diseños y portadas de la editorial, llegando a publicar su propia miniserie, The Creech.

Posteriormente realizó los diseños para Haunt, serie que inicialmente dibujó Ryan Ottley hasta que Capullo pasó a ser el dibujante entintado por McFarlane.

En 2011 fichó por DC para ser el ilustrador titular de la serie Batman como parte del relanzamiento de la editorial por Los Nuevos 52. El guionista que le acompañó en esta etapa fue el controvertido Scott Snyder. La colaboración de ambos autores duró cinco años y gozó de buenas críticas además de unas ventas considerables. El dibujo de Capullo mejoró los guiones de Snyder hasta convertir sagas como El Tribunal de los Búhos como uno de los hitos modernos del murciélago.

Esta etapa en Batman fue, posiblemente, el momento de mayor celebridad del autor. Mostrándoso un Batman violento y expeditivo espectacular, con planos y escorzos de una intensidad extrema, siendo recordado como uno de los mejores dibujantes del Caballero Oscuro.
Su etapa finalizó tras el número 51 en la que empezaría el run de Tom King.

En 2016 volvió a colaborar con Snyder en una serie con Batman, la “celebrada” Dark Knights: Metal. Antes de finalizar la serie se anunció su participación den Black Label con el Batman: El último caballero de la tierra, en sustitución de Sean Murphy. El guion también corrió a cargo de Snyder.

Ambos autores volvieron a colaborar para una historia de 8 páginas para el especial número 1000 de Detective Comics.

En la Comic-con de San Diego de 2022 se anunció que Capullo sería el dibujante del nuevo cruce entre el engendro y el murciélago, Batman/Spawn con guion de McFarlane. La verdad es que el pobre Greg ha tenido que remar el triple que cualquier otro dibujante con los guionistas con los que ha trabajado.

Capullo ha manifestado su predilección por Batman como personaje, comentando el impacto imperecedero que le dejó El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller. Entre sus autores preferidos y mayores influencias están John Buscema, Neal Adams, Gene Colan, Gil Kane, Frank Frazetta, Chuck Jones y Mort Drucker.

A nivel de anécdota decir que ha participado como juez en el reality sobre tatuajes Ink Master en el especial Skulls and Villains.
También ha sido portadista de álbumes de Heavy Metal como Five Finger Death Punch The Wrong Side of Heaven and the Righteous Side of Hell, Volumen 1 y The Wrong Side of Heaven and the Righteous Side of Hell, Volumen 2 , además del sencillo Lift Me Up. También ha realizado obras de arte para bandas como Iced Earth y Disturbed.

Un artista polivalente, cumplidor y siempre espectacular que este mes cumple 61 años y al que le deseamos que cumpla muchos más y que trabajar con mejores guionistas.

Salut!

Ese pedazo de comic que se marcan John Ridley y Giuseppe Camuncoli con la excusa del One Bad Day bien vale para hacer del Pingüino personaje del mes. La pareja que nos trajo el aún más impresionante La Otra Historia del Universo DC demuestra su buena relación en el homenaje al orondo villano.

Igualmente tendríamos que haberle dedicado la sección desde hace tiempo en base a su triunfo fuera de las viñetas. Ya es inolvidable ese retorcido Colin Farrell caracterizando a nuestro homenajeado en la gran The Batman, que le ha valido protagonizar serie propia (esperemos) en breve. Aún está en forma uno de los más antiguos enemigos de Batman.

Oswald Cobblepot nació en 1941 de la mano de los padres de la criatura (de la noche), Bob Kane y Bill Finger, en Detective Comics #58. Según parece, inspirados por la imagen de la marca de tabaco «Kool«, un pingüino con sombrero de copa y bastón, pero al ser una batallita de Kane cualquiera se fía.

Primera aparición

En todo caso, ese innegable aspecto elegante y refinado le ha valido un toque especial entre la galería de rastreros y pirados villanos que rodea al hombre murciélago. Cierto que en un principio se consideró uno más de los maniáticos por su obsesión con los paraguas y los pájaros, sus dos principales leitmotiv. Pero en tiempos modernos se ha explotado su faceta más calculadora y comercial, sin duda un acierto.

No es que diera de lado al crimen organizado ya en la Edad de Oro, siempre ligado a robos, bandas, apuestas… e incluso vendiendo sus métodos a los gánsteres interesados. Pero pronto se desviaría hacia los famosos paraguas y la ornitología, mezclándose con otros grandes como el Joker y Catwoman, en todo caso siempre con un plus de inteligencia en la creación de sus planes.

Durante la Edad de Plata se le adjudica un inocentón origen, pero en el que ya se reproducen algunos detalles que se seguirían aprovechando en el futuro. En la parte tontona tenemos una madre excesivamente preocupada por su pequeño que le inculcó la manía paragüera, mientras que se muestra la ausencia de su padre y la burla de sus compañeros de escuela como detalles más interesantes.

Viva la Edad de Plata!

En todo caso sigue cometiendo robos especialmente, y siempre en relación con las dichosas sombrillas y el mundo de las aves. Aunque su “nivel” en el mundo del caballero oscuro quedaba claro, formando parte de peligrosas alianzas e incluyendo enfrentamientos a otros héroes del universo DC en sus ambiciones, la mayoría de sus aventuras eran bufonescas y algo repetitivas.

Tras las Crisis el origen sigue poco alterado, aunque se hace más énfasis en su aspecto grotesco y una relación con la caída de la famiglia Falcone. Después de unos dubitativos comienzos y algún que otro enamoramiento, el genio criminal es realmente explorado. Primero Alan Grant le dotó de humanidad y hasta de un secundario que cobraría importancia con el tiempo, el genio deforme Harold.

El Pingüino de Breyfogle

Posteriormente, Ostrander le regala una breve posición como genio estratega en el Escuadrón Suicida y un retrato mucho más digno en Pingüino Triunfante. Finalmente es Dixon el que le apuntala por medio del ahora habitual Club Iceberg. Nuestro villano se ha convertido en un verdadero padrino al que hay que tener en cuenta para cualquier operación ilícita de Gotham.

Con los Nuevos 52, la familia Cobblepot ha ascendido al panteón de la historia gothamita. Sin embargo, el joven Oswald no pudo escapar de las burlas y su relación maternofilial se convirtió en enfermiza, como nos contaron Hurwitz y Kudranski en Dolor y Prejuicio.

Brutalmente superada su época de bulling, el Pingüino es ahora un villano mucho más habitual que nunca. Ha aparecido en todas las recientes sagas del murciélago ya sean orquestadas por King (dónde ha hecho hasta alianzas con Batman), Snyder (que lo tuvo a la fuerza al servicio del Joker), Tynion o Layman, entre otros. Para cualquier escritor que se aventure con la batfamilia, ha de tenerse en cuenta la importancia del mafioso.

Janín es mucho Janín

Hasta lo hemos visto aparecer con gran importancia en diversas tierras alternativas empezando por Flashpoint, pasando por alcaldía en Tierra 1, o sus numerosísimas apariciones como estrella invitada en el sello Black Label.

Por supuesto, como mencionamos al principio, su fama ha trascendido al medio qu le vio nacer. Antes de Farrell estaba Burgess Meredith en la sempiterna serie de televisión de Batman de 1960, Danny DeVito nos heló la sangre en la ya mítica adaptación de 1992, Batman Vuelve, y Robin Lord Taylor se asoma constantemente en la serie de TV precuela Gotham.

Su fría inteligencia, sus conexiones, su imponente figura y su puntito de excentricidad lo han hecho convertirse en un imprescindible de las aventuras de Batman, y cuando tienes una larga galería de freaks en la que destacar, eso es un mérito indiscutible. Larga vida al (pingüino) emperador del crimen.

ENCUESTA PINGÜINO

Ha llegado la hora de posicionarse…

Nota: hay una encuesta incluida en esta entrada, por favor, visita el sitio para participar en la encuesta de esta entrada.

BATMAN NÚM. 1

Aviso para navegantes. El primer número de la etapa de Chip Zdarsky y Jorge Jiménez puede resultar engañoso. Nos encontramos con una historia intimista (para los cánones de Batman, se entiende) que adelanta solo una pequeña parte de la acción desenfrenada que está por venir (sin que esto sea necesariamente malo).

Bruce Wayne no acaba de superar su ruptura con Selina y las cosas se pondrán todavía más feas cuando no sea capaz de evitar que Tim Drake resulte gravemente herido. Para rematar el asunto, en la última página hará presencia “el Doomsday de Batman”.

