Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Gold. La Imposible Patrulla-X 9: Inferno
Edición original: X-Factor 33-40, X-Terminators 1-4, The Uncanny X-Men 239-243, The New Mutants 71-73 e Inferno: Aftermath USA (Marvel Comics, 1988-1989)
Edición nacional/España: Marvel Gold. La Imposible Patrulla X 9: Inferno (Panini Cómics, 2022)
Guion: Louise Simonson, Chris Claremont, Mark Gruenwald
Dibujo: Walter Simonson, Terry Shoemaker, Marc Silvestri, Bret Blevins, Jon Bogdanove, Jim Fern, Rob Liefeld
Entintado: Bob Wiacek, Al Milgrom, Al Williamson, Dan Green, Joe Rubinstein, Mike Manley, Hilary Barta
Color: Petra Scotese, Greg Wright, John Wellington, Glynis Oliver, Tom Vincent,
Formato: Tapa dura. 608 páginas. 49,95€
El último buen cross-over de la era Claremont
«Hemos sido corrompidos por el mal. Pero es el precio del poder»
Inferno. El Inferno original. Una historia publicada como serie independiente por Forum en el verano de 1989. El cross-over que marcó la pauta de tantos y tantos cross-overs en las décadas por venir. El enfrentamiento “definitivo” contra Mr. Siniestro. El final de la saga (si es que podemos llamarla así) de Illyana Rasputin, AKA Magik. La justificación de las terribles acciones de Cíclope hacia su mujer, Madelyne Pryor y el hijo de ambos.
Hablamos del Marvel Gold Patrulla X 9 pero en realidad hablamos de Inferno, reeditada al completo por primera vez en España en casi 25 años. Habrá lectores, como yo, que leyeron estos cómics (y quizás no todos) siendo adolescentes o niños. La nostalgia ataca de nuevo. La nostalgia es seductora y manipuladora. Y a veces, las cosas que leímos de adolescentes no pueden seguir gustando de adultos.
Es un Marvel Gold dedicado a la Patrulla X pero casi tiene más sentido como 4º volumen de la serie dedicada, también en Marvel Gold, a recopilar el Factor X original (el tomo incluye 8 números de Factor X por 5 de la Patrulla). La propia Patrulla X se siente en la mayoría de los momentos, como secundarios de una historia que es más de otros que de ellos mismos. Más de Los Nuevos Mutantes, más de -repetimos- Factor X. Más de Louise Simonson que de Chris Claremont. Para lo bueno y para lo malo.
Aunque los de Claremont y Simonson son los dos nombres que primero se vienen a la mente cuando hablamos de las mentes pensantes tras Inferno, no puedo dejar en el tintero otro más: Bob Harras. Es justo al inicio del cross-over que el editor de Factor X se convierte en el “gestor” de toda la oficina mutante. Es un paso fundamental en la carrera de uno de los hombres que determinarán lo que será la Marvel de los años 90. El nombramiento de Harras es además fundamental para entender el pulso entre Marvel y Claremont, ya que quien tenía más papeletas para convertirse en la primera editora de todas las series mutantes era Ann Nocenti (quien había editado tanto La Patrulla X como Los Nuevos Mutantes). Pero no fue así y Claremont tendría que lidiar sus últimos años en el título con una presencia hostil a sus intereses creativos.
Inferno no es un nuevo tipo de cross-over pero sí la evolución más perfeccionada salida del departamento de marketing de Marvel. Tenemos un punto de partida lo suficientemente amplio (invasión demoniaca de Nueva York) como para justificar la existencia de tie-ins en buena parte de las colecciones de la casa. En algunos casos, se me viene a la mente el de El Espectacular Spiderman y el demoduende, en los que incluso se usó el cross-over para hacer pequeños cambios en el statu quo de series o personajes. Luego, en el cogollo de la historia tenemos dos tramas (casi) paralelas.
Por un lado, los Nuevos Mutantes y un nuevo grupo de héroes infantil/adolescente, los Exterminadores tendrán que lidiar con el robo unos bebés mutantes que le sirven a los demonios del Limbo para acceder a nuestra realidad a la vez que se decide el destino de Illyana Rasputin, la regente del mismo Limbo cuyos monstruos deben combatir. En el otro lado, tenemos a los “mayores”, Factor X y la Patrulla X, que deberán enfrentarse al demonio N’astirh, Madelyne Pryor y Mr. Siniestro. El único elemento (villanos aparte) que es común a ambas tramas es la presencia de Coloso, habida cuenta que el bueno de Piotr Rasputin es miembro de la Patrulla X y el hermano de Illyana.
