Javier Vázquez Delgado recomienda: Daniel Torres: «Si está en el papel es tan real como la vida misma”.
El encuentro vespertino se produce en la sala de prensa del Comic Barcelona, dura unos 45 minutos y mientras nos explica su filosofía de trabajo o sus personajes favoritos, nos interrumpen amablemente varias personas para pedirle que firme el libro de visitas, para concertar citas o para saludarlo. El autor valenciano casi ni se inmuta, sigue respondiendo atentamente nuestras preguntas y nos introduce de una manera casi hipnótica por el apasionante universo de Daniel Torres. En el piso de abajo reina una hermosa exposición retrospectiva de su carrera artística que atrae y asombra tanto al público conocedor de su obra como a los que le descubren ahora.
Zona Negativa [ZN]: Buenas tardes, señor Daniel Torres
Daniel Torres [DT]: Buenas tardes.
ZN: ¿Cómo le cambia a uno la vida ser Gran Premio del Comic Barcelona? ¿Cómo ha vivido este último año?
DT: Pues, la verdad… Este año ha sido un poco menos intenso que otros años, porque ahora – desde hace tres años – estoy viviendo en el campo, en un lugar muy tranquilo, bastante retirado y sin demasiado ruido ha sido todo muy llevadero. Y luego, el Gran Premio tampoco es que te cambie demasiado la vida, únicamente lo que te hace es más viejo… [risas] Antes se llamaba premio a toda una carrera, ahora se llama Gran Premio, pero en el fondo es eso, en mi caso cuarenta y tres años de trabajo como profesional y te cambia prácticamente en nada porque tu sigues trabajando lo mismo, sigues con tus proyectos… En mi caso, estoy acabando un nuevo libro que terminaré después del verano y pensando qué haré después de este libro. Lo de siempre…
ZN: El año pasado no pudo asistir al salón, pero en esta edición le vemos muy implicado ¿Le parecen importantes este tipo de certámenes?
DT: Si. No pude asistir porque yo vivo en una aldea en un valle cántabro, es bastante complicado salir de allí para venir hasta aquí; son unas diez horas de coche y me llamó la directora [del Comic Barcelona], aún me acuerdo: a las nueve de la noche, para decirme que me habían dado el premio y que si podía venir al día siguiente del mediodía y les dije que no que era imposible, así que no pude entonces y lo dejamos para este año.
Esta edición he venido a entregarle el Gran Premio a la nueva ganadora [Trini Tinturé], además de presentar y firmar mi último libro.
ZN: Su último trabajo publicado es Algunos maestros y toda la verdad ¿Es un resumen ilustrado de su obra? ¿Era un proyecto que tenía pensado hace tiempo o ha surgido un poco a raíz del premio del año pasado?
DT: No, no, no… Lo tenía pensado desde hace algún tiempo. De hecho en la primera página del libro hay un anagrama que pone Torres 40, como si fuera una etiqueta de vino… ¿no? El cuarenta es por los cuarenta años de trabajo, desde el 1980 hasta el 2020, pero en este año surge la pandemia y se aplaza por lo que ha salido ahora, cuando se ha podido. Esta es la pequeña anécdota, porque quien lo lea ahora se preguntará porque pone cuarenta si son cuarenta y tres; es que eran cuarenta en el año veinte. Y este proyecto lo venía planificando como unos cinco años antes del aniversario, ya empecé a pensar que en el año veinte cumplía los cuarenta años de profesional y que había que hacer algo, por aquello de las cifras redondas… cuarenta, son muchos e igual a los cincuenta no llego, pues hay hacer algo que conmemoro los cuarenta y empecé a hacer una cosa, pero algo personal, como estos bocetos que aparecen en el libro… En el libro aparecen el boceto y el resultado final, el dibujo terminado a color. Los bocetos los hice como una especie de cuaderno diario, como un confesión casi, casi religiosa, como decir: «¡A ver, arrodíllate, confiesa lo que has hecho, confiesa lo que querías haber hecho, confiesa de dónde vienes, a quien copiaste…»