Chip Zdarsky aterriza en la cabecera del Hombre Murciélago con la calidad a la que nos tiene acostumbrados. Resulta extraño pensar que un tipo al que asociábamos con la comedia se haya convertido (salvando las distancias) en el sucesor de Frank Miller, al encargarse simultáneamente de las colecciones de Batman y Daredevil. Si no patino, creo que es el primer guionista en acometer semejante hazaña.

El dibujo de esta nueva etapa está en manos españolas. Granadinas, concretamente. Jorge Jiménez se encarga de los lápices de la historia principal, mientras que el complemento (centrado en Catwoman) queda en manos de Belén Ortega.

Un inicio prometedor de un equipo creativo que promete recuperar el brillo perdido desde los tiempos de Tom King. Por mi parte, estoy deseando poder leer en castellano los maravillosos complementos dibujados por Leonardo Romero.

SPAWN/BATMAN

A ver como encaramos esto. Lo mejor, como en todos los ámbitos de la vida, será mantener la cabeza fría.

ECC trae a España los tres especiales protagonizados por Batman y Spawn. A partir del 28 de marzo podréis adquirir los tres tomos por separado (20€ cada tomo) o en una bonita caja de diseño exclusivo (al precio de 60€). Cada especial tiene 60 páginas. Si nos centramos en la relación página/precio (que es la relación que ECC emplea para justificar sus elevadísimos precios) la cosa no sale precisamente barata. Ahora bien, en cuanto a la calidad, ¿merece la pena hacerse con estos tebeos?

En 1994, la fiebre Image estaba apagándose. Un año antes, Todd McFarlane, el creador de Spawn, había entendido que los lectores no iban a quedarse mucho tiempo en su colección si solo les ofrecía una serie de estampitas inconexas y macarras. McFarlane también sabía que lo suyo no eran los guiones, así que (en uno de los momentos más extraños de la historia del cómic USA) contrató a (atención) Alan Moore, Neil Gaiman, Dave Sim, Grant Morrison y Frank Miller para que le escribieran algunos números de Spawn y dieran coherencia a su mundo.

Dadas las circunstancias, la cosa salió medio bien (en términos creativos; en términos judiciales la cosa se alargaría casi veinte años). A Frank Miller el asunto debió hacerle gracia, porque en 1994 aceptó volver por los fueros de Image y DC (en aquel momento, Miller estaba creando Sin City para Dark Horse, y después de una polémica relativa a la censura había prometido no trabajar más con Marvel o DC) para darle un impulso económico a Spawn y a Batman.

El resultado. Spawn/Batman. Un tebeo difícilmente descriptible. Los excesos grotescos del Frank Miller más desatado se encuentran aquí, junto a un dibujo de McFarlane que adolece de todos los vicios de la época.

No obstante, quien tuvo, retuvo, y Spawn/Batman tiene un pase gracias a una identidad autoral muy marcada y una última página memorable. Y desde aquí, cuesta abajo.

Batman/Spawn: Guerra Diabólica (1994) contó con nada menos que tres guionistas: Alan Grant, Doug Moench y Chuck Dixon. Al dibujo, Klaus Janson (por aquello de dar una apariencia de cierta continuidad a la aportación de Miller). Los cuatro implicados eran profesionales muy solventes, de modo que resulta sorprendente que la historia sea un despropósito tan olvidable.

Treinta años después, DC, quizás queriendo reverdecer los laureles de una época gloriosa (¿), se puso en contacto con Todd McFarlane y Greg Capullo (dibujante mítico de Spawn y de la larga saga de Scott Snyder en Batman) para producir la tercera parte de esta trilogía inerrable: Batman/Spawn.

Lo que parecía imposible, se consiguió: hacerlo todavía peor.

Todd McFarlane, quien sabe el motivo, se encargó del guion y Capullo aportó a la saga la presencia de El Tribunal de los Búhos, en uno de los peores tebeos de los últimos treinta años. Casi sesenta páginas donde Batman y Spawn pelean sin descanso por el alma de la madre de Bruce Wayne, atrapada en la perla de un collar que está en posesión del Tribunal (¿).

Por lo demás, la carísima edición de ECC distará mucho de ser la definitiva. Batman/Spawn nos adelanta una cuarta parte donde los dos justicieros de la noche se enfrentarán a sus némesis: Joker (el de la cara arrancada de los tiempos de los Nuevos 52) y Violator.

Corred por vuestras vidas y no miréis atrás.

BATMAN: FORTALEZA

Quedan lejos los años en los que unos irreverentes e iconoclastas jóvenes guionistas británicos llegaron a DC para cambiarlo todo, toquetear viejos conceptos y darle la vuelta a los grandes personajes para disgusto de los más conservadores y placer de los jóvenes.
Queda lejos pero resuena aún los ecos de esa irrupción.

Una de las consecuencias que dejó esa época es el arqueo de cejas del lector veterano cuando ve que un autor (principalmente guionista) originario de UK se encarga de una serie de DC.

No somos ilusos, sabemos que Moore solo hay uno, Gaiman es irrepetible, Ennis incomparable, Delano retirado y Morrison hay muchos pero todos en el mismo cuerpo.

Pero oye, nos decimos, este tipo ha bebido de la misma cultura que esa panda algo nos trarerá, algunas miguitas, ni que sea…

Si hubo un personaje al que manosearon a gusto los británicos fue a Batman. Le hicieron sufrir lo indecible para placer de los fans con una serie de cómics maravillosos. Desde la Broma Asesina (el cómic que más lejos está de la etiqueta de “desacatalogado”) hasta Batman Reptil (donde Ennis escribe algunos de los mejores diálogos del Caballero Oscuro), pasando por el Batman de Morrison, la Tumba de Batman, y un largo etcétera.

En Batman: Fortaleza nos encontramos con el también británico Gary Whitta (Rogue One). La premisa es tentadora pero ante tanta oferta parece pasar desapercibida: Batman debe detener una invasión alienígena en una Tierra son Superman.

La miniserie está desconectada de toda continuidad, lo que le da al autor manos libres. Tenemos acción, drama y giros… pero también una nueva y original visión de Batman. El personaje al que hemos visto tan interpretado y sobreanalizado, da aquí un pequeño giro, una visión más del viejo continente, más crítica y conectada con esta época. un Batman claramente crítico con el sistema, por no decir anti.

El dibujante, mucho más conocido, es el célebre Darick Robertson. Nada más y nada menos que el autor de The Boys y Transmetropolitan. Su estilo detallado y expresivo le permite casar muy bien con el humor británico. Un autor que sale airoso y reforzado de trabajar con dos auténticos pesos pesados del viejo continente como son Ennis y Ellis.

Aquí ofrece un trabajo deliberadamente oscuro, con unas sombras pesadas y densas debida a la situación de apagón que sufre la Tierra. También diseña un nuevo Batmovil para gozo de aquellos a los que les gustan los juguetitos, gadgets y el completismo.

Vamos a una Gotham deliberadamente oscura, a un Batman mucho más práctico y a un cómic que da un pasito más para cimentar la leyenda del Caballero Oscuro.

MÁS ALLÁ DE FLASHPOINT

¿Por qué alguien querría recuperar esta línea temporal? ¿Y a quién tengo que matar para arreglarlo?

Este mes finaliza Mas Allá de Flashpoint donde el autor del cómic original, Geoff Johns junto a Tim Sheridan, Jeremy Adams, Eduardo Risso (ya participó con el personaje en el evento de 2011) o Xermánico, indagan en el distópico universo con el Batman de Thomas Wayne enfrentándose al Asesino del Reloj. Renovar la imagen de este particular murciélago, tras la infame visión expuesta por King, parece prioridad para la editorial, ya colocó al personaje como uno de los héroes de Justicia Encarnada prosiguiendo su redención (bueno, más o menos) en esta miniserie. Independientemente del lavado de cara a Batman, Flashpoint es un universo al que tarde o temprano se acabaría recurriendo, su importancia en la editorial es enorme y más allá de las 52 nuevas consecuencias que tuvo, es un tebeo que gusta al aficionado (generalmente). Habrá lectores que se hayan acercado a esta miniserie sin haber leído la serie pretérita, Más allá de Flashpoint es un cómic “complicado” para los neófitos, requiere un conocimiento del original y es capaz de despistar hasta a aquel que lo tenga muy presente.

Magazine DC

Flashpoint, más de diez años después vuelve a dejarse notar (ya lo hace habitualmente, las discusiones en torno al reinicio de 2011 son recurrentes entre los aficionados) además, según hemos podido ver en el tráiler de la última Superbowl, la próxima película de Flash tiene varios elementos de esta saga y parece inspirarse en ella. Es una buena excusa para recordar el gran crossover que cambia toda la continuidad de DC Comics, sin spoilers o con spoilers menores.

