Javier Vázquez Delgado recomienda: The Wild Storm volumen 2 (de 2)
Edición original: The Wild Storm núms. 13-22 USA
Edición nacional/España: ECC Ediciones
Guion:Warren Ellis
Dibujo:Jon Davis-Hunt
Color:Steve Buccellato, Brian Buccellato y John Kalisz
Traducción:Guillermo Ruiz Carreras
Formato: Cartoné, 320 págs. A color.
Precio:34 €
Guerra total
«Yojo»
En la anterior reseña tuvimos tiempo de tratar antecedentes de la obra, sobre los acertadísimos autores, hablar del ritmo reposado pero intenso… pero en este segundo tomo la acción sube tanto y se desmadra (en el mejor de los sentidos) de tal manera que merece la pena dedicarles tiempo a los protagonistas de la pura historia que disfrutamos, y no tanto la intrahistoria del tebeo.
En el primer volumen ya nos divertimos (al menos los que nos gusta el talento de Ellis para ello) con las nuevas versiones de clásicos del universo Wildstorm como los componentes de WildCATs, Henry Bendix vs Miles Craven, los primeros miembros de StormWach, y algunos tan sorprendentes como Lauren Pennington (el personaje antes conocido como Fahrenheit).
Cierto que algunos como Lord Emp, cuya ya icónica primera imagen tirado en la basura abría todo el universo de Jim Lee, Drifter o Void, no cambian tanto en concepto o aspecto, pero otros, como la mencionada Lauren o Synergy, son modernizados de la cabeza a los pies.
Zealot pierde sexismo para ganar empoderamiento, de manera similar Deathblow es menos musculoso (y más oscuro de piel, todo sea dicho), pero mucho más sugerente. Spartan, el imponente miembro de los WildCATs, se transforma ahora en una despreocupada figura para desvelar la injusticia de las castas en el mundo de los Kerubines (que en su momento desgranara Moore cuando se hizo cargo de la serie).
Vodoo es la menos beneficiada y pasa bastante desapercibida en la historia (tampoco me pareció nunca un personaje muy allá), al igual que Kenesha a.k.a. Savant. Los Daemonitas tampoco cambian demasiado, aprovechando que ya también el bardo de Northampton les evitara la demonización (jeje) que sufrían.
En todo caso, Ellis y Davis-Hunt inventan nuevos e interesantes caracteres como esa directora de análisis de I.O., Jacklyn King, que va escalando en cargo e interés a lo largo de la historia. O su pobre subalterno Mitch, que se nos hará tan simpático como inevitablemente prescindible.
Pero es que, en este segundo tomo, además de completar con los más carismáticos miembros de Authority (y los menos de StormWach como Ben Santini), el despliegue de clásicos noventeros reconvertidos en molonismo 2010 es cuanto menos, sorprendente. Con especial mención para Marc Slayton, alias mi adorado y heróico BackLash, que en la serie se pasa al bando de los perturbados y acojona como pocos.
Del famoso grupo de Ellis ya vimos a una Engineer mucho más realista y tridimensional, a Jenny Sparks, que sigue partiendo la pana en cualquier universo, al Doctor, reconvertido en Doctora sin que merme su potencial, y a Jack Hawksmoor, menos sobrado que en la serie original. Pero en este segundo volumen aparecen por fin los célebres Midnighter y Apollo, que curiosamente son los que menos se diferencian del sello original (bueno, ahora Midnighter es afroamericano, ya ves) y son los que menos necesitaban la serie, pues se han integrado más que bien en el UDC.
Aunque para este redactor, lo que mueve la serie y sirve de conexión entre ambos volúmenes es la búsqueda de John Lynch, que tampoco cambia mucho, pero se aprovecha mucho más que en las series originales. Lo que Lynch persigue haciendo avanzar la trama es saber que ha sido del proyecto Thunderbook, lo que era el famoso Team 7 de aquel extinto universo editorial.
En su lista de fugados se encuentra Alex Fairchild, ahora Alexandra en lugar de Alexander, el padre de Caitlin Fairchild de Gen13, que en la serie es mencionada. De hecho, la mayoría han tenido vástagos que hacen referencia a Gen 13, como Bulleteer, el cual me ha sido más difícil de encontrar pues le cambia el nombre de Stewart por Philip Chang. La nueva Gloria Spaulding da mucho yuyu, siendo además aparentemente anodina en su universo original. Por último, Stephen Callahan cambia al mucho menos beligerante Stephen Rainmaker, haciendo honor al nom de guerre de su hija.
Fuera de esta lista tenemos al esperpéntico Helspont reconvertido en el típico doctor chiflado. O la que fuera líder de DV8, Ivana Baiul, que apareció en el primer volumen en carrera por el control de I.O. Aparte de otros homenajes, como el guiño a Badrock o especialmente en el último número con la congregación de superhumanos en Nueva York, en los que ya me pierdo. Si alguien se anima a poner alguno en los comentarios, bienvenido será.
Satisfecha nuestra curiosidad de nuevas versiones, no se os pase la conclusión de esta serie, donde todas las piezas van poniéndose en su lugar y la acción crece hasta un final apoteósico, con un Davis-Hunt desatado. No faltan las muertes sorpresa y los giros inesperados marca de la casa. Y aunque es cierto que muchos personajes terminan diluyéndose en favor de los niños mimados de Ellis, si esto hubiera continuado no cabe duda que estaban renovados y listos para ser usados por quien quisiera en nuevas aventuras.
Como mencioné al reseñar el primer volumen, una obra interesantísima que pasó desapercibida por motivos editoriales. Si podéis haceros con ella, la vais a disfrutar.
Lo mejor
• Un crescendo de acción y tensión.
• Un dibujo acorde.
Lo peor
• Que no continuara.
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