ZN: Hay alguna sorpresa, por ejemplo, Alack Sinner no nos lo esperábamos…
DT: ¡Ah! Pues me gusta mucho Alack Sinner… Bueno, me gustan mucho Muñoz y Sampayo, pero me gusta sobre todo Alack Sinner. Luego, cuando la narración y el arte empiezan a hacerse super libres me sigue gustando, porque la biografía de Billie Holiday me encanta, es muy bonita – a mí me gusta el jazz – y la forma que tienen ellos de contarlo es una maravilla. Pero, el primer Alack Sinner, el que es más clásico, ese me chifla. Y se lo dije a ellos, cuando los conocí en Francia: “Oye, me habéis influido mucho”. Y yo cuando leí esto ya estaba trabajando como profesional, no me estaba en formando – aunque uno está siempre formándose – pero yo en aquella época ya tenía mi estilo, pero siempre se aprende de lo que ves por ahí…
ZN: Incluso si no es exactamente un estilo similar…
DT: Claro, claro… Por ejemplo, no se. A mí me gusta muchísimo Dino Battaglia y la gente dirá que no es mi estilo, que Daniel Torres no le debe nada a Battaglia. Pues, sí; le debo la fascinación por la composición de la página, por cómo se lee la historia a través de unas viñetas que no son viñetas, que es un personaje que se mueve, sus onomatopeyas. Yo cuando leí las historias que adaptó de Guy de Maupassant… son una maravilla. Además, Maupassant me gusta mucho, se juntaba todo. Por eso, tú puedes aprender de todo, aunque sea un narrador de un estilo diametralmente opuesto al tuyo, porque puede no ser tu estilo, puede no ser tu autor favorito, pero si es un buen narrador puedes aprender un montón de cosas, siempre.
No sé si la gente habrá detectado cuanto he aprendido del The Spirit de Will Eisner, pero esto fue una revelación también, además lo conocí cuando era jovencísimo y de pronto me quedé flasheado de como con siete páginas consigue contar una historia que solo de relatarla de viva voz te cuesta muchísimo más… Hay mucho trabajo ahí. Además, el lenguaje de la viñeta que tiene, el dominio de la página.
ZN: En Burbujas hay un recurso, al principio de la historia donde parece que dos peces están hablando que recuerda a soluciones de Will Eisner en The Spirit, pero también de Hugo Pratt en una historia que comienza con unas pistolas que hablan o Frank Miller en Ronin con las esculturas del cementerio…
DT: Lo de los peces está también en otra historia de Pratt, al principio que luego aparece un buzo, es en Mu.
ZN: Es verdad, en Mu. Realmente se aprende de todos…
DT: Se aprende de todos, efectivamente, pero no solo al principio. Porque como yo pienso que uno siempre está en edad de aprender, pues siempre se está aprendiendo. Yo lo hago mucho, lo que pasa es que yo conozco poca cosa de la gente nueva, yo releo constantemente a los clásicos. Entonces siempre estoy aprendiendo. Que lo utilice o no es otra cosa.
Daniel Torres: «Uno siempre está en edad de aprender«
ZN: Su primer personaje fijo fue Claudio Cueco ¿Qué le interesaba reflejar en esta serie? ¿Quería hacer relatos de género negro o era un homenaje?
DT: No. Si te has fijado en la exposición verás que al principio el personaje protagonista, Claudio Cueco, era un pollo. No era un personaje antropomórfico como salió después en la revista El Víbora, no. Al principio tenía la forma y el tamaño de un pollo, porque era un personaje que organizaba una revolución en una granja, era un pollo orwelliano. Pero en aquella época yo leía mucho género negro, de los americanos sobre todo y algún francés, también. Y entonces pensé que tenía que hacer algo de este género, porque me gustaba mucho y en lugar de inventarme otro personaje me dije que usaría a Claudio que lo tenía aquí a mi lado. Y lo transforme en persona, con esta inconsciencia de la juventud que te hace decir: «Pues lo hago, ¿por qué no?» Luego resulta que es como una genialidad: «¿Como se te ocurre hacer algo así?» Pues porque estaba allí.
ZN: La diferencia es que solo es él que es un personaje antropomórfico...