Flashpoint presenta un universo distinto con personajes clave en papeles muy diferentes a los que estamos acostumbrados. Un Elseworlds de los de toda la vida, cuyo desenlace trae el mayor reinicio en la editorial desde Crisis en Tierras Infinitas. Es el último gran evento para DC Comics, pero ante todo es una historia de Flash. El velocista ha sido clave en todas las historias determinantes de DC y no iba a ser menos en la más importante de este siglo; aquí la trama y las acciones son suyas y la colaboración de los distintos personajes es secundaria, Flash es el absoluto protagonista.

Barry Allen despierta en un mundo extraño para él. Su madre Nora está viva, no tiene poderes y hay destacadas ausencias en el panteón de héroes. Estos han cambiado mucho, la Tierra sufre una guerra entre sus mayores potencias afectando a toda la humanidad, ¿Rusia y USA? ¿China? No, Atlantis y Themiscyra. A Wonder Woman y Aquaman les enfrenta una enemistad que se antoja eterna, aunque no siempre fue así. Un breve resumen de la trama que no impide el disfrute de su lectura.

Todo buen evento cuenta con distintos spin- offs, si el evento es tan grande como para reiniciar toda tu línea editorial, mucho más. Contar historias con los distintos personajes de este Elseworlds es una fuente de ingresos difícil de rechazar por parte de la editorial, y distintos héroes o villanos obtienen una mirada específica en miniseries que suelen constar de tres números de duración. Entre ellas destacan:

Flashpoint: Project Superman por Scott Snyder y Gene Ha. La humanidad busca un superhombre y el teniente Sinclair se presenta a las pruebas dirigidas por el general Lane, él será el sujeto 0, Kal-El el sujeto 1. En Flashpoint: Wonder Woman and the Furies (Dan Abnet, Andy Lanning, Scott Clark y Agustín Padilla) y Flashpoint: Emperor Aquaman (Tony Bedard, Ardian Syaf y Vicente Cifuentes) se centran, como no podía ser de otra forma, en los reyes de los pueblos enfrentados, mucho más adheridos a su papel de gobernantes, tan arrogantes y despiadados como demuestra la cruenta guerra que protagonizan. A falta de una serie de complemento, Linterna Verde tuvo dos. Flashpoint: Abin Sur- The Green Lantern con Adam Schlagman y Felipe Massarfera y Flashpoint: Hal Jordan. Y eso que los Linternas no gozan de excesivo protagonismo en el evento. En Flashpoint: Kid Flash Lost Sterling, Gates y Oliver Nome dejan ver la confusa situación de Bart Allen. Flashpoint: World of Flashpoint y Flashpoint: Lois Lane and the Resistance se centran en entregar un vistazo al mundo en guerra, con Lois Lane capturada en un campo de concentración amazona. Una historia que se complementa bien con, Flashpoint: Deadman and the Flying Graysons por J.T Krull y el patrio Mikel Janin en uno de sus primeros trabajos para la editorial. ¿Qué ocurre en este universo con Dick Grayson? Aquí tienes la respuesta, con Dick muy ligado a Deadman, y vistazo al Doctor Fate, Starfire o al Conde Vértigo. Se expone la difícil situación que viven las personas de a pie con la guerra Atlantis- Isla Paraíso azotándolas, dando contexto a este complicado universo.

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Los villanos no se iban a quedar sin mostrar su particular marco en el complejo mundo de Flashpoint y se les dedican varias cabeceras:

Flashpoint: Legion of Doom con Adam Glass a los guiones y Rodney Buchemi al dibujo coloca a Ola de Calor como un villano influyente en contra de su historia editorial y se atiende a las pandillas enfrentadas en la prisión propiedad de Green Arrow. En Flashpoint: The Outsider, James Robinson y Javier Fernández presentan al supervillano indio Michael Desai, luchando por las personas (más o menos) y es que la guerra no es buena para los negocios.

Flashpoint: Citizen Could con Scott Kolins como autor completo. Aparentemente Leonard Snart es un héroe, pero no todo es lo que parece, simplemente es más fácil para él obtener éxito y riqueza a este lado de la ley. En la tónica general de todos los spin-off, aparecen otros personajes de la editorial, Wally e Iris West se dejan ver entre otros, ampliando el espectro de personajes y su situación.

En Flashpoint: Deathstroke and the Curse of the Ravager escrito por Jimmy Palmiotti y dibujado por Joe Bennet, Deathstroke es un pirata más parecido a Black Manta que al mercenario que conocemos, con metahumanos como Clayface entre su tripulación. La búsqueda de su hija es una prioridad para Slade, pero deberá salvar el enfrentamiento con Aquaman.

Por si esto fuera poco, Flashpoint: Grodd of War, Flashpoint: Reverse Flash, Flashpoint:Green Arrow Industries, Flashpoint: The Canterbury Cricket, Flashpoint: Frankestein and the Creatures of the Unknown, Flashpoint: Secret Seven son otros de los complementos publicados, además de cruces con la serie de Booster Gold.

Si nos centramos en Más allá de Flashpoint no podemos dejar de atender al desecho y crispado Thomas Wayne, que por supuesto goza de su propia mini incluida en el evento. Flashpoint: Batman- Knight of Vengeance por Brian Azzarello y Eduardo Risso, amplía la mirada a este Thomas Wayne como Batman, mucho más violento, y atiende al drama personal que supone para el matrimonio la pérdida de su hijo con una novedosa interpretación de Martha Wayne. Una reimaginación atractiva y sugerente, también con altas dosis de violencia, como no puede ser de otra forma con Azzarello implicado.

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Todo un despliegue para exponer el mayor número de recovecos posible del mundo presentado, objetivo que consigue con cierta solvencia, aunque como suele ocurrir con este tipo de complementos la calidad es dispar. En España tienes la opción de leerlo todo a través de la línea XP destinada a publicar los grandes eventos de DC de la forma más completa posible con todas las series involucradas. Si no te ha dado tan fuerte, no eres tan completista o sabes perfectamente que leyendo el evento principal es suficiente, actualmente, Flashpoint se encuentra disponible en DC Pocket. Una buena opción (y económica) si Más allá.. es tu primer acercamiento a Flashpoint. Si la reducción de tamaño no entra en tu estantería (¿no cabría si fuera más grande, no?) hay una edición “reciente” del coleccionable de Salvat, agotada, pero que podría no ser muy difícil de conseguir. De cualquier forma, la obra será reeditada más pronto que tarde, por sí misma, y por la llegada de la mencionada próxima película de Flash.

Hemos repasado Flashpoint sin grandes spoilers, pero no se puede comentar el evento sin hablar (mínimamente) de sus consecuencias, para ello sí desvelaremos el final del cómic.

Las líneas temporales o los distintos universos en Flashpoint han recibido una buena torta, la sacudida temporal es enorme y la confusión por discernir la opción correcta es total, más aún sin cinta cósmica. Allen trata de regresar a la línea temporal conocida, en la fuerza de la velocidad hay distintos universos y Flash es incapaz de atisbar cuál es el suyo. Inevitablemente se equivoca de línea de temporal y llega a un nuevo universo. Era abajo a la izquierda, Barry.

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Los New 52 inician su andadura editorial. 52 nuevas series de distintos equipos creativos dan un notable impulso a sus publicaciones en un inicio, incluso a la industria, DC vendía muchos cómics. Pero el efecto reboot se vio diluido pronto, y cada vez más, con el paso de los años. En un principio la continuidad post-Flashpoint apuesta por héroes modernos, y moderno, como si de los años 90 se tratase, significa violento. Superman y Wonder Woman apuestan por este rasgo, especialmente sangrante en el caso del kriptoniano, al que no terminan de encontrarle un arquetipo moldeable. Wonder Woman con Azzarello y Chang gozó de una serie atractiva. Batman recayó en manos de Scott Snyder, un valor en alza por aquel entonces que había destacado con el murciélago escribiendo Detective Comics. También se apostó por personajes que normalmente no gozan de colección (algo a aplaudir) con el siempre novedoso enfoque presente. Series como Batwoman, Batwing, Animal Man, Red Lanterns, Hawk and Dove, Static Shock, Red Hood and the Outlaws, Frankestein, Mister Terrific y muchas más pueden incluirse en este apartado. Los New 52 también integran a los personajes de Stormwatch, por supuesto, también con serie en el relanzamiento. Por desgracia, no es el único vestigio de Image durante este periplo editorial, Liefeld se encargaría de Deathstroke en un cómic tan noventero como los de los primeros años de la editorial de Spawn.

