Javier Vázquez Delgado recomienda: Caatinga, de Hermann
Edición original: Caatinga (Le Lombard, 1997)
Edición nacional/España: Caatinga (Cartem Cómics, 2023)
Autor: Hermann
Traductor:: Francisco Pérez Navarro
Corrector: Elena Hernández
Maquetación y rotulación: Antonio de Diego
Formato: Cartoné. 64 páginas. 19,95€
Un rabioso western brasileño.
«¿Hasta dónde llevarías esa rabia?»
La bellísima página con la que el belga Hermann Huppen (1938, Bévercé) abre Caatinga, el one-shot que publico Le Lombard en la colección de álbumes Signé en 1997 y que acaba de reeditar con primor Cartem Cómics, es un prodigio de narrativa visual que con solo cinco viñetas sin texto te consigue situar en el entorno en el que va a transcurrir la historia con una enorme cantidad de información sobre su flora, fauna y clima. Un prodigio de síntesis para estar contemplando un buen rato que nos remite a otra fabulosa primera página del autor con la que abrió el álbum inicial de su serie Jeremiah (Planeta Cómic) que, al igual que en este caso, conseguía introducimos en el mundo postapocalíptico donde el protagonista y Kurdy viven sus aventuras empleando solamente unas pocas viñetas. Y es que en los años noventa el autor belga había alcanzado su cenit como autor gracias al uso del color directo, un brutal dominio de la narrativa y unos guiones propios en los que se podían ver todo lo que había aprendido de Greg en sus colaboraciones en Comanche (Planeta Comic) y Bernard Prince (Ponent) y a su misantrópica visión del ser humano. Una maestría como autor que todavía sigue ejerciendo en sus obras actuales, pero que se ejemplifica sobre todo en las obras que ideo en las décadas de los ochenta y noventa como la ya mencionada Jeremiah, Las Torres de Bois-Maury, posiblemente el mejor cómic histórico sobre la Edad Media que se haya publicado, y en tomos unitarios como Missié Vandisandi (Ediciones B), Sarajevo-Tango (Planeta), Wild Bill ha muerto (Imagica), Luna de guerra (Norma), su colaboración junto a Van Hamme, y la que nos ocupa. Unos trabajos que hace tiempo que están descatalogados, con la excepción de Luna de guerra, así que ojalá esta nueva edición funcione bien y alguna de ellas vea de nuevo la luz, puesto que merecen mucho la pena.
Caatinga es una región situada al noreste de Brasil. Se caracteriza por ser una de las zonas más áridas de la Sudamérica producto de gran variabilidad climática en la que se alternan una estación húmeda corta e intensa con una estación seca larga y dura. Hermann decidió situar este cómic en esa región tras un viaje a Rio en el que su mujer descubrió una postal en la que aparecían un grupo de cangaçeiros, las bandas armadas de fugitivos que vivieron en Caatinga entre mediados del siglo XIX y la década de los años treinta del siglo pasado atacando a los diferentes terratenientes de la zona o trabajando para ellos según las circunstancias. Unos terratenientes que ejercían un control brutal sobre la zona aplastando a los menos favorecidos en su ansia de explotar los recursos naturales de una zona que hoy en día sigue siendo explotada sin importar el daño permanente que se le está causando al ecosistema. A raíz del interés que le despertó esa foto, Hermann comenzó a investigar tanto la zona como a sus habitantes ideando una historia tan realista e históricamente rigurosa como llena de dureza. En lugar de situar la historia en los años de mayor poder de los cangaçeiros optó por los últimos años en los que estuvieron en activo, convirtiéndola en uno de esos westerns crepusculares en los que tan bien se maneja, lleno de personajes que deben enfrentarse al final del mundo en el que han vivido toda su existencia para dar paso a uno nuevo que no saben, ni quieren, entender.