DT: Si, sólo es él. No es como Blacksad que todos los personajes están antropomorfizados. Él es una especie de Sam Spade o Philip Marlowe, pero con pico y una cresta…
ZN: ¿Allí empieza a experimentar con el color, no?
DT: Si, allí empiezo con el color, pero es casi al mismo tiempo que con Tritón que es la primera historia de Roco Vargas… En el mundo de las revistas, había como escalafones. Tú llegabas y el editor te compraba trabajo y también quería asegurarse que eras fiable, que entregabas tu trabajo bien y a tiempo, que tenías recorrido como autor. Cuando ya veía que eras solvente como autor, que tenías recorrido y podía confiar en ti, entonces te daba acceso al color, porque las páginas a color eran un poco más caras de producir. Entonces cuando te proponía hacer una historia a color significaba que habías alcanzado un estatus… Y la primera historia a color que hice fue, o Cartón mojado de Las aventuras de Claudio Cueco o Tritón, antes no había hecho.
ZN: Pues hablemos de la serie Roco Vargas, ¿no… ? ¿Cómo surge?
DT: Mira, es un poco lo mismo que antes, Yo publicaba Claudio Cueco en El Víbora y entonces nace la revista Cairo, contactan conmigo y yo pensé que tenía que hacer otro personaje, claro, para esta revista y con otras hechuras, digamos, y es cuando me invento Opium y al mismo tiempo, casi casi, me saco de la manga a Roco Vargas. O sea que son como tres géneros, el de la serie negra pura con Claudio Cueco, otro el del misterio, como las historias de Fu Manchú, para tener una referencia y el tercero el de las space opera con Roco Vargas… Además es el momento en el que surgen Star Wars, aquella película tan fantástica de Zona Cero, Blade Runner, Alíen… Todo esto yo lo veo en el cine y me quedo alucinado, sobre todo Star Wars y Blade Runner. Y me digo que aquí hay cosas que contar en la ciencia ficción. Y como en aquel momento empiezo a experimentar con la mezcla de épocas; cojo lo que me gusta de los cincuenta, lo de los sesenta, lo de los setenta y lo mezclo todo para que salga lo que yo llamo retro futuro o el futuro que no fue o como quieras llamarlo. Que es una ciencia ficción, llamémosla amable y fácil de digerir o fácil de entender. En ciencia ficción hay dos caminos, uno es el de la ciencia ficción dura que es la que tiene en cuenta pues todas las leyes físicas, todas las leyes del Cosmos y otra la que no le importa nada todo esto, Star Wars por ejemplo. Por eso se dice que la serie de Lucas es género del Oeste fantástico o space opera, más que ciencia ficción pura porque las naves van por donde sea, la gravedad no importa y todas estas cosas, ¿no?.
DT: Entonces, yo me digo que quiero a un personaje que sea un aventurero, pero con un fondo como intelectual, por esto también es un escritor y así creo todo el ambiente de Roco Vargas… Todas las referencias que surgen entonces, más las cosas que leo y las cosas que voy viendo en cine… Entonces se estaban recuperando muchas cosas en cine, en las filmotecas, estamos hablando de los primeros ochenta. Empiezan las filmotecas, se empieza a recuperar mucho cine clásico. Yo film noir francés o norteamericano casi no había visto, se había visto algo en la segunda cadena de Televisión Española… en algunos ciclos de Truffaut o de cine negro. Yo todo esto empiezo a recuperarlo, más lo que leo de novela y lo que leo de cómic, pues todo esto se forma un cóctel y voy sacando mis personajes.
ZN: Entonces llega la segunda historia de Roco Vargas titulada El misterio de Susurro que supone una evolución narrativa y estilística ¿Está de acuerdo? ¿Lo había experimentado en otras obras antes?
DT: ¿El misterio del Susurro o La estrella lejana?
ZN: La estrella lejana es la cuarta historia, ¿verdad?
DT: Si, la cuarta
ZN: Empieza a notarse antes, no?