En general, como siempre, hay series buenas, regulares y malas. Como en todo relanzamiento se cuenta con los beneficios del reinicio, boom mediático y amplia publicidad, acogida de nuevos lectores, y también con sus inconvenientes, como arriesgarse a perder al lector habitual que ve como los personajes que ha leído durante años dejan de parecerse a ellos mismos en más de un caso.

Sí se le puede criticar a los New 52, y es algo que todavía perdura en la editorial, el escaso sentimiento de universo compartido que generan las distintas series. Cada cual parece estar escrita en una línea temporal distinta, a no ser que haya que hacer un crossover. Un último ejemplo representativo, Batman ha muerto en el JL #75 y en su serie regular ni se han enterado. Una entre tantas muestras, han sido muchas a lo largo de todos estos años. En el periodo trascurrido entre Crisis en Tierras Infinitas (una vez se asienta, los inicios fueron difíciles) y Flashpoint se cuidaba mucho más este aspecto. Según parece, tras Crisis Oscura se atiende a esta circunstancia, Johns y Waid deben hacerse notar. Si bien una continuidad coherente al 100% es imposible de conseguir, dejar de prestar un mínimo de atención a ella descorazona a más de un seguidor que acaba por solo leer la editorial en series cerradas, como las incluidas en el selloBlack Label o en miniseries.

Los Nuevos 52 ya quedaron atrás. El desinterés hacia las colecciones provoca varios intentos de relanzamiento, como el DC You, pero no es hasta Rebirth que se recupera parte de lo perdido. Por cierto, Renacimiento y Doomsday Clock implican al Doctor Manhattan en la creación del Universo N52. No terminan de dejar claro si Barry no se equivocó de línea temporal, o sí que se equivocó, pero menos, o todo es obra del descreído dios azul que manipula todo el universo a su antojo. Líos de continuidad, si no existieran los echaríamos de menos.

No por ello Flashpoint pierde vigencia, DC se encarga de ser ambigua allí donde no hay una explicación clara. Más allá de Flashpoint acaba con la publicación de su cuarta y última grapa, un buen tebeo por sí mismo y un buen complemento que explora el universo de la obra original, recordándonos un cómic que gracias al cine muy pronto volverá a estar en boca de todos.

Magazine DC

EFÉMERIDES Y CUMPLEAÑOS…

ARNOLD DRAKE (Falleció el 12 de marzo de 2007)

El uno de marzo de 1924 nació Arnold Drake con el nombre de Ervin Maurice Druckman y cuyo destino parecía estar ya sellado desde su más tierna infancia. Con 12 años contrajo la escarlatina lo que le llevó a tener que guardar cama durante un año. Un año que se lo pasó dibujando sus propias tiras cómicas, lo que lo llevó más tarde a cursar estudios de periodismo.

En 1950, junto la guionista Leslie Waller (firmando ambos como Drake Waller) y el artista Matt Baker, lanzaron al mercado la pionera revista de historietas It Rhymes with lust, al tiempo que conocía a un vecino de un hermano de Bob Kane, que lo llevó a colaborar con el en algunos proyectos, hasta que Kane lo presentó en las oficinas de DC.

Por aquellos días los autores de los cómics no estaban acreditados, por lo que resulta complicado saber cual fue su primer trabajo en la editorial, pero hay varios estudios que dicen que fue una historia corta de 7 páginas en Batman #98 de 1956. Pronto Drake comenzó a escribir historias de múltiples géneros, terror, fantasía, ficción sobrenatural, ciencia ficción, incluso de humor, demostrado su versatilidad y su interés coral por el medio.

En 1963 Marvel había cambiado la forma de hacer y entender los cómics hasta ese momento. Sus creaciones ganaban cada vez más y más adeptos y en DC decidieron reaccionar. Un viernes, Murray Boltinoff, encargó a Drake la creación de un nuevo grupo para la serie My Greatest Adventure, con entrega del primer guion el martes de la semana siguiente. Drake, consciente de la necesidad de tener entre manos personajes con mayor profundidad, al estilo Marvel, presentó a la Patrulla Condenada. Su primera historia la cerró con su amigo Bob Haney, mientras que el dibujante Bruno Premiani se encargó de diseñar a los nuevos personajes. Su aventura duró desde el My Greatest Adventures #80 hasta el #121 (1963-1968).

Unos meses más tarde de estar en circulación la Patrulla Condenada, en Marvel lanzaron The Uncanny X-Men, con conceptos muy similares a los desarrollados por Drake, un grupo de marginados de la sociedad, con un mentor postrado en una silla de ruedas que se enfrenaban a la Hermandada de mutantes diabólicos, en plena semejanza a los villanos de la Patrulla Condenada, la Hermandad del Mal. Y aunque elevó quejas al respecto pronto tuvo que relajar su discurso cuando se le hizo notar las similitudes que había entre su Patrulla y el grupo de Marvel Los 4 Fantásticos.

Pero Drake también hizo otros trabajos relevantes en DC. Fue cocreador de Deadman, junto a Dick Giordano, así como escritor de múltiples historias de los Investigadores de lo Desconocido, así como muchos trabajos en las series de terror y lo desconocido de la editorial. Un escritor versátil de fino humor, de trepidantes diálogos, con predilección por lo extraño y anómalo, supo insuflar frescura a sus creaciones en un momento de estancamiento creativo en DC.

Y este mes hubiera cumplido años y también, por desgracia, nos dejó cuando contaba con 83 años.

TODD McFARLANE (16 de marzo de 1961 – Cumple 62 años )

Nacido en Calgary, Canadá, empezó a interesarse por el cómic gracias al trabajo de autores tan importantes como Michael Golden, Frank Miller, John Byrne y sobre todo Art Adams, pasando horas dibujando como sus ídolos y fue a la edad de 16 años cuando ya creó la base del personaje Spawn. Fue gracias a una beca de béisbol que pudo cursar estudios, en 1981, de diseño gráfico en la Eastern Washington University, con el objetivo de pasar a trabajar en el negocio familiar de impresión. Aunque en realidad su sueño era poder dibujar cómics. Para poder costearse los estudios trabajó en una tienda de cómics y probaba suerte vendiendo algunos de sus dibujos, lo que de alguna forma le permitía tener cierta visibilidad dentro del mercado… Intentó jugar como profesional del béisbol, pero una lesión le hizo apartarse de ese camino y en 1984 lo de batear quedó fuera de su futuro.

Estando en la universidad enviaba decenas de paquetes al mes a Marvel y DC con sus dibujos, con la esperanza de que lo llamaran. Tras un año y medio de incansable trabajo y 700 envíos en total, de gestionar el silencio administrativo y cientos de cartas de rechazo, Sal Amendola, de DC, le mandó un guion ficticio para ver que tal iba de capacidades narrativas, ya que todo lo que enviaba era ilustraciones a toda página. Amendola le dio las indicaciones necesarias para pulir muchos de sus defectos y comenzó a mandar páginas con pequeñas historias, como una de Coyote, que rodó por las mesas de Marvel hasta llegar a manos de su creador, Steve Englehart, que le dio su primer trabajo profesional en 1984 de dicho personaje.

En DC se encargó, entre 1985 y 1987, de los números de Infinity Inc. #14 al 37, con guiones de Roy Thomas. En 1987 dibujó tres números de Detective Comic, los comprendidos entre el 576 y 578, dentro del arco Año dos de Batman con guiones de Mike W. Barr. Sus últimos cómics en DC fueron los del evento Invasión en 1988, momento en el que ya estaba involucrado en Marvel en series como Hulk, con Peter David y Spiderman, con David Micheline, donde su fama no dejaba de aumentar gracias al nuevo y radical aspecto que supo imprimirle al arácnido. Tanta fama llegó a alcanzar, con la cocreación de Veneno, que en 1990 Marvel le dio un titulo en solitario de Spiderman que rompió récords de ventas.

En 1992 fue miembro fundador de Image. Y en la actualidad centra su actividad en su empresa de figuras y muñecos articulados, siendo su trabajo más reciente el que llega a nuestro país este mes, donde Spawn y Batman vuelven a cruzarse de la mano del propio McFarlane y Greg Capullo en los lápices.

MARSHALL ROGERS (Falleció el 24 de marzo de 2007)

Con tan solo 57 años uno de los grandes talentos del noveno arte nos dejó por culpa de un infarto. Nació en Nueva York, estudió mecánica en el instituto y cursó arquitectura más tarde, destacando en el dibujo de estructuras por su gran atención al detalle, aunque dejó los estudios sin graduarse.

