Javier Vázquez Delgado recomienda: Batman: Caballero Blanco presenta – Capucha Roja
Edición original: Batman: White Knight Presents: Red Hood núm. 1, 2 USA(DC Comics, 2022)
Edición nacional/España: Batman: Caballero Blanco presenta – Capucha Roja ECC Ediciones, 2023)
Guion: Clay Mccormack
Dibujo: Simone Di Meo, George Kambadais Color: Dave Stewart Simone di Meo
Traducción: Guillermo Ruiz Carreras
Formato: Grapa, 32 páginas. 3,20€
El aprendiz del murciélago
El Universo Batman Caballero Blanco continúa expandiendo sus historias, sirviendo además como un espacio perfecto para el desarrollo y visibilidad de nuevos autores. Lo que comenzó con una sorprendente y notable miniserie en la que Sean Murphy se esforzaba por otorgar un tono distinto a las viejas aventuras alternativas del murciélago, ha ido convirtiéndose en un complejo conjunto con una frescura que echamos de menos en la continuidad.
En esta ocasión, el protagonista absoluto es Capucha Roja. Un personaje que rara vez ha convencido al público y que, a pesar de contar con tremendo potencial, se ha visto reducido a series genéricas, abandonado dentro de la Batfamilia. Sus condiciones (a medio camino entre villano, violento y salvaje) hacen de él un extraño. Y eso le hace atractivo cuando las personas correctas toman los mandos.
Sean Murphy, como arquitecto, aparece acreditado, pero el guion es de Clay McCormack. Un autor del que apenas conocemos nada y que entrega un argumento sencillo, limpio de delicadezas formales, entregado a aprovechar la limitación de números para su desarrollo. Va al núcleo del problema del Robin maldito, en este y todos los mundos, torciendo el canon pero manteniendo el espíritu de su personalidad.
El tebeo comienza con una escena en retrospectiva en la que le vemos siendo torturado por el Joker, emocional y físicamente. Al límite de su capacidad como héroe, revela al payaso la identidad de Batman, siendo el desencadenante en el proceso de un montón de hechos que conocemos dentro de la cabecera. Como broma final, le deja marchar, abandonándole a la vergüenza y la traición.
De vuelta al presente, tenemos a un joven Jason que no ha sabido convivir con sus errores. El escritor se esfuerza en la caracterización a partir de escenas casi mudas, gobernadas por sus pensamientos, a partir de los cuáles va a ir explorando su vida. Para el primer número tenemos a Simone di Meo, que comparte además las labores de color con Dave Stewart, leyenda del medio. La acción está comprimida en el comienzo y en el apartado final, pero deja un impacto agradable en su lectura por el gran dominio del espacio del dibujante. La lucha callejera y las poses de héroe que siempre ha de tener todo buen cómic del género.
El dibujo tiene mucho del trabajo que ya había demostrado en otras colecciones, su gusto por la estética steampunk y las características que comúnmente asociamos al futuro.
La historia avanza con la aparición de una nueva Robin, que reconoce el estilo de combate de Jason y le identifica enseguida como discípulo del cruzado de la capa. A partir de entonces, les vemos a ambos patrullar las calles y entenderse, dando un nuevo propósito a Capucha Roja.
Se trata, como dispuesto en los primeros párrafos, de un tebeo sencillo. No tiene personalidad suficiente como para resultar memorable, pero tampoco cabe que se la confunda con algo peor o insuficiente. Sabe aprovechar, y esa es su mayor virtud, que solo cuente con dos números para arañar la superficie de otro argumento que se intuye mejor.
Es una aventura de origen, como se aprecia en el final, planteada como un canal de entrada a nuevas líneas que permitan mantener viva la cabecera.
Para el segundo capítulo, hay cambio de dibujante. Tomando el mando George Kambadais (con Di Meno encargándose de las últimas páginas). Esta falta de continuidad no afecta en absoluto al aspecto artístico, precisamente porque el estilo no difiera demasiado. Cabe eso sí hacer mención que por momentos recuerda a Bruce Timm, con el modo de entender el dinamismo de personajes e historias de superhéroes. Las portadas que ha preparado Sean Murphy, por su parte, son genéricas, construidas a base de repetir la fórmula de las miniseries anteriores.
En conclusión, nos encontramos con un interesante añadido a Caballero Blanco, notable como las anteriores, pero con poco interés en cuanto a la posición que ocupa dentro del universo. Sigue siendo importante el modo en el que la colección sirve para que autores de los que apenas conocemos sus obras puedan hacerse un hueco en DC Comics, de cara a ser aprovechados en la continuidad. Tiene una buena caracterización del personaje y sabe situar los tiempos en una gran simplificación de ideas, con un dibujo a la altura.
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