DT: Todo esto tiene un motivo técnico que lleva a otra cosa. Yo hacía Claudio Cueco, Tritón y Opium, yo los dibujaba con pluma o con rotring, pero entonces descubro el pincel. El pincel es muy complicado, es muy bonito, es muy agradecido, pero hay que saber dominarlo y entonces, antes de lanzarme con el pincel con Roco Vargas, pensé: «Yo tengo que hacer algo con esto…» Y en lugar de pasarme meses ejercitándome decidí hacer una historia a pincel y es cuando hice Sabotaje, aproveché un encargo de la editorial belga Magic Strip para hacer una historia cortita, pero hecha con pincel y allí descubro que es lo que me gusta de verdad.
DT: El pincel es más expresivo. Me vino perfecto este encargo… Y además de este descubrimiento de mi técnica artística intento aplicarlo también a la manera de contar historias. Ahora que he descubierto la manera Torres de dibujar, voy a buscar la manera Torres de narrar y es cuando depuro todo esto que te he contado antes, que durante tres años había estado trabajando muchísimo. No he parado y no he parado y entonces es cuando, en cierto modo, todo se decanta, entonces tienes un precipitado que es el barro con el que voy construyendo mis historias, que yo creo que todo llega a su cristalización definitiva con La estrella lejana.
ZN: ¿Se reconocía en aquella época como un integrante de la línea clara? ¿Participó de su reivindicación o era algo ajeno a su carrera?
DT: Si, sí que me reconocía con la línea clara. Porque nosotros éramos un jóvenes valencianos que coincidíamos en varias cosas: lo primero éramos de Valencia, de alguna manera nos sentíamos herederos, entre comillas, de la escuela clásica valenciana, de gente como Miguel Calatayud y teníamos los mismos presupuestos, llamémosle gráfico narrativos, queríamos juntar género, aventura con mayúscula, forma de narrar clásica en el sentido de que la unidad es la página y la página está dividida en tiras y las tiras en viñetas, en principio no queríamos romper la página ni nada de esto. Éramos unos modernos clásicos o algo parecido. Y nos gustaban los mismos referentes, con lo cual no es que dijéramos: «¡Vamos a crear un escuela!» Si no que como nos pusimos a trabajar todos a la vez con unos mismos parámetros, la gente nos colgó la etiqueta de escuela valenciana y nosotros encantados.
Daniel Torres: [En la escuela valenciana] «… queríamos juntar género, aventura con mayúscula y forma de narrar clásica en el sentido de que la unidad es la página.«
ZN: Hablando de estos mecanismos de la narración. Tras cuatro aventuras de Roco Vargas emprende una obra más arriesgada como El octavo día. ¿Qué pretendía con este conjunto de relatos? ¿Era una excusa para saltar de un género a otro? Le interesaba por la reflexión sobre los recursos de la narración…
DT: Las dos cosas, quería investigar el relato corto, porque en cómic cuanto menos páginas tiene una historia, más complicada es. Es decir, una historia de una página – yo he hecho algunas – es muy complicada. Yo quería, un poco al modo borgiano, ir a la Biblioteca de Babel a ver que encontraba allí. ¿Qué puedo contar? ¿Qué géneros puedo abordar? ¿Cada género como se cuenta? Cómo cuento cada historia… Las historias de est serie, que yo recuerde, no tienen la misma duración, hay unas un poquito más largas, otras un poquito más cortas. O sea, la historia me va a pedir, tanto la duración como su forma gráfica ¿no? Cada una tiene su estilo, aun siendo todas a pincel y a color… Y entonces lo que me planteo es que en lugar de hacer esto de una forma gratuita, es decir: Historias cortas de Daniel Torres… no, voy a darles un nexo común y es cuando me invento el recurso de que Dios y el Diablo se cuentan historias. Dios se aburre después de crear el mundo, crea al Diablo y le ordena que le entretenga, por eso el Diablo le cuenta historias… Esto es El octavo día.
ZN: En esta serie hay un relato titulado Pictura est que podría resumir su filosofía de este medio ¿no?
DT: Ahí, salía yo… El monje soy yo. Sale como yo sería ahora, más o menos.
ZN: Explica que el arte narrativo es invisible a los ojos de la cultura oficial frente a la palabra escrita, pero que encierra secretos para describir la realidad. Incluso de manera subversiva… Me parece un relato maravilloso. ¿Qué buscaba explicar en esta historia de amistad entre el príncipe Pentangeli y fray Francesco di Perugia?