Regresó a casa y envió trabajos de muestra a Marvel, pero sin lograr nada de ellos. Se ganaba la vida de trabajo en trabajo, hasta que logró su primer encargo en DC, no por sus dotes con el dibujo, sino por sus capacidades con el diseño.

El veterano dibujante no tuvo una carrera muy prolífica, pero sus trabajos siempre encontraron su público. Aunque comenzó a hacerse un sitio en la industria trabajando en Detective Comics 466-468, en los que debutó el Calculador, los que realmente le dieron nombre fueron los míticos 471-479, con guiones de Englehart y entre los que figura The Laughing Fish. Esa breve etapa marcó al personaje durante años, siendo considerado el modelo a seguir por su tono oscuro y adulto.

Rogers trabajó, también con Englehart, en la revitalización/continuación del Mister Miracle de Jack Kirby. Ilustró el especial de Batman Death Strikes at Midnight and Three que Dennis O’Neil escribió en prosa, y al que el Batman 663 de Grant Morrison y John Van Fleet debe muchísimo. Ha pasado por Green Lantern, Superman, The Shadow, Mystery in Space… incluso Madame Xanadu.

En Marvel también trabajó con Englehart de manera breve, pero impactante, aportando su talento a la serie de Estela Plateada, aunque no fue una editorial con la que trabajara en proyectos de largo recorrido y su producción es aún más pequeña que en DC. Sin duda un dibujante de estilo detallado, capaz de fascinar al lector y cuya perdida fue un uro golpe para todos cuantos habían crecido con su arte.

JOSÉ LUÍS GARCÍA LÓPEZ (26 de marzo de 1948 – Cumple 75 años)

Nació en Pontevedra en 1948, pero a la tierna edad de cinco años su familia se trasladó a Argentina a vivir. Siempre estuvo expuesto al noveno arte. Su vida parecía estar marcada por ello y a la edad de 12 años ya tenía muy claro que su futuro estaba en las viñetas. Sin embargo, su formación no está adscrita a ninguna escuela, sino que fue autodidacta. Probó suerte con un curso por correspondencia, pero el tema humorístico no era lo suyo, por lo que iba por libre creando historias de aventuras que eran las que realmente le interesaba. Pero la realidad era que no acababa de poder llegar donde él quería llegar en el dibujo, por lo que acabó en la escuela Panamericana de arte dos veces por semana a lo largo de tres años para pulir el talento que tenía en su interior, contando con la ayuda de maestros tan relevantes como Alberto Breccia.

Tras realizar algunos trabajos para Columba en Argentina, con 26 años, decide viajar un poco e ir a los Estados Unidos donde mover su trabajo tras los contactos que ya había hecho gracias a sus obras en Columba. Llegó a Nueva York, tuvo una reunión con DC, y sin enseñar nada relacionado con esta editorial, sino solo sus trabajos previos en Argentina consiguió ya trabajo como entintador de Curt Swan. Y desde ese momento todos sus trabajos se pueden encontrar en DC Comics, con la que mantiene una más que cordial relación.

Algunos de sus trabajos más relevantes en esta editorial son Atari Force, Cinder y Ashe, Action Comics, Crepúsculo, Deadman, el cruce entre Hulk y Batman, y infinidad de otros trabajos con Batman, Wonder Woman, etc. Suya es la Guía de Estilo de DC, donde se marcó la línea a seguir para dibujar a los personajes de la casa a lo artistas de las distintas colecciones. Un talento descomunal que esta encerrado en una figura humilde y cercana como pudimos comprobar hace unos años en esta entrevista.

DICK GIORDANO (Falleció el 27 de marzo de 2010)

Nació en Nueva York y cursó estudios en la escuela de Arte Industrial, para en 1952 comenzar a trabajar en Charlton Comics como artista, pero en 1965 fue ascendido a editor ejecutivo sustituyendo a Pat Masulli. Fue en este puesto cuando implementa cambios supervisando la renovación de la editorial, de sus superhéroes y gestionando la creación de nuevos personajes de una nueva línea que denominó Action Hero. Algunos de los artistas encargados de implementar esos cambios son reconocidos nombres dentro de la industria y acabarían también trabajando para DC, como Jim Aparo, Dennis O´Neil y Steve Steakes.

En abril de 1968 el editor de DC, Irvin Donenfeld, contrató a Giordano como editor referenciado por Steve Ditko, lo que propició la llegada de los autores anteriormente mencionados a DC. Entre los títulos que editó están Aquaman, Teen Titans y Young Love y puso en marcha las series The Witching Hour en 1969 y All Star Western en 1970.

Todo ello sin dejar de trabajar como artista, siendo su faceta más reconocida y valorada la de entintador, sobre todo acabando el trabajo realizado por Neal Adams al que aportaba un fondo oscuro y melancólico que casaba a la perfección con Batman.

La relación con Adams era muy buena, tanto que en 1971, motivado por la falta de oportunidades laborales en DC, se marchó con el dibujante a su estudio Continuity Associates. Pero volvería DC en 1980 a instancia de Jenette Kahn para editar Batman. En 1981 fue nombrado editor gerente y ascendido a vicepresidente ejecutivo en 1983, puesto en el que estuvo hasta 1993. Junto con Kahn y Paul Levitz, estuvo encargado de la gran renovación editorial de DC a mediados de los años 80, con la publicación de Crisis, serie que lo cambió todo y relanzó el Universo DC, sin dejar de realizar trabajos de entintador para Byrne o George Pérez.

Entre 1983 y 1987 se encargó de escribir una columna de opinión titulada Mientras tanto… en el que hablaba de noticias e información de la editorial con un tono jovial, distendido y sarcástico, muy amistoso, acabando siempre con la frase, Gracias y buenas tardes.

Toda una leyenda de las tintas y un editor fundamental en la historia del cómic USA y de DC en particular.

ESTE MES ES EL ANIVERSARIO DE… JASON TODD

JASON TOOD – 40 ANIVERSARIO

El Robin odiado por todos, renegado y cuyo regreso levanta suspicacias entre el aficionado cumple 40 años. Robin rubio o moreno, Nightwing, Red Robin o Red Hood. Jason Todd es uno de los personajes de la editorial que no termina de encontrar una identidad clara, incluso en su rol confirmado de Capucha Roja varía la personalidad convenientemente a expensas de los designios editoriales. Villano, anti-héroe, héroe, el segundo Robin vira entre los conceptos con tanta facilidad que es difícil situarlo. Generosos como somos, con motivo de su cumpleaños, es nuestro personaje elegido para el mes de marzo.

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Jason Todd es el Robin que menos tiempo ha portado el manto del petirrojo (obviando a Stephanie Brown). Su irreverencia y carácter violento lo alejan de lo que los aficionados esperan del eterno compañero de Batman, el lector parece que solo permite un compañero desquiciado si es de la misma sangre que su progenitor. Pero Jason no fue siempre así.

No fue así en su nacimiento, un bebé nunca es malo. Dick Grayson cambia el manto de Robin por el de Nightwing en 1984 en las páginas de New Teen Titans. DC no estaba dispuesto a dejar al murciélago sin Robin y se apresura a crear un nuevo personaje, Jason Todd, en el Batman #357 por Conway y Newton, para heredar de Grayson el antifaz y los botines verdes en el Batman #368 por Moench y Newton. Nuevo Robin entre muchas comillas porque el joven era una copia descarada de Grayson, en cuanto a origen y personalidad. Robin era un avatar, así debía ser el personaje y así sería, sin ningún tipo de matiz que diferencie a ambos. Bueno sí, era rubio, una distinción a simple vista que no es tal en las siguientes encarnaciones, pero sería prácticamente la única.

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Tras Crisis en Tierras Infinitas, DC se da cuenta de su error (tardó un poco más, Barr y Davis mediante) y opta por dotar de una nueva personalidad y origen a Jason. Allan Collins y Chris Warner son los artífices del nuevo Robin, presentado en el Batman #408 (1987). El joven es un ratero que malvive en Gotham al que Batman acoge tras descubrirle robando las ruedas del batmóvil. Todd es impulsivo, irreverente y violento, como deja bien claro en Batman #424 matando aparentemente a un narcotraficante que maltrataba a su pareja. Una versión que incluso gustó menos que la copia original (si es que una copia puede serlo). Deny O´Neil no comulgaba con el personaje, consciente de que el público no terminaba de comprar un estereotipo tan lejano al ideal clásico. Un año después, con votación telefónica incluida, Jason Todd muere apaleado por el Joker, justo cuando cree haber encontrado a su madre, en el arco Una muerte en la Familia por los Jim, Starlin y Aparo. Puedes leer más sobre la histórica saga aquí. Antes de su muerte llegó a integrar (como invitado) los Jóvenes Titanes, reclutado por Donna Troy, que consigue hacer de menos a Jason al esperar de él una actitud y habilidades a la altura de su predecesor.