La rebelión de los demonios del Limbo, comandada por S’ym, llevaba unos años larvándose en la serie de los Nuevos Mutantes, jugando los guionistas con la dualidad de la, en apariencia, angelical Illyana que es al mismo tiempo la “niña oscura”, maga y guerrera, que vivió un suplicio siendo niña en el Limbo controlado por Belasco. Lo que llamaremos «la Saga de Illyana» llega aquí a un punto final -realmente punto y seguido, esto no deja de ser Marvel– con una victoria simbólica de la niña/angel frente a la adolescente/demonio. La resolución es, seguro, sorprendente pero borra de un plumazo toda la evolución del personaje de Magik desde La Patrulla X #160, publicado 7 años antes.
El complemento a esta parte de la historia, Exterminadores, es un tanto extraño. Y digo extraño porque en la colección de Factor X se había ido desarrollando una subtrama en la que los héroes iban acogiendo a jóvenes mutantes pero no para convertir su nave-base en una escuela sino como estación de paso mientras aprendían a controlar sus poderes. Desde Marvel parecían empeñados en crear una nueva colección de mutantes adolescentes y esos personajes eran perfectos para el proyecto. Sin embargo, Ángeles Caídos nunca llegó a funcionar y esta miniserie dedicada a los Exterminadores tampoco les hizo cuajar (los parecidos en tono y tipo de humor con Power Pack, también guionizada entonces por Simonson, son más que evidentes). De hecho, el destino de varios de estos Exterminadores adolescentes acabaría siendo acabar formando parte de los Nuevos Mutantes.
En la otra rama de la historia, Factor X es quien lleva la voz cantante. El conflicto que se ha estado cociendo en ese triángulo imposible entre Scott Summers, Jean Grey y Madelyne Pryor llega aquí a su final, exonerando al bueno de Scott del aberrante y egoísta comportamiento que tuvo al abandonar a su mujer e hijo para ir a los brazos de su ex “resucitada” en Factor X #1. Para enganchar la trama a La Patrulla X, tenemos a Mr. Siniestro, creado por Claremont como mente maestra de la Masacre Mutante y que apenas podemos considerar un verdadero personaje. Sus poderes nunca son definidos con claridad, sus motivaciones son una veleta que puede cambiar de sentido en cualquier momento, es convenientemente quien ha clonado a Jean Grey para crear a Madelyne y quien manipuló en su infancia a los hermanos Summers. Claremont ha declarado en alguna ocasión que su concepto para Siniestro era crear un personaje que fuera la idea que un niño tendría de un supervillano. Compárese el desarrollo y construcción de Siniestro con el realizado por los Simonson con Apocalipsis. La noche y el día. El bueno de Nathaniel Essex necesitaría de otros guionistas en el futuro para tener una idiosincrasia propia.
Y Madelyne, oh pobre Madelyne. Capricho de Claremont, casi pataleta por la imposición de Shooter de matar a Jean Grey/Fenix, Madelyne era la Jean que no era Jean pero era clavada a Jean. Tan parecida era que Scott Summers no pudo hacer otra cosa que casarse con ella y formar una familia. Muy probablemente, el plan de Claremont nunca fue convertir a Madelyne en la Reina Duende, avatar demoniaco y poseído de un poder y una rabia extraordinarios. Pero Jean Grey “resucitó” en 1986 y Madelyne se convirtió de la noche a la mañana en un personaje redundante, vacío, sin propósito. La Madelyne que acompañó a la Patrulla X a Australia, con su mono verde de mecánica en un taller siempre fue un parche. Pero Claremont fue hábil enlazando su romance con Alex Summers al mismo proceso de su caída en desgracia y su conversión final en Madelyne oscura. Y no es una referencia caprichosa. En Inferno, Claremont rehace parte de su saga de Fenix Oscura, cambiando una Jean Grey por otra, hilando cabos sueltos y recuperando a la Jean que él nunca quiso perder. Eso no quita que la manía que tenía Claremont de contar historias en las que “mujer obtiene mucho poder, mujer se corrompe (excepto si eres Tormenta)” era ya evidente para los lectores veteranos.