DT: Buscaba demostrar el poder de la imagen, en concreto de la imagen narrativa. No de la imagen en sí, si no de la narrativa. Porque en lugar de un monje iluminista podía haber hecho un pintor, pero no, porque yo quería demostrar que con las imágenes se cuentan historias y se pueden mandar mensajes. De ahí el mensaje que le escribe, hace un palimpsesto, transforma una de las imágenes que pinta para mandar un mensaje. Y el leitmotiv de toda la historia es: Pictura est laicorum literatura. Es decir, las imágenes son la literatura de los laicos. La literatura de los que no saben leer, porque estamos en la edad media y solamente la clase sacerdotal y la nobleza saben leer, el pueblo llano, no. Pero leen imágenes. De hecho el cometido de las imágenes de las iglesias era este, de los capiteles, de las vidrieras, los mismos dibujos que hay en los códices…
ZN: Y sin embargo, las imágenes eran como un código secreto porque la censura se fijaba solo en la palabra escrita, en cambio las imágenes las ignoraban…
DT: Exactamente, por esto al monje se le ocurre la idea de mandar un mensaje secreto a través de la imagen…
ZN: Porque hay que saber leer las imágenes…
DT: Si, claro. Entonces su amigo dice, a quien va dirigido este libro sabrá leer las imágenes y vendrá a rescatarme. Y ese monje soy yo. Porque cuando me planteé quien era este personaje pensé que podía ser yo mismo, que soy quien piensa todo eso.
ZN: Usted se ha prodigado en el llamado género infantil, especialmente con Tom ¿Encara de manera diferente su trabajo cuando está enfocado a un público más joven? ¿Cuál es la principal diferencia?
DT: Claro, claro. Piensa que esto es en 1994 o 1995 y era un momento donde casi no había cómics para niños. Y se hablaba mucho de que tenía que haber cosas para niños, revistas infantiles… No había salido la revista Dibbuks todavía y lo de Panini era muy posterior. Estaba Zipi y Zape y cosas así… Y a parte del cómic infantil yo también pensé en el cuento, en lo que se llama cuento para niños con ilustraciones y era la época de Parque Jurásico, los dinosaurios y todo esto y me inventé a este dinosaurio Tom. Que ha tenido un recorrido de cuatro álbumes, varios libros y una serie de dibujos animados. Ha tenido una larga vida…
ZN: La exposición retrospectiva que le dedican aquí, en el Comic Barcelona, nos ha permitido recordar un relato breve titulado Encuentro nocturno, que pertenece a una serie pero que en su momento se publicó independientemente en Cimoc…
DT: Si, pertenece a la adaptación de Crónicas marcianas de Ray Bradbury. Esto fue una iniciativa americana, de un editor americano de acuerdo con Bradbury, que le gustaba mucho todo lo que eran adaptaciones de su obra al cine o al cómic. Entonces cogieron autores distintos y supongo que el editor les asignó las diferentes historias del libro y a mí me tocó Encuentro nocturno. Yo ya había leído la novela, me gustaba mucho Bradbury, me entusiasmó la idea de hacer una adaptación de Bradbury y con todo mi amor del mundo me puse a hacerla, no recuerdo si tuve que enviar los bocetos o no, pero hice la historia, era de unas diez o doce páginas me parece recordar.
DT: Es un relato muy bonito, muy mágico, muy evocador… tenemos fantasmas del futuro que son del pasado, en Marte y… Nada, se publicó y al poco de publicarse yo recibí una carta de Bradbury que me decía que le había gustado mucho. Me decía que: «Nunca había pensado que esta historia podía tener unas imágenes como usted ha realizado«… Y claro, yo me deshacía. ¡Yo leía a Bradbury cuando era un niño!. [risas]
Daniel Torres: «A mí me gusta experimentar con todo.»