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Completamente olvidado por la editorial, su muerte tan solo servía para hacer foco en la desgracia de Batman, recurrente en alguna conversación con Alfred, Grayson o Drake, pero nada más. Es en 2003 cuando vuelve a sonar su nombre, gracias a Jeph Loeb y Jim Lee y la saga Silencio (Batman #608-#619). En ella se juega con la posibilidad de un Jason Todd resucitado, pero tan solo era Clayface haciéndose pasar por el joven (años después aclararían que Jason sí participa en el plan de Hush).

En Batman #634 (2005) por Winick y Mahnke comienza el arco Under the Red Hood. Capucha Roja, un nuevo adversario de la ciudad de Gotham, está matando criminales para hacerse con el control de los bajos fondos. No es otro que Jason Todd (el alias elegido da muestras de su salud mental) que regresa a la vida con ansias de venganza; contra el Joker (lo apalea con una palanca) contra Batman (no entiende como no ha vengado su muerte asesinando al payaso) o incluso contra Tim Drake, su sustituto como Robin, al que deja malherido en un asalto contra los Titanes. Como si el tiempo no hubiese pasado y con un Jason adulto, discípulo y mentor vuelven a enfrentar sus ideales en la lucha contra el crimen. A muchos no les gustó su vuelta, pero el planteamiento de Winick es muy atractivo, convence, da mucho juego y no se imagina una resurrección más indicada para el personaje.

Escondido tras la derrota en Bajo la Capucha, el personaje regresa en Nightwing vol 2 #118 (2006). Sí, Jason siempre ha ido después de Dick. Todd es, como no podía ser de otra forma, un Nightwing mucho más violento. Tras el escarceo de hermanos habitual y alguna buena acción del renegado, Jason es capturado para ser rescatado por Dick, al que escribe una bonita carta. Lo de los tentáculos mejor otro día.

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Jason siempre ha estado muy perdido, solo rubio y como doble de Dick ha obtenido cierta paz mental, pero en esta época editorial no para de dar bandazos como pollo sin cabeza. Aunque en este punto todavía Winick sigue de cerca al personaje, de lejos el guionista que mejor lo ha entendido. Volviendo a ser Red Hood reaparece en Green Arrow vol 3 #69 (2008) aliado con Brick (un secuaz con aspiraciones y visos del Blockbuster de Flecha Verde) para un negocio de armas en Star City, pero su objetivo real es reclutar a Mia Dearden, convencido de que son almas gemelas. El rechazo de la joven sienta muy mal a Capucha Roja, que destruye su colegio.

Cuenta regresiva a Crisis Final (2008) lleva a Jason a un viaje por el multiverso. La historia de Morrison (y su camino) da para un extenso artículo, en lo referente a Capucha Roja podemos decir que es el segundo Red Robin DC siempre detrás de Dick, el Red Robin de Kingdom Come, aunque primero de la continuidad oficial y siempre delante de Tim, el Red Robin más conocido. Un periplo complaciente con Todd, el Batman de Tierra 51 (el mismo que le entrega el uniforme de Red Robin) empezó a matar los criminales tras su muerte, reconfortando al joven justiciero desquiciado. Otro regalo para él fue asesinar una versión alternativa del Joker.

Con Batman muerto, Gotham necesita un nuevo murciélago, La batalla por la Capucha (2009) comenzaba. Todd, para sorpresa de nadie, es la versión violenta y asesina de Batman (con paralelismos con Michael Lane, el Batman en potencia loco de Simon Hurt). En la contienda vence a Drake y pierde ante Grayson, el heredero natural de la capucha.

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Ya con los nuevos Batman y Robin asentados, Jason declara la guerra a Dick con la ayuda de Scarlet, una víctima del Profesor Pyg. Red Hood utiliza los medios para exponer y contraponer sus efectivos métodos contra los ineficaces del dúo maravilla. Flamingo, el letal asesino, desencadena el final de la trama venciendo en primera instancia a Capucha Roja y Scarlet, pero siendo finalmente asesinado por Jason. Detenido, y rechazando la ayuda de Grayson, ingresa en Arkham. Una conversación con Bruce tras su regreso, un cambio de cárcel para desgracia del resto de presos y un reencuentro con Scarlet son los últimos pasos de Jason en la continuidad pre-New 52.

Pero antes del reinicio queda mirar a la primera miniserie protagonizada por el personaje, Red Hood: The Lost Days, por Judd Winick y Pablo Raimundi (2010). Con 6 números de duración, la colección pretende dar sentido al regreso de Jason Todd, con una explicación a la resurrección a la altura de la de Green Arrow por Smith. Los puñetazos de Superboy Prime durante Crisis Infinita habían trastocado la realidad, provocando que el joven regresara a la vida. Tras un año en coma, vaga por el mundo sin ser él mismo cuando es reclutado por Talia Ra´s Al Ghul, que lo sumerge en un pozo de Lázaro para recuperar al joven que fue. Con energías renovadas y una personalidad aún más complicada que la expuesta como Robin, entrena para los sucesos de la saga Bajo la Capucha. También se descubre su implicación en Silencio.

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En los Nuevos 52 Capucha Roja obtiene serie propia, Red Hood and the Outlaws, haciendo equipo con Arsenal (en su versión chunga) y Starfire (más noventera que nunca) con Scott Lobdell encargado de los guiones. La nueva serie muestra un Jason menos villano y más antihéroe que nunca, y presta atención a sus secundarios y origen, mucho más que anteriormente, dotándole de un lore propio. El problema principal es que ni su entorno ni sus tramas terminan de resultar atractivas, Ducra (maestra) y su hija Essence (interés romántico), Isabel Ardila (otro interés romántico), la exotérica Casta o enemigos propios y recurrentes como Suzie Su. Además, comienza un debe habitual en cada cómic protagonizado por el Robin resucitado por excelencia, recordar su trauma una y otra vez. Enfrentamientos con Damian o con el propio Batman, participar en eventos propios de la batfamilia como La Muerte de la Familia, convertirse en Wigman, Batman Eterno (entre otros) o incluso la pérdida completa de sus recuerdos es lo que acontece a Jason en esta serie de cuarenta números. El personaje ya ha gozado de una colección, mejor o peor, pero ya cuenta con todas las características de un personaje de pleno derecho de la editorial, a partir de entonces recurrente y presente en sus cómics. El reinicio editorial, y a pesar de la calidad de sus cómics, supone el verdadero renacimiento de Jason Todd.

Lobdell no iba a soltar a Jason tan fácilmente y tras los forajidos llegaría Red Hood and Arsenal (2015, 13 números), el segundo volumen de Red Hood and the Outlaws (2016, 26 números) con la interesante dinámica de una Trinidad de tercera, formando equipo con Bizarro y Artemisa, o su continuación Red Hood: Outlaw (2018, 25 números). Lobdell, siempre con sus cargantes y recurrentes vicios, pero inspirado, junto con los firmados por Winick, entrega los mejores cómics que pueden leerse del personaje. Por supuesto, Capucha Roja se deja ver en los eventos y cruces de la editorial, como El año del Villano, Metal o Estado Futuro, en mayor o menos medida. Últimamente se le ha podido disfrutar en Batman: Leyendas Urbanas escrito por Zdarsky o fuera de continuidad con relevantes apariciones en el sello Black Label, en Batman: Tres Jokers de Johns y Fabok y Escuadrón Suicida: ¡A por el Joker! de Azzarello y Maleev. Historias con buenas críticas que ensalzan el papel de Jason Todd, pero quizás para cualquiera que haya seguido el camino del personaje en los New 52 sean un poco más de lo mismo, con el recuerdo traumático siempre latente.

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Actualmente podemos leer al personaje en Fuerza Especial Z, donde Rosenberg desdibuja al personaje. Como consuelo queda que no rememora su trauma cada cinco páginas. Red Hood todavía no ha encontrado el equipo creativo capaz de realizar una gran historia que perdure, que lo ensalce y sitúe como un imprescindible en DC. El personaje sobrevive gracias a la impactante premisa de su resurgimiento ideada por Winnick y al fanservice, DC no deja de incluir a Jason en sus planes, sea protagonizando series en solitario o grupales. A la espera de esa historia que mereces, Felices 40.