En Caatinga Hermann nos cuenta la historia de dos hermanos campesinos que tienen que abandonar su hogar tras la masacre de toda su familia ordenada por un terrateniente con el que llevaban años teniendo problemas. Su huida y posterior búsqueda de venganza los encamina a unirse de forma accidental a un grupo de cangaçeiros. Junto a ellos lucharan contra otros terratenientes y las fuerzas del gobierno a su servicio, mientras van aprendiendo su código de honor y costumbres, pero la brutalidad de las mismas hará que uno de los hermanos se comience a cuestionar su permanencia con ellos. Una premisa argumental que bien podría ser la de cualquier western al uso, pero a la que idea de situar en este contexto tan diferente otorga un toque de originalidad y frescura, que no se ha perdido por el que el paso del tiempo desde su publicación, aunque el belga no fue el primer autor de cómic que nos presentara a esos bandidos, puesto que Hugo Pratt había hecho que Corto Maltés se encontrara con ellos en Bajo el signo de capricornio.
Aunque podría parecer que estamos ante una historia más sobre una venganza, Hermann sabe dotarla de un tomo tan realista y una pegajosa sensación de fatalidad y desesperanza que la hacen brillar muy por encima de los clichés del género. Con final tan abrupto como rotundo y redondo, aunque puede parecer anticlimático.
Como es habitual en las obras como autor completo del belga está llena de una marcada crítica social en la que nos presenta una de las constantes de su obra como son abusos de poder a los que los más pudientes someten a los más débiles, habitualmente con la ayuda de las fuerzas del orden. Una injustica ante a la que a los afectados solo les quedan la rabia, como la que impulsa a los hermanos protagonistas que se ven envueltos en una espiral de violencia brutalmente realistas. Algo que es otro de las señas de identidad del autor belga que siempre representa de una forma muy explicita la salvaje violencia que el ser humano es capaz de infringir a sus semejantes por las causas más egoístas y mezquinas.
Pero, si por algo brilla Caatinga es por el enorme trabajo gráfico de Hermann, que aquí firma el que posiblemente sea su mejor trabajo con color directo. En sus páginas demuestra una capacidad como colorista enorme que le permite reflejar la peculiar luz de ese entorno tan luminoso, algo que contrasta con la cara tan oscura de la humanidad que vemos en la obra y que siempre ha sabido reflejar con maestría. Sin embargo, ese soberbio uso de las acuarelas no le sirve únicamente para reflejar la realidad, ya que su principal función sigue siendo recrear las diferentes atmósferas que va demandando la historia. En cada una de las viñetas vemos un trabajo enormemente minucioso en el que destaca enormemente la representación de la flora y fauna, pero sobre todo la capacidad para trasladarnos la aridez del terreno de una manera tan vivida que viendo esos desiertos casi tenemos la misma sed que los protagonistas. Sin la capacidad como narrador gráfico del belga simplemente estaríamos ante una bellísima colección de ilustraciones, pero como estamos ante uno de los narradores más dotados del medio en su cenit tenemos un cómic prodigiosamente narrado lleno de escenas memorables como todas las que suceden por la noche o las de acción en las que deja que sean únicamente las imágenes las que nos permitan leer la historia sin textos redundantes e innecesarios. Un trabajo que nos deja ver las cualidades que han convertido a Hermann en una leyenda viva del cómic.
Como es habitual la edición de Cartem Cómics es una de calidad enorme, con una reproducción que permite recrearse en los dibujos de Hermann y llena de extras interesantísimo como varias páginas de bocetos e ilustraciones del autor belga y un artículo que nos explica el contexto histórico de la obra.
Ya decíamos al principio que Caatinga es uno de los mejores álbumes unitarios que ha realizado Hermann, y tratándose de uno de los mejores autores del medio no hay mucho más que añadir, solo que estamos ante una violenta y crepuscular historia de venganza que nos abre una ventana que los permite conocer a los cangaçeiros y una zona de Brasil no muy conocida.
Lo mejor
• Hermann haciendo lo que mejor hace.
• Las escenas mudas y nocturnas.
• La capacidad de Hermann para retratar la violencia más descarnada.
Lo peor
• Quizás el final no acabe de convencer a todo el mundo.
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