ZN: Con la entrada en el nuevo siglo encontramos un nuevo cambio de registro con el álbum Burbujas (2009). Es una obra extensa, introspectiva y en blanco y negro. ¿Cómo fue recibida? Por su editor, por los medios, por el público…
DT: Burbujas es mi respuesta al fenómeno novela gráfica. A mí me gusta experimentar con todo. Si ahora viene la moda de hacer… no sé… historias de dos páginas, en formato Tik Tok – me lo estoy inventando – pues yo me pondría a hacer eso a ver qué pasa. O sea, a ver que feeling me da aquello, a ver que… Hay una cosa, además, que los autores ya maduros, como era yo en aquella época, que echábamos en falta que era no estar constreñidos a realizar historias de cuarenta y seis páginas, que era el formato que se llama álbum europeo. Y yo siempre pensaba que estaría esto de hacer historias, no de doscientas páginas, pero sí que esta acción que yo me veo obligado a contar en una página pudiera utilizar diez páginas para hacerla y en esto también me influyó el manga porque el manga utiliza mucho este tiempo muerto, fluido, alargado… ¿Sabes? Que para demostrar que el personaje está pensando no pones ahí un bocadillo diciendo: «Pasó tres horas pensando«. Si no que lo ves caminando por el parque… Y yo pensaba que no deber de estar mal, probar esto. Entonces, estas dos cosas; lo de la novela gráfica y lo de esta narración más pausada y utilizando más recursos me llevo a realizar algo así. Y entonces salió Burbujas y pensé que el tema para esto no debía de ser una historia épica ni de acción, esto tiene que ser algo diferente y me dije, pues un poco la crisis de los cuarenta, pues lo que estaba viviendo yo en ese momento. De hecho el personaje se llama Ramón Sánchez. Ramón es el segundo apellido de mi madre y Sánchez de mi padre…
ZN: ¿Se ha planteado seguir por este camino?
DT: No, no, no, porque lo hice, yo creo que me quité la espina esta de hacer una historia larga, sin preocuparme de las páginas que tenga… La hice y a partir de entonces a otra cosa.
ZN: Dice que Norma no le puso ningún problema con Burbujas… En muchas biografías se le describe como un autor ligado intrínsecamente a Norma Editorial. ¿Cómo es esta relación? ¿Es una simbiosis perfecta?
DT: Si y tanto… todo lo que he hecho, salvo pocas cosas, lo he publicado con ellos. Llevamos una vida en común de cuarenta años. Me llevan aguantando cuarenta años , ellos a mí y yo a ellos… [risas] Hemos hecho una vida común, hemos crecido juntos. Ellos como editorial y yo como autor. O sea, no puedo cambiar…
Daniel Torres: «Yo lo que he alcanzado, a pulso además, es una libertad que ahora mismo sería una tontería tirar por la ventana.»
Por ejemplo, en el caso de Picasso en la Guerra Civil, fue una propuesta… mi editor me dijo: «¿Qué estás pensando ahora?«, «Pues en esto de Picasso» y me dijo: «¡Ostras, me gusta esta idea! ¿Para cuándo piensas hacerlo?» Y yo le dije: «Pues si te gusta, ya» Y al día siguiente o a los dos días me puse ya con el guion. La idea ya la tenía, pero… yo las ideas las tengo, las apunto en un cuaderno y a veces tardan años en salir, en cambio con Picasso… Y otra forma de funcionar es que yo digo: «Mira, estoy haciendo esto» y doy por supuesto que lo va a editar, pero igual un día me dice: «¡Oye, esto no vale nada!«. Y me lo como, pero bueno… me lo como, no pasa nada.
Yo lo que he alcanzado, a pulso además, es una libertad que ahora mismo sería una tontería tirar por la ventana.
ZN: ¿Qué pretendía con esta reformulación histórica de la figura de Picasso?