WONDER WOMAN – EL FEMINISMO COMO SUPERPODER

Han pasado seis años desde que se publicara el libro de Elisa McCausland, Wonder Woman – El feminismo como superpoder (errata naturae), un ensayo sobre los, entonces, 75 años del personaje, donde nos sumergía en el relato de la construcción de uno de los arquetipos más relevantes de la cultura superheroica popular. Wonder Woman fue creada en 1941 por William Moulton Marston, alcanzando rápidamente el éxito, siendo el primer personaje femenino en tener colección propia en solitario. Un personaje que representa elevados valores de los superpoderes de un feminismo en alza.

McCaulsand, periodista, crítica, investigadora, comentarista, escritora… acumula un largo listado de ensayos en revistas, en libros colectivos, artículos en periódicos, programas de radio, podcast, al tiempo que es promotora del colectivo de Autoras de Cómic, miembro de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic y comisaria de la exposición Presentes: Autoras de tebeo de ayer y hoy, siendo su último trabajo el libro dedicado a Vertigo en colaboración con Diego Salgado y del que hablamos en el pasado Magazine.

Para conformar este libro sobre Wonder Woman, la escritora de Supernovas (otro de sus ensayos sobre la ciencia ficción y el feminismo junto a Diego Salgado), se une al talento de Carla Berrocal y Natacha Bustos, que se hacen cargo de las ilustraciones del libro a la hora de legitimar el estudio de la figura de Woner Woman a través de una perspectiva feminista y ejemplo todo ello como artefacto simbólico.

El libro recorre la distintas etapas editoriales del personaje, al tiempo que muestra las distintas sinergias que surgen a su alrededor y que se filtran en la sociedad de las mujeres activistas del siglo pasado y el actual. Y eso sin perder de vista la necesidad de profundizar en la propia figura de Wonder Woman dentro de la industria, el cine y la televisión, y que la han convertido en todo un icono referencial.

Pero el libro no solo recoge en su seno el trabajo de McCausland, sino que también hace de vehículo transmisor de los testimonios de grandes figuras ligadas a Wonder Woman como Jill Lepore, Trina Robbins, Greg Rucka y Phiil Jimenez, Renae De Liz y la propia nieta de Marston, Christie Marston. Un compendio significativo y directo que habla no solo de la figura de la Amazona, sino de sus principales valores para cambiar a la sociedad rompiendo los patrones establecidos. Estamos, por tanto, ante un libro que logró hacerse con un importante hueco en el reñido mundo editorial, agotando su primera edición, para acabar siendo nominado al premio Ignotus en la categoría de libro de ensayo.

El libro hace hincapié en la necesidad de iconos feministas, del valor de ese aspecto, cuando incluso el personaje sufrió en sus carnes el peso de un trato desigual por su género. Y es en ese punto en el que el libro trasciende su estructura de ensayo histórico de una figura ficticia para increpar a les lectores a mirar al espejo para conectar con esos aspectos transformadores que hay en nuestro interior. Este libro es una manual, una herramienta para ello, para adentrarse en el camino que debemos recorrer para activar este superpoder.

Un libro que convence a los que busquen un libro que detalle los devenires de Wonder Woman dentro de la industria y que descubrirán que entre sus páginas existe un extra adicional como ente insertado en la cultura popular, vertebrador de un ADN feminista de potencial ilimitado. Una lectura imprescindible se parta de la motivación de la que se parta.

SUPERMAN VS. EL ASOMBROSO SPIDERMAN

Aprovechando que ECC se lanza a la publicación de un crossover entre universos de diferente editorial, nos atrevemos a revisitar un auténtico clásico en estos menesteres: El combate del siglo entre Superman y Spiderman de 1976.

No era la primera vez que se juntaron las eternas rivales Marvel y DC (ese hito le corresponde a la semidesconocida MGM’s Marvelous Wizard of Oz de Thomas y Buscema en 1975) ni sería la última, como en esta misma página se ha reseñado el Batman vs. La Masa y el mitiquísimo JLA / Vengadores. Pero que duda cabe que fue la más sonada y la primera vez que los más grandes iconos de las dos grandes se enfrentaban.

Por colaboradores que no quede

¡Y vaya enfrentamiento! Tenemos lucimiento de cada uno en solitario, el malvado plan de los peores enemigos (Luthor y Octopus, para el que no lo sepa), batalla inevitable entre los dos héroes, reconciliación y a por los malos. A fin de cuentas, no se pedía más (ni menos) de semejante hecho histórico

De hecho, la intrahistoria es bastante más interesante que la historia de ese encuentro. No sólo de cómo llegó a producirse la colaboración y el encuentro si no ya los entresijos del dibujo son todo un poema.

En principio, el equipo es sólido y compartido. Jerry Conway desde DC a los guiones, puesto que en ese momento era el único guionista que había dado vida a ambos caracteres. Ross Andru desde Marvel a los lápices, por las mismas razones. Dick Giordano desde una empresa independiente, Continuity, a las tintas… porque era el p%t0 amo, por si alguien lo dudaba. Y el colorista marvelita Glynis Oliver y el rotulista deceíta Gaspar Saladino, para rematar el 50% de participación de cada compañía.

Pero, aunque en el tebeo aparecen más colaboradores que gente hay en la cola del paro, a los que realmente metieron mano ni se les ve el pelo. Me refiero a gente como Neal Adams, que descaradamente retocó figuras de Superman como se puede apreciar, como él mismo alardeó sin reparo y confesó el propio Giordano. El motivo es que ambos trabajaban en Continuity, que era del propio Adams y, según este último, era una oportunidad única que merecía de su maravilloso toque para ser perfecta. Quede claro que ambos alaban la labor del dibujante principal, la cual sólo se atrevieron a potenciar.

La mano de Adams

En el mismo estudio también ayudaron sin acreditar en labores de entintado, fondos principalmente, Bob Wiacek en el prólogo y, especialmente, el inigualable Terry Austin en casi todo el cómic. Éste último se queja de no haber sido reconocido porque fue de los que más se partió la espalda en el proyecto entintando ciudades desde el cielo.

Nosotros flipando y Terry sudando

Porque oye, una de las cualidades más impresionantes del tebeo es los grandilocuentes encuadres que lo convierten un auténtico blockbuster de los comics. Superman parece atravesar realmente el cielo de Metropolis y Nueva York, Spiderman muestra algunos de los saltos y balanceos más espectaculares de su historia y hasta tenemos escenas de acción en el espacio dignas de una gran película de ciencia ficción.

Y no olvidemos a otro dibujante fantasma, el gran John Romita, al que Stan Lee pidió retocar algunas caras de Parker y Mary Jane, como también es fácil de remarcar. El querido dibujante de Spiderman no escatimó palabras de aprecio a la labor de Andru en todo caso.

Carita Romita

El que se quedó por el camino fue Mike Esposito, compañero habitual de Andru y requerido por el mismo para la ocasión (además de haber entintado a los dibujantes clásicos de ambos héroes, Curt Swan y Romita). Pero, aunque el zalamero Sol Harrison, editor de Superman, le prometió que así sería, desde el principio estaba claro que no podría ser él porque las editoriales querían un reparto salomónico de autores. Ni el pobre Marv Wolfman, que heredó en último momento el trabajo editorial del especial de Len Wein, el por entonces Editor Jefe de Marvel, ni éste último pudieron decidir nada al respecto. El bacalao estaba vendido desde la propia mesa de los jefazos, Lee y Carmine Infantino.

Infantino, además, y ya que hablábamos de la labor artística, fue el que diseñó la PORTADACA (me permitiréis que esta vez use mayúsculas) que luego perfilaron Andru primero, Giordano después y por último Oliver.

Pero como decía, ahí no acaba la historia, aquellas 96 páginas de puro fan-fiction fueron el resultado de endiabladas negociaciones. Hasta dos años de toma y daca (efectivamente, entre medias se publicó la primera colaboración que comentábamos al principio) iniciados por un tipo ajeno al mundo del cómic, el agente literario David Obst. La leyenda dice que hablando con Lee y obligándolo a responder por qué no existían tales cruces, el pícaro editor le dijo que, aunque bien que le gustaría, DC no lo permitiría. Pero los vientos de cambio que había provocado Infantino, conocido por dejar entrar el aire en la vetusta competencia, hicieron tragar a Stanthe Man” sus palabras.