La doble catarsis más importante se vive en Factor X. La de Scott, responsabilizándose por primera vez de sus pésimas decisiones; pero la de Jean Grey también, recuperando todos sus poderes y los recuerdos de su etapa como Fenix. El grupo entero vive también una catarsis, reuniéndose todos juntos por primera vez en dos años y aceptando al Arcángel como el hijo pródigo que vuelve a casa. El enfrentamiento final contra Siniestro está bien construido y contiene uno de los momentos que se me quedaron clavados como niño lector, la desintegración del cuerpo de Siniestro ante el rayo ocular de Cíclope.
La escritura de Inferno es correcta pero no es el punto fuerte de este volumen. Los diálogos son muy mejorables, sobre todo en los números de Exterminadores. Claremont continúa haciendo que Dazzler me parezca insufrible. La tonelada de exposición que se traga el lector en uno de los momentos más dramáticos de la saga -enfrentamiento Jean/Madelyne- es completamente injustificable. Las comparaciones son odiosas pero teniendo en cuenta lo que escribirían tanto Simonson como Claremont en el año y medio posterior dentro de la franquicia mutante, entiendo que mucha gente considere Inferno el canto del cisne de la etapa más importante del británico con los X-Men.
Otra cosa es el apartado gráfico, donde sí que podemos hablar de un nivel medio muy alto. Sin ser yo un fan de Marc Silvestri, su trabajo aquí es excelente, no solo en las escenas de acción -de nuevo, la derrota de N’astirh y posterior reaparición de Madelyne- sino en los detalles “demoniacos” que se incluyen casi como easter-eggs. Silvestri se muestra como un dibujante con más de un registro, creando imágenes muy cartoon como una boca de agua o coches transformados en objetos terroríficos. Y hablando de cartoon, en Los Nuevos Mutantes, Bret Blevins puede que alcanzara en Inferno uno de los picos de su carrera. El Nueva York invadido por demonios de Blevins es tan cautivador como repelente y sus distintos diseños para la evolución/transformación de Illyana son tan acertados como memorables. La tercera pata gráfica sería el maestro Walter Simonson que, incluso con el -inadecuado por ser suave- entintado de Al Milgrom en los últimos números del tomo, sigue demostrando un talento especial para la narrativa y la épica a partes iguales. En Exterminadores tenemos a un correcto Jon Bogdanove y, como guinda al pastel, el epílogo en Factor X #40 dibujado por ROB! En el lado bueno, aquí Liefeld dibuja pies. En el malo, la madre de Jean Grey parecen haber sido transformados en demonios del Limbo sin que nadie se haya dado cuenta.
Inferno no es perfecto. La segunda pelea entre Factor X y la Patrulla es un sinsentido. Los dos números finales con su enfrentamiento con Siniestro son más un epílogo que el climax del cross-over, clímax que narrativamente lo encontramos en la excelente pelea contra N’astirh donde la colaboración y camaradería entre ambos grupos es el factor que decide la victoria. Una pega importante en cuanto al dibujo es la sexualización de mujeres por parte de Silvestri, desde esa Mariposa Mental en bañador o sobre todo, el IMPOSIBLE traje de Madelyne que a todo el que lo vea le hará pensar “¿Cómo no se le cae?”. Ahora que lo pienso, hoy en día no tengo claro que Inferno pudiera publicarse tal y como lo hizo. Y no solo por el traje de Madelyne. La cantidad de gente muerta o mutilada de formas horribles es notable. El ascensor que se come a gente y escupe su sangre y huesos, el hombre al que unos binoculares le arrancan los ojos,… son los dos primeros ejemplos que me vienen a la mente.
Lo que no se puede negar de Inferno es que fue capaz de cerrar tramas que llevaban años colgadas. Independientemente de la calidad del cross-over, se sentía, al finalizar su lectura, una sensación de cambio de ciclo. Hasta tal punto esto es así que Factor X, tras Inferno, pierde su razón de ser como colección y estará unos años dando tumbos hasta la llegada de Peter David. Compárese esta sensación de “pasan cosas” con los cross-over posteriores (sin ir más lejos, los inmediatamente posteriores Actos de Venganza o Proyecto Exterminio donde el 99% es hype y el 1% algún tipo de cambio significativo). Para la Patrulla X de Claremont, casi todo de aquí a 1991 iría cuesta abajo. En breve llegaría Jim Lee y, esta vez sí, nada volvería a ser igual.
Lo mejor
• El apartado gráfico. La sensación de fin de etapa en la interminable saga mutante
Lo peor
• Los diálogos no han envejecido bien en muchos números. Además, es un cross-over, con los problemas que supone eso
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