DT: Es una cosa muy personal. Si te fijas bien es un homenaje… Últimamente, yo a lo que me dedico es a hacer homenajes al tebeo. Es decir, esto es un lenguaje, es mi lenguaje y voy a rendirle pleitesía. El que me quiera entender, bien y el que no que se aguante. Esto es, de nuevo, un homenaje al mundo de la narración gráfica, es decir si a ti te hubiera gustado ser otra persona o vivir en otro lugar, obviamente no lo puedes hacer, pero imagínate que tienes el poder, el dinero lo que sea… para decirle a un dibujante, a un autor para decirle: «Oye mira, me habría gustado muchísimo ser un pionero en el Salvaje Oeste y me tengo que aguantar todas las mañanas viniendo al banco o lo que sea… » Y este dibujante te coge a ti y te dibuja en una historia de Blueberry; pues ya tienes ahí tu vida. O sea, tu vida real es la que no te gusta mucho y te aburre, pero tu vida verdadera es la que está plasmada en un tebeo. Pues eso es lo que hace Picasso con este personaje que es mi padre. Que le dice que le dibuje en la Guerra Civil pegando tiros… Es un juego de espejos y es un homenaje a la viñeta y al tebeo.
ZN: Y llegamos al álbum El futuro que no fue (2021) que reanuda la serie de Roco Vargas, pero con un protagonista diferente. Lo decimos en serio… cuando Archi Cúper muere en El misterio de Susurro, lo lamentamos profundamente, era un enorme despilfarro. Había allí un personajazo. ¿Lo ha tenido en mente todo este tiempo o se le ocurrió cuando se planteó realizar esta obra?
DT: No, no, no, no… Ahí, en esta historia salen varios personajes, sale Chico Panamá, sale el comisario Sino, por primera vez, sale Saxxon que es un personaje con mucha fuerza, sale Scarlet Trébol, a parte de los secundarios habituales… Y sale este detective que es, otra vez, un homenaje a Phillip Marlowe y a Robert Mitchum. Y entonces todos mezclados me doy cuenta de que aquí hay demasiado primer actor, demasiada prima donna, esto no puede ser y eliminé, un poco desconsideradamente, me quité de encima a Archi Cúper. Pasó el tiempo, me olvidé de aquello y llegó un día… A mí no me gusta mucho releer mis libros porque siempre encuentras fallos, en lugar de cosas buenas. Y un fallo que encontré releyendo un día El misterio de Susurro fue que era una putada eliminar aquí a Archi Cúper, que además es Mitchum que es uno de mis actores favoritos… Y me dije que iba hacer un spin off, a hacer una porción del mundo Vargas que será de serie negra dentro de este retro futuro y retomé a Archi Cúper. Y me lo pasé muy bien, la verdad es que vuelve a ser un homenaje al tebeo, si te fijas hay un homenaje a Steve Canyon [una comic strip de Milton Caniff] y a toda esa narrativa cinematográfica y, además, es un homenaje a la imagen, al poder de la imagen ya que cuando el protagonista toma la droga, entra en un mundo de imágenes y estas imágenes le indican donde está la solución del caso a resolver, es como una especie de maldición/bendición. De nuevo estamos en Pictura est, el poder de las imágenes y de saber leerlas. Estoy siempre hablando un poco de lo mismo…
ZN: Este álbum es un ataque visceral a la publicidad invasiva, al spam, a las cookies. ¿Son una plaga de la actualidad?
DT: Si, sí. Porque al mismo tiempo, yo, antes de hacer esto, y mientas hago el guion de esta historia, estoy viendo ya esta invasión imágenes por todos lados y de lo que yo llamo ruido o lo que se llama ruido ambiental, ruido sonoro, ruido visual, ruido moral… sonidos sin sentido y sin ningún fondo, sin mensaje ni nada, nada más que ruido por el propio placer del ruido y yo me digo: «Esto no me gusta nada, que hago me lo como y ya está… ¿Cómo digo que no me gusta nada?» Pues a través de esta historia, ¿no? En la que se habla claramente del ruido como un problema.
ZN: Como decíamos, en la obra hablamos de Steve Canyon, de cómic clásico… ¿Cómo ve este boom editorial de las comic strips norteamericanas que está experimentando el mercado español?
DT: Me gusta mucho porque es el lenguaje clásico con el que yo aprendí. Y estaba relativamente mal publicado y ahora se va publicando bien. A mí me entusiasmaba como publicaban una tira diaria y luego la dominical… De manera que tu podías seguir la historia leyendo sólo las tiras diarias o leyendo sólo las dominicales o leyéndolo todo junto, claro. Hacer esto, de guion, es de una complejidad… En esto Caniff era un maestro, Steve Canyon era una maravilla.