Algo más tuvo que tragar, porque, aunque Conway parece la opción más acertada, lo cierto es que había dejado Marvel de malas maneras y parece que Infantino lo sugirió para dar morcilla. Pero los que más tuvimos que tragar fuimos los lectores, porque la historia, además de simple, tiene unas cuantas incongruencias.

El escritor se ha defendido con los acuerdos contractuales. Entre otros sabidos o deducidos; Supes y Spidey debían aparecer en el mismo número de viñetas, los héroes y villanos verse restringidos a los protagonistas (aunque secundarios sí que aparecen unos cuantos de cada universo), debía existir un prólogo dedicado a cada super-héroe y la batalla entre los mismos debía durar al menos una décima parte del tebeo.

Pero ni por eso se justifica la ridícula candidez de los villanos, el inexplicable secuestro de las damiselas o la visita a los Masái (en todo caso hilarante). Admitamos, eso sí, que el guionista se las arregla para introducir un sorprendente episodio de rebeldía de Peter ante su eternamente furibundo jefe o una entretenida escena de divertida competitividad entre J J Jameson y su contrapartida deceíta, Morgan Edge.

Vergüenza ajeeenaaa!

Algo que se le echó en cara, aunque yo siempre he encontrado justificable, es no hacer referencia al diferente origen de ambos héroes, que parecen compartir universo desde siempre. De hecho, el mismo sistema se utilizaría en las posteriores Batman vs la Masa de Len Wein y José Luis García-López (también muy naif, aunque algo más coherente), y la realmente destacable La Patrulla X y Nuevos Titanes de Chris Claremont y Walter Simonson (que me parece merece un repaso, ¿qué opináis?).

Minucias aparte, es un clásico indiscutible por su exclusividad, su apabullante apartado artístico y por su historia, típica de su tiempo, pero entretenida de principio a fin pese a lidiar con un enorme peso a sus espaldas. Y es que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, este es un trabajo para…

DESTACADO DEL MES
BATMAN 1989
(G): Sam Hamm.
(D): Joe Quinones.

Sam Hamm (guionista de Batman, Batman Vuelve y Monkeybone, entre otras) y Joe Quinones (Howard el Pato) regresan al mundo de las películas dirigidas por Tim Burton, para delicia de todos los nostálgicos del lugar.

Nos encontramos con una expansión muy coherente del “Burton-verso”, destruido por aquellos engendros innombrables dirigidos por Joel Schumacher. En muchos sentidos, lo que Hamm y Quinones proponen aquí es una fantasía: “¿Qué hubiera pasado si Schumacher no hubiera aterrizado en la franquicia?”.

Batman (es decir, Michael Keaton) debe enfrentarse a la desgracia que cae sobre la figura de Harvey Dent (Billy Dee Williams en las películas de Burton). Catwoman (Michelle Pfeiffer) también hará acto de presencia, así como a un vigilante urbano conocido como Robin (con la apariencia de Marlon Wayans, el actor que iba a interpretar al personaje antes de que Chris O´Donnell hiciera acto de presencia).

El Batman de Burton resultaba tan gótico, retorcido y grotesco como el Batman de Moore/Bolland en La Broma Asesina (así como el Batman de la futura serie animada); por desgracia, esta visión del personaje ha quedado enterrada por las múltiples versiones del mismo que siguen la senda noir abierta por Frank Miller. Por suerte, cómics tan deliciosos como este nos ayudan a recuperar esa estética y esa visión perdidas (no solo en Batman; si no en el cine en general).

Sorprende encontrarse con un Bruce Wayne tan humano (como también suele ocurrir al aventurarse en la historia pre-Miller de El Cruzado de la Capa), después de tantos años de comportamientos que rozan la psicopatía y de tramas pseudo- esotéricas-existenciales-oscurísimas de ruckas, brubakers, morrisons, snyders y kings.

Este Bruce/Michael Keaton tiene sentido del humor, así como debilidades muy humanas, e incluso resulta un tanto inocentón a veces. Lo que crea un contraste muy interesante con la imponente figura de Batman. En este sentido, el detalle de que Batman pueda levantar las lentes de su máscara apretando un botón (dejando ver u ocultando sus ojos) resulta un hallazgo muy interesante.

El dibujo de Joe Quinones casa perfectamente con las intenciones de la obra. Su trazo sutilmente retro ayuda a rememorar la estética tan particular de las dos películas de Burton.

DC también ha publicado miniseries dedicadas al Batman de Adam West y al Superman de Richard Donner. ¿Tendremos un Batman de Nolan en el cómic?

DESTACADO DE… JOSÉ MARÍA VICENTE
EL SOLDADO DESCONOCIDO
(G): David Micheline, Bob Haney, Archie Goodwin
(D): Jack Sparling, Ernie Chan, Dick Ayers

El Sargento Rock es el estandarte de los clásicos bélicos de DC. Pero el Soldado Desconocido se merece cierto reconocimiento también. Creado por Robert Khaniger y Joe Kubert, debutó en las páginas de Our Army At War, la serie del Sargento Rock, en una historia que no debería haber tenido mucha trascendencia de no ser por el interés de Kubert en volver a usar el personaje. La idea de un soldado misterioso que interviene en momentos cruciales de la Segunda Guerra Mundial le pareció muy prometedora.

El Soldado Desconocido regresó en el número 151 de Star Spangled War Stories, publicado en 1970, e inmediatamente se adueñó de la colección. Con el número 205 la serie se renombró a Unknown Solider, título que mantuvo hasta su cierre en ¡1982! En total, la colección del Soldado Desconocido duró 111 números, una cifra imposible en los tiempos que corren. Ciertamente, las series de DC solían resistir más tiempo gracias a factores que no necesariamente estaban vinculados a la calidad de sus historias, como la impresión en papel barato y ventas en supermercados y quioscos. Sin embargo, recordemos que ninguno de estos factores pudo impedir la infame DC Implosion en 1978, que se saldó con la cancelación de decenas de títulos, varios de ellos de temática bélica. A los lectores les gustaban las aventuras del Soldado Desconocido.

No me sorprende que gustase tanto la serie original del Soldado Desconocido. Cada número ofrece una entretenida historia bélica ambientada en la Segunda Guerra Mundial que sigue un esquema que nunca pierde su gracia: el protagonista de la serie debe asumir una nueva identidad que le permita infiltrarse en terreno enemigo y ejecutar misiones de alto secreto. Esa identidad puede ser la de un simple recluta americano, un oficial nazi o un civil atrapado en una contienda. Sus misiones pueden ser obtener el testimonio de un militar alemán, destruir un submarino o ¿hacerse pasar por Hitler? Desde luego, cada aventura depara emoción y hasta sorpresas.

En los primeros números de la serie tenemos a Joe Kubert, tan grande como siempre, narrando junto a Robert Khaniger los orígenes y primeras aventuras del personaje. Son números esenciales para todo fan del autor y los cómics bélicos americanos. Con su marcha quedó el listón muy alto. Demasiado alto. Aunque la serie nunca más alcanzó el nivel de calidad de los números de Kubert, no por ello debemos desmerecer el buen trabajo de sus sustitutos. Escritores como Archie Goodwin y David Micheline y dibujantes como Jack Sparling y Ernie Chan supieron ofrecer diversión y entretenimiento mes a mes. En sus últimos años, la serie cayó en manos de Bob Haneyy el mítico Dick Ayers, dibujante de Sgt. Fury and His Howling Commandos. Con Haney guionizando, la serie tomó un rumbo hacia lo exagerado y ridículo, quizás para afianzar lazos con el Universo DC, donde es bastante común que los nazis tengan planes rocambolescos. Y si bien esos años parecen repudiar el tono más sobrio y realista de Kubert, nos dejaron cómics también tremendamente divertidos.

Desde entonces, el Soldado Desconocido solo ha protagonizado historias duras y oscuras sobre el coste de la guerra, el sacrificio de los soldados, el nacionalismo… Dado el origen y naturaleza del personaje, tiene sentido que autores interesados en estos temas hayan recurrido a él para sus historias. Tampoco veo posible una nueva serie de historias ligeras con el Soldado Desconocido porque, en fin, vivimos en otros tiempos. La guerra ya no es divertida. Atesoremos, pues, la serie original del Soldado Desconocido, un ejemplo de lo divertidas que podían ser las series bélicas de DC. Y pidamos a la editorial una reedición en condiciones. La reedición más reciente son dos volúmenes Showcase, es decir, en blanco y negro, que recopilan la serie solo hasta el número 226. Nos hace falta una reedición completa y a color.

Y LA ENCUESTA FINAL…

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Nos vemos en 30 días.



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