Javier Vázquez Delgado recomienda: Cómo salvar la industria del cómic, de Javier Marquina y Rosa Codina

Portada de Cómo salvar la industria del cómic, de Javier Marquina y Rosa Codina

Edición original: Cómo salvar la industria del cómic (Panini Cómics, 2021)
Guion: Javier Marquina
Dibujo: Rosa Codina
Rotulación: Marc Viaplana
Diseño: Albert Tornet
Edición: Gustavo Martínez
Formato: Cartoné. 104 páginas. 19,90€

Las entrañas de la industria.

«Supongo que nos tocaría explicar cómo creemos que funciona la industria y qué es lo que podemos hacer para mejorar la situación general, ¿no?»

Como nos relatan Rosa Codina (Ordal, Barcelona, 1987), autora de Rompepistas (La Cúpula) o el fanzine Grano de pus, y Javier Marquina (Huesca, 1975 ), crítico, divulgador y guionista de cómics como Abraxas (GP ediciones), Balas de punta hueca (Grafito) o Alien Albión (Karras), en las primeras páginas de Cómo salvar la industria del cómic (sin tener ni puta idea) este es un proyecto que surge del fanzine Cómo hacer un cómic (sin tener ni puta idea) que ambos realizaron en plena pandemia y que se convirtió en todo un éxito gracias a su forma amena y sencilla de explicar el proceso integro de realización de un cómic. Aunque puede parecer que este nuevo trabajo editado por ECC es una ampliación o una continuación del fanzine, sería más justo considerarlo como una consecuencia, ya que después de hacer un cómic toca ponerlo en el mercado y es ese proceso el que ambos autores nos muestran en esta obra que amplía el foco sin perder frescura para abordar el estado de la industria desde su punto de vista, que es el reflejo del de la práctica totalidad de los autores de cómic que trabajan para el mercado nacional.

Página de Cómo salvar la industria del cómic, de Javier Marquina y Rosa Codina

Tomando como evidente inspiración los cómics didácticos de Scott McCloud, Entender el cómic (Astiberri), Hacer cómics (Astiberri) y Reinventar el cómic (Planeta), sobre el propio medio, aunque con un sentido de humor mucho más irónico y lleno de sátira, ambos autores van desgranando los diversos problemas que tiene el medio y que desde hace un tiempo se están haciendo cada vez más patentes porque una gran parte de los autores han decidido que la principal batalla que tienen por delante es la de mejorar de una vez las condiciones económicas y laborales del colectivo, en lugar de perder el tiempo con batallas absurdas y que huelen a rancio como la denominación que le danos al formato (cómic, tebeo, novela gráfica, qué más da el nombre. Lo importante es que se vendan y lean, si para ello hay que llamarlos de una manera que atraiga más al público a tope con ella.) o la vuelta a los kioskos (¿Queda alguno?). Así que el cómic se convierte en un manifiesto que permite vislumbrar la realidad del sector, pero sin perder de vista la legibilidad y lleno de un sentido del humor gamberro propio de los cómics más underground.

Tras un breve resumen de lo que vimos en el fanzine, una aparición estelar de Sara Soler, autora de la maravillosa Us (Astiberri), y una innecesaria escena que transcurre en el futuro, el cómic nos ofrece una completa y muy bien estructurada radiografía de la industria del cómic en España en la que tienen presencia todos los elementos que la componen desde los autores hasta los lectores pasando por todos los agentes intermedios entre ambos como editoriales, distribuidoras y librerías. Un completo recorrido que expone los problemas de cada uno de los sectores, en el que no falta autocrítica hacia la labor de los autores y nos da una visión muy realista y ponderada de la situación, pero que en lugar de convertirse en un discurso únicamente apocalíptico y muy pesimista trata de aportar algunas soluciones para que la precariedad no sea el día a día de los autores, el eslabón imprescindible de la cadena y, sin embargo, el más débil. Pero sobre todo lo que trata de hacer el cómic es abrir un debate sobre una situación que no deberíamos permitir que continue.

Como en los cómics de Scott McCloud el cómic está repleto de rupturas de la cuarta pared en las que los autores hablan directamente a los lectores, algo que consigue que empaticemos con su situación y el mensaje que quieren transmitir. De la misma manera nos encontramos con referencia gráficas para explicar y reforzar lo que los personajes nos están contando, pero también está repleto de múltiples referencias a la cultura popular en las que priman, como no podía ser de otra manera, las directamente relacionadas con el cómic. Esas referencias, perfectamente dibujadas por Rosa Codina junto su enorme pericia para construir los abundantes gags visuales que hay a lo largo de la obra posibilitan que la lectura no sea farragosa como sucede en otros ensayos en formato cómic. Además, potencian el sentido del humor que vemos a lo largo de la obra lo que termina dotándola de un cariz de tragicomedia que le resta solemnidad, pero no urgencia al mensaje.

Página de Cómo salvar la industria del cómic, de Javier Marquina y Rosa Codina

La edición de ECC tiene una muy buena reproducción y contiene como extras dos textos escritos por dos ilustres veteranos del noveno arte como Laura Pérez Vernetti y Antonio Altarriba.

Cómo salvar la industria del cómic (sin tener ni puta idea) es un interesantísimo ensayo que nos ofrece una completa radiografía del funcionamiento de la industria del cómic desde el punto de vista de los autores, un trabajo que debe servir de invitación al debate entre todos los miembros de la cadena para mejorarla en lo posible. Un ensayo que explica la situación actual para que quienes no conozcan entiendan las justas reclamaciones de los autores. Ojalá el proyecto de libro blanco sobre la industria sea pronto una realidad y tengamos acceso a los datos de ventas, algo que sería un perfecto complemento a esta obra para poder hacernos una composición real y con cifras de la industria.

Podéis ver un tráiler de la novela gráfica pulsando el play:

Lo mejor

• Pese al humor gamberro es un ensayo constructivo.
• La capacidad para hacer autocrítica.
• El fiel reflejo que se hace de casi todos los aspectos de la realidad de la industria.

Lo peor

• Tal vez se dejan algunos temas en el tintero y otros se pasan un poco por encima cómo la gestión de derechos de las obras en el extranjero o la promoción de las obras por parte de las editoriales.
• La innecesaria escena del futuro.



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