Daniel Torres: «…Lo que requiera la historia es como se debe de hacer y la técnica te la va a mandar la narración, no al revés.»
ZN: Ya hemos hablado de Algunos maestros y toda la verdad… Pero para hacer esta obra ha vuelto a los orígenes, ha vuelto a la plumilla ¿no?
DT: Si, si, es que con el gran formato con el que he hecho las ilustraciones, quería hacer algo en que dominase mucho el color más que la línea, entonces por esto he vuelto a la plumilla aunque hay algunas líneas que están reforzadas a la simulación o como si estuvieran hechas con pincel o algunas están hechas con pincel, ahora no recuerdo bien… Uno lo que hace es crear herramientas, es como si te dedicaras a reparar electrodomésticos, usas la herramienta adecuada para cada problema, para cada trabajo. Entonces yo tengo montones de herramientas… Esto se ve bien en La casa, se ve que hay estilos distintos, técnicas distintas, ¿por qué? Porque puedo hacerlo, porque puedo trabajar con pincel, plumilla, carbón, grafito, rotuladores… Me es indistinto, ya. Lo que manda es la historia y lo que requiera la historia es como se debe de hacer y la técnica te la va a mandar la narración, no al revés.
ZN: ¿Tiene algún proyecto en cartera que le gustaría explicar a nuestros lectores?
DT: Si; son las memorias de Roco Vargas. En el año ochenta Roco Vargas se encuentra con un joven dibujante que se llama Daniel Torres que empieza a trabajar en este momento, se conocen por medio de Archi Cúper, se conocen… [risas] Se ponen a hablar y Roco Vargas le enseña una bolsa de viaje muy grande, que tenía ahí guardada, se le cae al suelo y se desparrama por el suelo un montón de postales, de fotografías, fotos personales, trozos de película, diapositivas… de las que él apenas se acordaba. Roco Vargas en este momento tiene treinta y pico años, casi cuarenta ¿no? Y entonces se las enseña a Torres y se pasan toda una velada viendo estas fotos. Entonces estas fotos son ilustraciones que yo reproduzco en el libro. Estará Roco posando o sin posar, pero lo importante no es Roco si no el sitio donde está, los coches, la arquitectura, la decoración, cosas así… Es un homenaje al mundo de Roco Vargas, al futuro que no fue. A esta ciencia ficción amable que ya no va a poder ser, porque el mundo de Roco Vargas transcurre en los años ochenta del siglo XX y ya estamos en los años veinte del siglo XXI. Ya no va a poder ser, pero – lo que decía antes de Picasso – qué más da que no pueda ser en el mundo real, en el mundo de papel sí y, para mí, si está en el papel es tan real como la vida misma… A mí me preguntaban, cuando saqué lo de Picasso, como el personaje es mi padre que sale con Picasso, me decían «¿Pero de verdad tu padre conocía a Picasso?» Y yo les respondía . Si está aquí, si está en el libro es que se conocieron. «¡Para que he hecho el libro si no ¡Hombre!» [risas] Entonces, voy a hacer un retrato de ese mundo de Roco Vargas que sólo se ha visto como fondo de las viñetas y le hago un homenaje transformándolo en protagonista. Es como El Octavo día, ahora me doy cuenta; como Dios y el Diablo que se cuentan historias; Roco Vargas me va contar historias a mí… Y se llamara algo así como Roco Vargas, las memorias de un futuro que no fue.
ZN: ¿Para cuándo está prevista su publicación?
DT: Estoy en ello y lo terminaré hacia este verano. Al final de verano lo termino, entrego y a ver si al final del año que viene lo vemos, si hay suerte, a la rentrée del 24 o en otoño, si hay suerte.
ZN: En nombre de los lectores de Zona Negativa y en el nuestro, muchas gracias por su tiempo.
DT: Muchas gracias a vosotros.
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Reseñas de Daniel Torres publicadas en Zona Negativa
El futuro que no fue. Reseña a cargo de Tristan Cardona
Picasso en la Guerra Civil. Reseña a cargo de Diego García Rouco
Roco Vargas. Júpiter. Reseña a cargo de Diego García Rouco
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